ALGO ESPECIAL DE MOMENTOS MALOS
Casi sin darnos tiempo a hacernos a la idea, nos llamaron para decirnos que la operación de Juan Carlos sería para el día 20 de diciembre. Bufff¡ Todo había ido muy rápido, pero mejor así, sin tiempo de pensar, de agobiarse. Revisión, cirujano, pruebas preoperatorias, diez dias y operación.
Durante todo ese tiempo tuvimos a mis cuñados mayores pendientes de nosotros en todo momento, llamándonos, acompañándonos a pruebas, dándonos ánimos y así desde el principio hasta la salida del hospital.
Fueron unos días duros. Muy duros porque a pesar de estar convencida de que la operación saldría bien y de que ya después todo iria bien, la verdad es que me derrumbé en varias ocasiones debido a la tensión en unos casos y al miedo horroroso en otras. El miedo a salir del hospital sin Juan Carlos me agarrotaba el corazón y cada vez que lo veía ir hacía atrás en vez de hacía delante pensaba que algo se complicaría, que algo acabaría saliendo mal. Y lo peor era que me tenía que mantener fuerte y con buena cara delante de él porque sabía que el estaba pendiente de cada gesto mio.
El estuvo muy bien atendido, pero menos mal que entre mis cuñados mayores y nuestros amigos me arroparon para darme fuerza esos días, de ese modo pude contar con muchos abrazos que me ayudaban a no decaer, con alimentos caseros que me traían de sus casas, con compañía y con todo el cariño y el ánimo del mundo. Especial mención también a un amigo médico que estuvo pendiente día y noche de Juan Carlos y al que le tenemos mucha fé por ser muy buen médico y mejor persona.
De esos días malos al menos nos quedamos con muchos recuerdos buenos, como una carta que mi sobrina mayor escribió a Juan Carlos y a mi, diciéndonos los especiales que somos y el cariño que nos tiene que nos hicieron saltar las lágrimas a los dos, un día que vinieron a vernos nuestros amigos-vecinos con nuestro pequeño ahijadito, que al oirlo por el pasillo salí para que no entrara y viera a su padrino con esa cara y el pobre se paso todo el rato señalando a la habitación llorando llamándo a su padrino, todas las personas importantes en nuestra vida pendientes de Juan Carlos desde el primer instante en que supieron su ingreso, una cena especial que me encargó mi cuñado mayor para que el día de nochebuena en el hospital fuera distinta. Pero sobre todo, lo mejor, el día del alta de Juan Carlos. Ese día respiré por fin.
Ángela, se que papá estuvo pidiéndote esos días para que lo acompañaras de forma especial. Yo se que lo hiciste y cuidaste de él para que se recuperara. Gracias.Te queremos.
A LOS AMIGOS
A veces, lo reconozco, a pesar de querer estar positiva, de estar fuerte, de seguir adelante, me derrumbo, me agobio y me siento perdida. En estos días no hay nada que pueda hacer para encontrarme mejor o para ver todo el bien y todo lo bueno que hay en mi vida a pesar de los pesares, sólo llorar y desahogarme. Sólo dejar pasar los días para luego volver a ver el lado de bueno de la vida y todas las cosas que tengo a mi alrededor y que, tanto a Juan Carlos como a mi nos hacen ir superando etapas en este dolor.
Entre esas cosas buenas y en lugar privilegiado están nuestros amigos. Amigos-familia y familia-amigos. Por eso hoy después de mucho tiempo sintiendo su cariño y su apoyo dedico esta poesía de Borges a nuestros AMIGOS.
POEMA A LA AMISTAD DE BORGES
No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte limites dentro de los cuales debes
actuar, pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te
parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger
los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.
En estos días oré por ti...
En estos días me puse a recordar a mis amistades mas preciosas.
Soy una persona feliz: tengo mas amigos de lo que imaginaba.
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran.
Es lo que siento por todos ellos.
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la
alegría que sienten al verme.
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y
cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad,
en estos días pensé en mis amigos y amigas,
entre ellos, apareciste tú.
No estabas arriba, ni abajo ni en medio.
No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el numero uno ni el numero final.
Lo que se es que te destacabas por alguna cualidad que
transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero,
el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos.
Hice lo que todo amigo:
Oré... y le agradecí a Dios por ti.
Gracias por ser mi amigo
El sonido del mar, el sol brillando en lo alto, la flor que brota, el canto de los pájaros, la risa de un niño, el aire rozando las mejillas, cualquier cosa que nos haga sentir el amor de la vida. En cada una de esas cosas estas tú. Te queremos.
TERMINAR BIEN. EMPEZAR BIEN
Por fin llegamos a casa. Parecía que no hubiera pasado el tiempo desde que recibimos la llamada para la operación de Juan Carlos y sin embargo habían pasado diez días. Y es que lo habíamos pasado tan mal que ahora al vernos de nuevo en la seguridad de nuestro hogar nos hacía sentirnos felices.
Las navidades un año más, no serían como las teníamos planeadas pero aún quedaban días. Estábamos a mitad y aunque no teníamos ganas de poner el árbol y todos los adornos que habíamos comprado al menos sí queríamos darle un toque navideño a la casa y llenarla así con un poco de calor.
Pusimos los tres reyes magos colgados del balcón, pusimos las velas doradas, pusimos nuestro muñequito de nieve a la entrada y por supuesto, pusimos nuestro pequeño belén de Cuqui. Junto a él, quisimos que estuviera presente también la carta que mi sobrina nos escribió, como parte importante de ese calor que queríamos sentir en nuestra casa, y ya entre risas dijimos que el árbol lo pondríamos en pleno agosto porque así seguro que no tendríamos ningún contratiempo y encima daríamos el golpe.
Un día antes de nochevieja fuimos a revisión, de nuevo con mis cuñados mayores y por fin Juan Carlos pudo liberar toda la tensión que llevaba acumulada y pudo llorar de alegría. Todo estaba bien. Ahora sólo tenía que coger fuerzas y terminar de recuperarse, pero iba a serle más fácil.
Y llegó nochevieja y como teníamos previsto estar allí tranquilitos y sin más celebración que las uvas, Juan Carlos cenó suave y temprano pero a mi, mis amigos de la misma calle no me dejaron y me prepararon la cena que me llevaron en una bandeja con servilleta de navidad y campanilla incluídas, como siempre, con una sonrisa de oreja a oreja por poder compartir esa cena conmigo.
Llegarón las doce de la noche. Las campanadas. Las doce uvas. Nos miramos y nos besamos. Habíamos terminado el año bién y lo empezábamos bien.
Esa noche miles de estrellas iluminan el cielo para que ni los fuegos artificiales puedan competir con el brillo y el esplendor de tanta luz iluminando nuestros corazones. Te queremos.
CADA DÍA SALE EL SOL
En los días posteriores seguimos recibiendo visitas y llamadas, palabras de ánimo y cariño. Pudimos descansar y volver un poco a la normalidad de lo que viene siendo nuestra vida en los últimos tiempos, pero sobre todo ansiando encontrar un poco de paz y sosiego en nuestro corazón después de las semanas pasadas.
Habíamos llamado también a la clínica para avisar de la operación de Juan Carlos y decirles que en cuanto se recuperara iríamos a por nuestro pingüinito, y al poco nos llamó la ginecóloga que nos lleva, para interesarse por Juan Carlos y saber que todo iba bien y que volveríamos a la carga en cuanto cogiese fuerzas.
Aún quedarían unas cuantas semanas, pero había que ir mentalizándose de esta nueva oportunidad que nos quedaba. Sin embargo cada cosa a su tiempo porque después de los últimos meses, mi vida había vuelto a entrar en una espiral de querer y no poder.
Empecé a plantearme si lo había estado haciendo bien hasta ese momento. Si había sido bueno el querer mantenerme constantemente ocupada y con mi cabeza distraída en mil y una cosas y de ese modo no enfrentarme de lleno con el duro y puro dolor.
Empecé a sentir de nuevo el agobio y la ansiedad de saber que seguía estando ahí, como el primer día, sólo que había procurado por todos los medios que no me dominara y que hasta ese momento había conseguido, pero que sin embargo al vernos obligados por una u otra circunstancia a bajar el ritmo de salidas, de planes, de invitaciones, visitas a una u otra casa, de realizar actividades que a mi me ayudaban a mantenerme distraida, ocupada y hasta contenta, como el cocinar, ver con asiduidad a mi ahijadito, etc., etc., y junto a todo ello se unían otras preocupaciones por las que habíamos pasado, pues se mi vino un poco el mundo encima.
Aún así procuraba levantarme cada día pensando en que habíamos acabado el año bien y lo habíamos empezado bien. Lo repetía una y otra vez, porque era así, sólo hacía falta que me convenciera, y que mi mente volviera a creer, volviera a ver todo lo bueno, volviera a sentir a mi corazón descansar,...... volviera a no morirme de dolor.
En todo este tiempo he avanzado mucho, he sacado lo bueno de muchas cosas malas, he aprendido a valorar las pequeñas cosas, he visto el gran corazón de muchas personas, he sacado experiencias positivas y se que cada mañana sale el sol. Ahora sólo me queda encontrar el antídoto para que mi corazón deje de sangrar. Sé que nunca sanará, pero al menos busco que deje de sangrar aunque la herida siempre esté abierta.
Hija, cada día es una lucha y no todas las gano, pero quiero que pueda llegar el día en que a pesar de perder batallas, podamos ganar la guerra. Te queremos.
SOLO EMPUJA
Con cada nuevo abatimiento, busco nuevas alternativas para poder salir y salir lo más airosa posible, porque muchas veces el camino se me hace muy cuesta arriba y el agobio me puede, aunque sepa que en unos días volveré a estar positiva, me da miedo cuando me siento así porque me duele hasta el alma. Así que busco canciones que me animen, diversiones varias, planes para el verano, nuevas recetas de cocina, leer historias que me transmitan algo y sobre todo, la necesidad de querer ir superando los miedos a enfrentarme a ciertas situaciones.
Lo importante es ser constante en el querer, aunque cueste y está historia me ayudó de nuevo a saber que cuando uno no puede más, siempre puede pedir un empujón.
Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz ilumino la habitación y apareció Dios. El Señor le dijo que tenia un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explico que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día.
Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas...y esta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido". Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. Satanás le dijo: Por que esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente".
El hombre pensó en poner en practica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: "Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aun así, no he podido mover la roca ni un milímetro. Que pasa?
¿Por que he fracasado? ". El Señor le respondió con compasión: "Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste?. Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido.
Ahora, querido amigo, yo moveré la roca".
Algunas veces, usamos nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y fe en él. Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montanas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.
Cuando todo parezca ir mal... solo EMPUJA!
Cuando estés agotado por el trabajo... solo EMPUJA!
Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería... solo EMPUJA!
Cuando no tienes mas dinero para pagar tus cuentas... solo EMPUJA!
Cuando la gente simplemente no te comprende... solo EMPUJA!
Cuando te sientas agotado y sin fuerzas... solo EMPUJA!
Cuando la gente te desprecie y te haga a un lado....solo EMPUJA!.
Cuando tu familia y amigos no te amen.........solo EMPUJA!
En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. Entrega tus miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a El.
Yo soy creyente y a Él le he pedido que me ayude a mover la roca porque estoy cansada, muy cansada de empujar y empujar y espero que de corazón me ayude, pero si uno no es creyente yo creo que igualmente puede pedir ayuda para mover la roca a cualquier persona en la que confie y a la que sepa que puede recurrir porque no lo va a dejar solo.
Nunca dejaré de amarte. Nunca dejaré de extrañarte, y siempre en mi corazón estarás aunque siga viviendo para no morir de dolor. Te queremos.
UN DÍA DE CAL, OTRO DE ARENA
Hay días en los que me levanto con optimismo renovado, con fuerza, mirando el vaso medio lleno y sonriendo a pesar de estar lloviendo. Sin embargo hay otros en los que el optimismo deja paso a la devastación, la flojedad, mirar el vaso medio vacío y llorar a pesar de estar luciendo un sol radiante.
Supongo que es síntoma de estar empujando la roca durante tanto tiempo, y es que el cansancio hace mella y el ver que la roca no se mueve te deja exhausto pensando en que todo ese esfuerzo por salir adelante no ha servido de nada. Aún así sigues arañando la esperanza de que irá cambiando para mejor a pesar del miedo que te da cargarte de ilusión porque con cada nuevo mal paso el dolor resurge con más fuerza.
Sin embargo no podía rendirme, todavía no. Nos quedaba un pequeñito embrioncito congeladito, un pequeñito ser que forma parte de nosotros y que merece que pongamos ilusión y ganas y sólo hacía falta que Juan Carlos se recuperara del todo, con todas sus fuerzas cargadas e ir a buscarlo, así que si todo iba bien, yo había pensado que me gustaría intentarlo en marzo porque si se daba el milagro y todo iba bien hasta el final, podría dar a luz para diciembre, el mes de la navidad y me gustaba la idea.
Así que empecé una vez más a pensar en esta nueva oportunidad, en que esta vez sí, en que lo íbamos a conseguir, pero al final pudo más el miedo a un nuevo fracaso, el miedo a derrumbarme después de haber puesto mi mayor ilusión, el miedo a pensar que ya que se acababan las oportunidades, el miedo a sentir el dolor intenso que me deja bloqueada y no me deja seguir. Pero no podía ser negativa, porque sino estaría derrotada antes de intentarlo, por lo que decidí dejar venir los acontecimientos confiando en que había posibilidades, pero sabiendo que era difícil y por tanto debíamos ser conscientes.
Bueno, una vez decidido y viendo que la recuperación iba según lo previsto decidimos posponerlo otro mes ya que nos había surgido un viaje de improvisto y después de pensarlo creí que era mejor no dejar de hacerlo, porque ¿ y si no lo hacíamos por empezar el tratamiento y luego no salía? Pues que no habría embarazo y tampoco viaje. El pequeño embrioncito nos esperaría un mes más y mientras papa y mama podrían evadir la cabecita un poco.
Ángela, mi gordita pequeña, quiero recordar sólo lo bueno porque lo malo duele demasiado y tu recuerdo debe ser hermoso. Te queremos.
De nuevo la vida nos ponía a prueba, quizás para llegar a ver hasta donde llegaban nuestras fuerzas, quizás para conseguir estar mejor preparados, en cualquier caso que difícil se nos hace el camino y sin embargo la alegría en este caso competía con todas sus fuerzas con el dolor porque el motivo y de quien era, lo merecía con creces.
Durante la recuperación de Juan Carlos, vimos que nuestra amiga-vecina venía poco por casa, no participaban de ningún plan que les proponíamos para salir, cuando nos acercábamos a su casa o no la veíamos o se mostraba lejana y la verdad, no entendíamos muy bien, a que era debido. Por más pronósticos que hacíamos o por más que inténtábamos imaginarnos el motivo, no lo sabíamos.
Varias semanas de dudas en nuestras cabezas y al fín salimos de dudas. Una mañana al salir para el trabajo, la vimos que se montaba en el coche muy rápida y además por la hora, nos extrañó, así que nos paramos y le preguntamos. Nos dijo que iba a hacerse un análisis. Por diversos motivos, nos extrañó todavía más, así que nos fuimos todo el trayecto hacíendo divagaciones y comentándo entre risas que a lo mejor estaba embarazada.
No tardamos en confirmarlo. Por la noche fuimos a su casa y al verla en el sofá y tapada con una manta no pudimos más y le preguntamos si es que estaba embarazada. Por la cara que puso la pobre, vimos que se debatía entre una gran duda. No sabía si confirmárlo o negarlo, pero al fin casi con tristeza nos dijo que sí, que estaba embarazada. Evidentemente nosotros nos alegramos enormemente porque es una buena noticia para alguien que quieres y a los que les deseas lo mejor, sin embargo nuestra sorpresa fue mayor, cuando nos dijo que estaba embarazada de cinco meses. Y es que los pobres no sabían como decírnoslo, al principio por dejar pasar un poco el tiempo, después por la enfermedad de Juan Carlos y luego por el miedo a nuestra reacción.
Ante nuestra alegría y el modo en el que reaccionamos, vimos por fin en sus caras un semblante de tranquilidad. Pobrecillos, ¡cuánto sentimos lo mal que lo han debido pasar porque no querían que sufriéramos! Ahora entendíamos el motivo de vernos poco y ciertas actitudes que tan sólo prentendía ocultarnos su avanzado y abultado estado.
Mi angelito del cielo mi coraza eres tú. Tu recuerdo es mi dolor y tu esencia es una parte de mi corazón que hace que siempre estes presente. Te queremos.
Después de la primera reacción de sorpresa y alegría ante la noticia del nuevo embarazo de nuestros amigos-vecinos, les pedimos por favor que disfrutaran de ese embarazo, que dejaran de sufrir por nosotros, que no creyeran que ese embarazo nos iba a causar más pena que la que ya teníamos porque ese dolor siempre estaría ahí de la misma forma, y que aunque fuera yo la que estuviera embarazada, el dolor por la muerte de Ángela siempre formaría parte de mi vida a pesar de poder estar ilusionada otra vez, así que era hora de que ellos pudieran también estar ilusionados y felices con su embarazo.
Queríamos de corazón que no sintieran agobio, pena, culpabilidad...... Queríamos de corazón que pudieran relajarse y disfrutar de su familia porque durante mucho tiempo habían estado sufriendo con nosotros y por nosotros, reprimiendo muchos gestos, palabras, acciones y sentimientos hacía su hijo delante de nosotros, por no hacernos más evidente ciertas situaciones.
Se, que por fin pudieron respirar aliviados ante nuestra alegría y sorprendidos ante una reacción que no esperaban que fuera así. Y ¿qué otra reacción podíamos tener con ellos?. Son personas que se han portado como hermanos, que nos han dado lo mejor de ellos y que se han sacrificado en muchas cosas por nosotros. Son personas a las que queremos y que nos quieren, así que la única reacción posible es sentir alegría y felicidad porque sólo se merecen lo mejor.
Aunque felices por ellos, teníamos que ir asimilándolo e ir preparándome psicológicamente para lo que sabía me iba a costar ir viendo en los siguientes meses porque no quería que esta nueva situación pudiera ir alejándome de ella sin yo quererlo y estaba convencida de que iba a poder sacar fuerzas por el cariño tan grande, pero una semana más tarde en la siguiente visita al ginecólogo les dijeron el sexo del bebé. Una niña.
¡Dios mío, que duro iba a ser!, para mí, pero también para mi Juan Carlos. Fue de nuevo un revulsivo, un agolparse de nuevo los pensamientos, un sentir un agobio tremendo a no poder soportar constantemente cada nueva venida al mundo de algun bebé de alguien cercano. Y es que la vida sigue, y hoy sería ella, mañana mi cuñada, al otro otra amiga, o la vecina o la de enfrente. Tenía y quería poder no morirme de dolor por el recuerdo de lo que aquel día supuso para nosotros.
Da igual el paso del tiempo y las nuevas esperanzas e ilusiones que puedan llegar, tu recuerdo es parte de nosotros y tu amor está en nuestro corazón. Te queremos.
DOS CAMINOS PARALELOS
A lo largo del tiempo, a pesar de ir luchando, de ir dando pasos hacía delante, de querer ser optimista y de querer que mi dolor y mi rabia no puedan conmigo, he ido comprobando que con cada nuevo acontecimiento que hay en mi vida en el que tiene algo que ver un embarazo, un nacimiento, un bebé, mi pensamiento me lleva constantemente a aquel día en el que dejaron morir a Ángela. Aquel día, en el que después de tantos meses, después de tanta ilusión puesta en ese instante, después de tantos planes imanigando como iba a ser, el mundo se nos vino encima, y con cada nuevo pensamiento el dolor me puede, me agobia, me parte el alma.
Me he dado cuenta también que por mucho que lo intente, no lo tengo superado ni jamás lo tendré superado. Es decir, tengo asumido que mi hija no está, que murió. Eso lo acepto. Sin embargo jamás podré aceptar el motivo por el que ella murió. Sin embargo a partir de la noticia del embarazo de mi amiga-vecina en la que de nuevo los recuerdos se me agolparon y me dejaron muerta de angustia y miedo, me plantee la necesidad de poder afrontarlo. De poder vivir con ello sin que supusiera partirme el alma cada vez que me encontrara de nuevo con los últimos meses del embarazo de alguien o el nacimiento del bebé.
Llamé a la psicóloga y llorando le pedí, le supliqué que por favor me ayudara, que necesitaba poder vivir con ello, porque de eso dependía el que mi vida pudiera continuar. Que quería y necesitaba poder seguir adelante, poder mirar de nuevo a la vida y dejar de engañarme pensando que porque no pensara en ello, el recuerdo iba a desaparecer. Sabía que siempre estaría ahí, pero no quería que ello me impidiera retomar el camino, porque sino nunca podría vivir.
Ella me dijo, que era la primera vez que me oia hablar de esos dos caminos que ella ya me dijo en su momento que tendría que aprender a llevar. Por un lado el del dolor por su muerte y por otro la ilusión de ese nuevo camino. Me dijo que no me preocupara y no pensara que hasta ahora lo había estado haciendo mal no queriéndome enfrentar cara a cara al recuerdo, porque eso me había ayudado a avanzar. Debía ir cogiendo todas aquellas cosas que yo pensara que podían ayudarme y en el momento en el que yo pensara que podía.
Y ahora ya no se trataba de si podía o no, ahora es que quería. Realmente quería poder enfrentarme y que ese dolor y tristeza no me dejaran paralizada de miedo y angustia. Quería porque el corazón me sangraba cada vez que lo pensaba y si no paraba, cada vez las fuerzas serían menos.
Mi amor chiquitín, hija mía voy a intentar dar un paso más y me resulta más facil pensar que desde allá arriba sonries llenando mi corazón. Te queremos.
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