He pasado por muchas cosas a lo largo de mi vida. Buenas, malas, felices, tristes, de compañía y de soledad, de sorpresas y de evidencias, con risas o con llantos. Hemos hecho nuevos amigos, y hemos dejado otros, nos hemos sorprendido gratamente con quien menos lo esperábamos y nos hemos decepcionado hasta el infinito con quien creíamos que estaba a nuestro lado, que nos entendía, que compartía muchas cosas con nosotros y al final ha sido sólo un espejismo, pero todo todo, nos ha servido de enseñanza, de aprendizaje, de oportunidades para mejorar nuestra vida, nuestro entorno........, para rodearnos de gente que de verdad está ahí, y darnos cuenta de la gente que es sólo una garrapata de la sociedad y que lo único que saben es absorverte todo lo que puedan y más y nunca darte nada y encima ni siquiera reconocer cuanto han absorvido de ti.
Hace unos pocos meses recuperamos la amistad de unos buenos amigos, de los que nos fuimos distanciando hace ya unos diez años, por motivos de los que ahora ni nos acordamos o que realmente no tienen importancia o al menos no, la que le dimos en su momento y que desde entonces, hasta hoy, a pesar de la ruptura y de la falta de contacto, de una forma u otra siempre estuvimos al tanto de las cosas realmente importantes en nuestras vidas, y han sido esas cosas las que por eso, por ser las realmente importantes, nos han vuelto a unir. La muerte de mi madre, la operación de corazón de uno de sus hijos, mi embarazo y posterior desenlace, la muerte de el padre de uno de ellos.
Del mismo modo también en este trayecto hemos perdido la amistad o la relación con ciertas personas que nunca miran por encima de su hombligo, y que por más que les dés o que hagas, nunca es suficiente y que encima no se acuerdan de nada de lo que les has hecho, y les da igual como estés y como lo estés pasando.
Al final, son las cosas importantes las que te unen, las que hacen que en tu vida esté realmente quien quiere estar y no es que que las pequeñas cosas no tengan importancia, no, es que simplemente hay que darles el valor justo y saber que para las risas, los viajes, las copas, la fiesta, estamos todos, pero que momentos malos tenemos todos y a todos nos gusta saber con quien puedes contar y no ser siempre únicamente el que da, el que perdona, el que acepta malos modos. Por eso la vida sigue sorprendiéndonos y seguiré riendo y llorando, con momentos felices y momentos tristes, días de soledad y otros en compañía, pero yo seguiré aprendiendo de lo malo, para hacerme mejor persona y saber que mi conciencia está en paz.
Preciosa mía, mi luz serena, mi cálido refugio. Te queremos.
4 comentarios:
Una muy buena reflexión.
Un beso enorme
Me alegro que te haya gustado.
Otro beso enorme para ti preciosa.
Es cierto, son las cosas grandes las que unen a las personas y si queremos a alguien de verdad; las que nos hacen acercarnos de nuevo.
Sí, Eva. A veces cuesta darse cuenta, y la vida te sorprende, pero lo importante es estar abierto a las reconciliaciones y a los reencuentros y saber priorizar y darte cuenta que lo que un día pudo ser importante, hoy ya no lo es tanto porque has aprendido lo que realmente importa.
Un besito guapa.
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