miércoles, 14 de diciembre de 2011

ALTERNATIVAS

DE LO MALO, LO MEJOR

De todo, intento sacar el lado positivo de lo malo para poder mirar con algo de optimismo. No siempre es facil y no siempre consigue convencerte ese algo positivo, pero aún así tratas de verlo así, aunque sea con el paso de los días.

Y esta vez tampoco iba a ser diferente, y es que unos días antes de Semana Santa, habíamos iniciado las visitas para los controles previos a la transferencia de nuestro pequeño embrioncito y cómo no, ya algo normal en nuestras vidas, un nuevo contratiempo. Un quiste que tenía desde hacía ya tiempo en mis mismísimas partes se me infectó y pensando al principio que sería un grano infectado y esperando para ver si me reventaba sólo, al final sólo conseguí que el grano se convirtiera en una pelota de ping pong y que la infección fuera a más por lo que tuvimos que interrumpir el tratamiento y someterme a una pequeña intervención para quitarme el quiste y la infección generada.

Pero de nuevo no hay mal que por bien no venga, que remedio intentar convencerme, y es que a raiz de esto y la necesidad de tener que ir a un ginecólogo para que me vieran la herida pasados unos ocho días después de la intervención, me descubrió el miedo tan horrible, la fobia, la ansiedad y la angustía que me generaba el tener que ir a un ginecólogo. Y es que desde que me ocurrió la tragedia, los únicos ginecólogos que me habían vuelto a ver eran los de la IVI, ya que la ginecóloga que me estuvo viendo por lo privado estaba de baja y ahora me encontraba con que no tenía a quien acudir y el miedo a no querer que me viera cualquiera.

No era por vergüenza, sino por desconfianza. Ahora ya no podía confiar en cualquiera y me dí cuenta de la noche a la mañana que el miedo generado aquel día se había traducido en una fobia a ponerme en manos de alguien en quien yo no confiara y no supiera que me podía dar un buen trato profesional y humano y aún así el sólo hecho de pensar que me tenía que ver alguien que yo no había tratado anteriormente me generaron unos días de insomnios, taquicardías, angustias, que incluso hicieron a mi psicóloga estar informándose y buscándome alguien de confianza.

Menos mal que a pesar del miedo y del dolor que pasé esos días, el trato en La Vega fue excelente. Todo el personal, enfermeras, médico internista, ginecóloga/o, que hicieron que mis llantos por el dolor y la pura desesperación, se hicieran más soportable.

Ángela, perdona que a veces me fallen las fuerzas, porque quiero, quiero y hay momentos en los que no puedo con tanto. Te queremos.


CUANDO NO SABES, DUELE
Bueno en este tiempo de paréntesis han pasado nuevas vivencias, sensaciones, emociones en mi vida que de nuevo han contribuido a cambiar la percepción de muchas cosas que durante largo tiempo había creido distintas. Unas me han servido para poder subir un peldaño más, otras me han sumergido en un maremagnum de sentimientos que me tienen confusa, triste, rara, apática, y sólo deseando que pasen los días para que todo vuelva a la tranquilidad en mi interior.

Durante este periodo de Semana Santa en el que estuve convaleciente sin poder hacer nada, ya algo cambió en cierta gente que tengo alrededor. Su interés por mi recuperación decreció y no se mostró prácticamente interés. No sé muy bien porqué por más vueltas que le doy y como siempre sólo busco una justificación que me haga poder entender. Pero cuando uno no sabe, las cábalas no sirven de nada.

Y así fueron pasando los días y yo a pesar de lo extraño de la situación quería no darle importancia, quería ponerme en lo mejor, quería no pensar, pero me sentía rara ante esta actitud. Buscaba excusas y más excusas que pudieran explicar ciertos actos, ciertos comportamientos y prefería quedarme con una palabra amable, con una sonrisa, con un buen gesto para sentirme mejor.

Pero supongo que a veces las cosas se tuercen, aunque uno no quiera, aunque uno intente hacerlo lo mejor posible, aunque uno crea que lo ha hecho bien, aunque uno ponga en una balanza lo bueno de lo malo para compensar y poder pasar lo mejor posible ciertos tragos. Sin embargo no todos piensan así y sin uno saber, las cosas cambian y pasas de sentirte protegido a caer en un abismo.

De la noche a la mañana pasé de sentirme realmente bien, como hacía mucho tiempo que no me sentía, hasta casi ir dejando las pastillas antidepresivas, a querer llorar sin motivo aparente, sólo por pura tristeza, por no entender, por no saber, por el rechazo, por la incomprensión, por el alejamiento, de alguien que tanto bien me había hecho y que ahora tanto desconcierto me producía. En cualquier caso, siempre habrá agradecimiento en mi corazón y sólo espero que alguna vez, pueda saber y comprender.

Mi precioso tesoro, en este tiempo en particular me acuerdo y recuerdo todos los planes que habíamos hecho para verte sonreir en el mar. Te queremos.


BIOMAGNETISMO. OTRA BALSA EN EL CAMINO
A través de un foro en el que yo participo, oí por primera vez la palabra biomágnetismo como tratamiento para poder solucionar ciertos, por llamarlos de algún modo, desórdenes en nuestro cuerpo, y una de las chicas que participan en él, comentaba que después de mucho tiempo intentando quedarse embarazada, se había sometido a unas sesiones de biomágnetismo y se había quedado en el mes siguiente, así que después de preguntarle, decidí informarme mejor a través de internet y ver si aquí en Murcia había alguien que lo hacía.

Supongo que esto es como todo, que habrá gente que realmente sepa hacerlo y estafadores que jueguen con la inocencia de la gente y por eso a pesar de haber encontrado varias personas que lo hacían, no terminaba de estar convencida y por casualidad se me ocurrió preguntar en el herbolario en el que yo suelo comprar algunas cosas y me dijeron que la médico que ellos tenían hacía sesiones de biomágnetismo. Seguía sin saber, pero una de las cosas que me convenció fue precisamente que era médico colegiada y especialista en homeopatía.

Pedí cita y después de la primera consulta en la que me hizo un pequeño estudio, me mandó varias cosas, entre homeopatía, zumos naturales, batidos …….., y quedamos en hacer la primera sesión de biomágnetismo unos días después.

La sesión la realizaron entre ella y otra persona y a pesar de mi excepticismo, debo decir que esa tarde antes de entrar estaba con una tristeza y unas ganas de llorar tremendas, que me hacían preguntarme “que para qué estaba allí” y después de una hora y media de sesión salí de la consulta encontrándome mejor.
Fue a partir del día siguiente cuando realmente empecé a darme cuenta del efecto que me había producido porque de una día para otro desapareció la tristeza y la apatía tan tremenda que tenía, dejé de levantarme por las noches de dos a tres veces para ir al cuarto de baño, y me sentía con más vitalidad. El cambio fue tan expectacular que mi amiga de la misma calle estaba asombrada. Decía que se me veía radiante y yo realmente me notaba así hasta el punto de decidir ir al bautizo de mi sobrina, ya que hasta el momento no lo tenía claro porque no sabía si podría soportar la situación.
La sesión siguiente una semana después, fue más rápida, pero igualmente curiosa. Entré con dolor de garganta y tos y salí de allí sin ella y por supuesto acrecentando mi buen estado de ánimo, hasta el punto de dejar casi las pastillas antidepresivas. Me sentía bien.

Mi ángel, busco en cualquier sitio, cualquier rama que me ayude a salir a flote para poder seguir y seguir. Te queremos.


PONGO EN UNA BALANZA
El motivo de decidir someterme a las sesiones de biomagnetismo fue para ayudar a mi cuerpo a estar mejor preparado para someterme a la transferencia del embrioncito congelado, y aunque fue una coincidencia, no pude elegir mejor fecha para someterme a la primera sesión, ya que como comenté en el otro post, esa tarde me encontraba realmente triste, con muchas ganas de llorar, apática y sin ganas de nada.

El motivo de tal estado, era que esa mañana nos enteramos que mi amiga-vecina había dado a luz a su hija y si ya de por si ese momento se hace duro para mi porque me vienen a mi cabeza los malos momentos que yo pasé cuando todo debería haber sido felicidad, encima se juntó que no sé muy bien porqué hubo un malentendido y no sólo no nos enteramos del nacimiento de la pequeña por ellos, sino que además se creyó que sí lo sabíamos y no nos habíamos preocupado por llamar y saber como estaban.

Así que esa mañana fue bastante triste para mi, no por el echo de haber nacido la pequeña, que eso siempre es motivo de alegría, sino por ese instante que me hace recordar algo que yo no pude vivir, y que además pensaran que no teníamos interés en ellos. Sin embargo, una vez que lo supimos llamé por teléfono para felicitarlos y decirles que nos había producido mucha tristeza que creyeran que nos daban igual, cuando en realidad no teníamos ni idea de que había dado a luz.

Quisé estar fuerte, serena, pero no pude. Nada más oir la voz de mi amigo-vecino me puse a llorar como una idiota. No me salian las palabras y eso era lo último que quería hacer, porque no quería enturbiarles su momento, pero no pude y él sólo me decía, “tranquila no pasa nada, ya lo sé”. Y cuando por fín alcancé a articular palabra pude felicitarlos y preguntar como estaban las dos.

Yo no sé si al final fue un malentendido o no, o fue algo fruto del momento sin más, sólo sé que nosotros no quisimos darle importancia y que a pesar de muchas cosas que esos días nos mantuvieron tristes, dolidos y confusos, preferimos poner una balanza y quedarnos con lo bueno. Sin embargo algo ha cambiado y seguimos sin saber y cuando uno no sabe, no puede poner remedio y encima quizás hagas cosas con la mejor intención y no resulte lo adecuado. Sólo quiero que el tiempo pase y que las cosas vuelvan a su cauce.

Mi amor chiquitin, mi pequeño corazoncito, tan poco tiempo para disfrutarte y toda una eternidad para quererte, amarte y extrañarte. Te queremos.

No hay comentarios: