SEGUNDO INTENTO. ALGO INESPERADO.
Pasaron los meses y volvimos a hablar con la clínica en julio para quizás, iniciar un nuevo tratamiento para un segundo intento de fecundación IN VITRO pasado el verano.
Y esperamos a que pasara el verano, pero entonces el mundo se me vino encima. Sin yo saberlo, desde un principio, mi madre se estaba muriendo. Lo sabía mi padre y mi tío (su hermano) y no quisieron decirnos nada a mis hermanos ni a mi para no tenernos sufriendo los meses que mi madre viviera.
Mi madre. La fuerte, la que todo lo soportaba, la que a pesar de su malestar, de su dolor, de su miedo, sacaba fuerzas de donde no las tenía para estar ahí para todos,
Mi madre, que tanto apoyo me había dado, que tanto me había ayudado, y ahora yo no podía ayudarla, ¿cómo podía yo ayudarla? Ella no sabía que se estaba muriendo y yo no quise que se enterara porque ella no habría sufrido por ella, sino por nosotros y al menos ese sufrimiento quería evitárselo. El 20 de octubre la ingresaron en la Vega y desde ese momento prometí que no la dejaría sola hasta el final, no me importaba comer, dormir. Los únicos ratos que salía del hospital era para irme a mi casa y poder llorar y desahogarme con mi marido para que ella no notara nada.
Al menos eso lo conseguí. Mi madre murió el 6 de noviembre de 2006 y ella no supo que se moría.
Desde ese momento me sumí en una profunda depresión. No me importaba nada ni nadie, sólo quería morirme. Mi madre tenía 60 años y muchas ganas por vivir. Mi dolor más grande era ese, sus ganas de vivir, porque además de la enfermedad que le costó la vida y a pesar de los achaques que tenía, los dolores, y por ello las ciertas limitaciones, siempre tenía una palabra de ánimo, una risa que compartir. Ella siempre decía que cuando salía era para intentar olvidarse de los problemas, para reírse, disfrutar y no amargar a la gente con los problemas de uno. Esa era sin duda su gran virtud. Sus ganas de luchar y su tirar para adelante.
Los días se me hacían eternos. La echaba mucho de menos y me costó ir saliendo del hoyo. Pero lo fui haciendo, muy lentamente , pero lo hice sobre todo por mi marido, que estuvo ahí desde el principio, con una paciencia y un amor tremendo. Ayudándome en mi ánimo, las gestiones legales, con mis hermanos ….
SEGUNDO INTENTO. VOLVER A CREER.
Mi madre murió en noviembre de 2006 y en septiembre de 2007, a pesar de seguir todavía con la depresión y la tristeza por su perdida, decidimos volver a intentar un segundo tratamiento. Yo lo hablé con mi psicóloga y me dijo que como era una decisión que ya habíamos tomado en su momento, no me supondría un estado nuevo de ansiedad, que la pena y el dolor tenían su proceso y que por otro lado, esta decisión me haría bien para ir reconduciendo las etapas de mi vida, que me aportaría una nueva visión con la ilusión de empezar de nuevo el proceso para intentar ser padres. También me cambiaron la medicación que tomaba para que no hubiera ningún problema, e incluso para quedarme más tranquila hablé con el Instituto Teratológico de Madrid (informan a las mujeres embarazadas o posibles embarazadas, de los riesgos, contraindicaciones etc. referente a medicamentos). Por si os interesa el teléfono es 91………………..
Así que nos pusimos de nuevo en contacto con la clínica, e iniciamos de nuevo el tratamiento. Anticonceptivo, ecografía, pinchazos, ecografías y por fin la extracción de los óvulos. Pero esta vez no hubo suerte. Había óvulos con los que no pudieron trabajar, y otros que aunque fecundaron bien, luego los embriones no siguieron adelante, por lo que no se pudo llegar a hacer la transferencia. Estábamos preparados por si se daba esa noticia, aunque he de decir que hasta que te llaman esa mañana para decirte si hay transferencia o no se pasa muy mal.
Como esta vez el proceso no terminó, no teníamos que esperar y decidimos volver a intentarlo una vez pasadas las navidades.
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