Una vez decidido que dejaríamos pasar el verano para poder relajarnos psicológicamente y descansar físicamente, llegaba el momento de afrontar de nuevo la llegada de los meses de verano y todo lo que ello conllevaba.
Aunque aún quedarían unos días para la llegada oficial de la nueva estación, el inicio del mes de junio daba comienzo a una serie de acontecimientos en los que no nos quedaba más remedio que ser participes. En unos más activamente y en otros dejando pasar el momento sin mayor implicación.
Por un lado estaban los cumpleaños de los amigos de la misma calle. Y por otro los cumpleaños de Juan Carlos y mío y también el santo de Juan Carlos. Con el cumpleaños de nuestro amigo, nos fuimos a comer con ellos y después como es costumbre en nosotros, le llevamos la tarta con velas. Como el cumpleaños de ella caía entre semana, no pudimos celebrarlo ese día, sin embargo quisimos sorprenderla haciendo pasar el día sin felicitarla hasta la noche apareciendo en su casa sin ya esperarnos (estábamos compinchados con su marido), con el postre. La tarta con velas.
Para el cumpleaños de Juan Carlos nos fuimos a comer con nuestros amigos y después ellos le llevaron la tarta con velas. Al igual que yo, él no quería tarta, sólo pasar el día con los amigos, pero ellos, aprovechando que fue un buen día quisieron que fuera algo espontáneo. Estuvo bien, sobre todo porque le pusieron todas y cada una de las velas de los años que cumplía. Yo quise brindar por la persona más maravillosa que hay en mi vida. Mi marido. También brindé por nuestros amigos, por compartir ese día con nosotros y hacernos pasar un buen día. El sopló las velas y su deseo tuvo que ver con Ángela. Los dos miramos al cielo y sentimos a nuestra hija muy cerquita. De nuevo nuestros amigos fueron eso, unos buenos amigos.
Y ya, terminando el mes, llegó mi cumpleaños y también el santo de Juan Carlos, pero como ya expuse en otro post ese día, 24 de junio, no hubo celebración, ni tarta, ni velas, ni regalos, tan sólo felicitaciones y buenos deseos para que pasáramos un buen día.
Cuatro cumpleaños y un significado distinto para cada uno. Para todos un año más de vida, muchas cosas vividas, muchas cosas disfrutadas, muchas cosas aún sin hacer y otras realizadas, muchos momentos felices o tristes, muchos momentos de risa y otros de llanto, pero al fin y al cabo, muchos momentos vividos. Para ellos además sus momentos, sus vivencias, sus experiencias buenas o malas pero suyas, igual que para nosotros. Tenemos un año más, con momentos compartidos y con momentos que nosotros y sólo nosotros, es decir, cada uno de nosotros, puede vivir de forma única. Puedes compartirla o no, pero tu forma de vivir ese momento, ese instante, esa vida, es tuya y sólo tuya y sé, que de uno mismo depende, que tenga un significado u otro.
¡Cuánto añoro imaginarte soplando nuestras velas y verte con los deditos metidos en la tarta! Me queda eso. Imaginarte en mi corazón. Te queremos.
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