lunes, 7 de noviembre de 2011

LA EVOLUCIÓN DE UN PRINCIPIO

ALEGRÍA CONTENIDA.

En los siguientes días, después de haber oído por primera vez su corazón, no tengo ni que decir que seguí haciendo reposo absoluto, las sensaciones y los sentimientos eran tan intensos y variados. Al estar de baja, pasaba muchas horas sola y tumbada en el sofá, me miraba la barriga y la acariciaba intentando hacerle sentir el enorme amor que sentía por el/ella, la alegría que me proporcionaba. Había ratos en los que lloraba de emoción y otros de tristeza pensando en mi madre, en lo contenta que habría estado, en que no podría disfrutarlo, con la ilusión que le hacía ser abuela. Pero intentaba que esos momentos malos pasaran. No quería que mi hijo/a me notara triste.
Durante estas semanas que tuve que estar en reposo, llamaba a la psicóloga-amiga para hablar con ella y descargar mis emociones. He de decir, por eso añado lo de amiga, que su calidad humana fue más allá de su profesionalidad. Cualquier otro habría basado su trabajo en la mera consulta presencial y ella se ha implicado conmigo de una forma especial, desde entonces hasta hoy he podido contar con ella, fuera de consulta y de su jornada normal y sé que se ha alegrado enormemente con mis alegrías.
Todavía no se lo habíamos dicho a todo el mundo. Queríamos seguir esperando y viendo como iba avanzando. Estábamos contentos, muy contentos pero teníamos miedo.



TERCERA ECOGRAFÍA. Estaba bien.

Cada vez que íbamos a consulta,  el corazón se nos salía hasta comprobar que todo estaba bien.
Esta tercera ecografía me la hizo el ginecólogo que me asignaron en la Arrixaca. Como era un embarazo de alto riesgo me derivaron allí en vez de llevarme la matrona en el centro de salud. Una vez leído el informe de la IVI, y después de pesarme y tomarme la tensión procedió a hacerme una ecografía. Su corazón seguía latiendo con fuerza. Su pequeño cuerpecito empezaba a definirse. Era tan pequeño/a pero tan perfecto/a.
Nuestro hijico/ca. Estaba bien y seguía creciendo. Que cosas tiene la vida. Que milagro es llevar una vida dentro.
Siempre he creído que es un privilegio ser mujer por el simple motivo de poder notar como crece tu hijo dentro de ti. Es una experiencia que no cambiaría por ninguna otra en la vida y por este motivo, por ser yo directamente la que experimentaba el milagro, quería hacer participe a mi marido en todo momento para que él,  aunque no pudiera sentir físicamente los cambios, emocionalmente se sintiera implicado e incluido desde el principio y por eso le hacía que me acariciara y me diera besos en la barriga muchas veces al día y le comentaba lo que yo iba notando, sobre todo cambios emocionales porque quitando alguna angustia que me dio, y los pinchazos normales que te dan por el cambio que va sufriendo el útero, lógicamente aún no se evidenciaba otra cosa.



TRES MESES. EL ALTA DE LA IVI


En esta cuarta ecografía, que también me hicieron en la IVI (ya fue la última allí),  a parte de tranquilizarnos en cuanto lo vimos, nos partíamos de la risa. ¿Como era posible?. No me lo hubiera imaginado en mi vida. Con tan sólo 4 cms ya se veía claramente. Totalmente formado y moviendo sus pequeñas piernecitas y sus bracitos, como si hiciera palmas. La ginecóloga también se rió y comento: - “Mira que contento esta, que alegría tiene”. – No lo sentía todavía, ¡pero se movía, su corazón latía, iba creciendo!. Era real.
 Como ya he comentado era un embarazo de alto riesgo, y me derivaron a la Arrixaca para que me hicieran el seguimiento desde allí en vez de la matrona por el centro de salud. De todas formas como yo tenía seguro privado me recomendaron también una ginecóloga por si quería que me vieran por lo privado.
No queríamos cerrarnos ninguna puerta y preferíamos hacer el seguimiento lo mejor y más completo y decidimos llevarlo por los dos sitios.
En la segunda cita que tuvimos con el ginecólogo de la Arrixaca, volvió a hacerme una ecografía. Era el 4 de abril. Esta era importante. Iba a medir el pliegue de la nuca. Los parámetros eran normales. Otro obstáculo pasado. Pero aún había que hacer la prueba del triple screem. Con la prueba del pliegue y con la de la triple screem, si salen bien y no hay duda, se puede descartar casi por completo hacer una amniocentesis para descartar malformaciones. Pero bueno, paso a paso. La primera prueba estaba bien y todo iba bien. Estaba con la cabeza hacia abajo, como si estuviera sentado/a pero al revés. Ya se distinguía bastante bien su pequeña columna.
Había pasado el periodo de mayor riesgo. Podíamos dar un poco más de rienda suelta a nuestras emociones y podíamos empezar a compartir nuestra alegría con el resto de personas que sabíamos se iban a alegrar igual o más que la familia.

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