martes, 22 de noviembre de 2011

SALIR PARA EVADIRNOS

PREPARANDO UN VIAJE

Ya estábamos cerca de Semana Santa y mis cuñados mayores (el hermano mayor de Juan Carlos y su mujer) nos dijeron que se iban a ir a Roma unos días con dos parejas más, y mis dos sobrinos y los dos hijos de una de las parejas, y nos dijeron que nos fuéramos con ellos, que nos haría bien salir unos días y cansarnos viendo cosas. La verdad, no nos apetecía mucho pero pensamos que nos daba igual, estuviéramos donde estuviéramos el dolor vendría con nosotros y que si de alguna manera podíamos estar distraídos unos días sería bueno para nosotros. Y aceptamos.

En los días previos, nuestros amigos-vecinos seguían pendientes, con sus llamadas, sus visitas o las nuestras. El contacto con su pequeño. Ya era muy listo, para lo pequeño que era ya sabía sacar lo que quería de cada uno. A Juan Carlos en cuanto lo veía empezaba a patalear y a reírse para que lo cogiera si estaba en la maquita o en el carricoche y conmigo estaba muy a gusto si tenía sueño y quería dormir. Se relajaba mucho en mis brazos y yo disfrutaba tanto teniéndolo dormidito durante una o dos horas. Encima te reconfortaban siempre las palabras de sus padres cuando nos decían lo bien que se sentía su hijo con nosotros, como nos conocía, lo relajado que estaba cuando dormía o lo feliz que se le veía cuando estábamos dándole juego.

Había momentos en que lo miraba y veía como estaría mi hija, era inevitable, pero procuraba no pensarlo los ratos que estaba con ellos para que no me notaran nada, luego en mi casa ya tendría tiempo, de pensar, llorar. Seguir retorciéndome de rabia y de impotencia por tantos sueños rotos, por tantos ¿por qué?.

Y llegó Semana Santa y nos fuimos de viaje y los dos nos propusimos reírnos, cansarnos, aceptar todo lo que nos propusieran, comer donde quisieran, ir donde nos dijeran. Sólo queríamos mantener la cabeza ocupada el mayor tiempo posible.

Y tú mi pequeña, siempre, siempre con nosotros.



INTENTANDO DISTRAERNOS

Llegó el día. Y nos fuimos de viaje a Roma. La verdad, entre mis prioridades por ver sitios no se encontraba Roma de forma inminente, pero reconozco que me gusto. Nos gustó mucho. Me sorprendieron gratamente la grandiosidad de algunos monumentos, las esculturas, la preciosidad de las iglesias. Había muchas que por fuera no te decían nada pero cuando entrabas te quedabas con la boca abierta. Y la plaza de San Pedro, que bonita. Pero quizás en otro momento de nuestra vida el viaje allí, hubiera tenido otro significado. En esos momentos, en la mayoría de ellos, eran puramente turísticos, sin ningún tipo de implicación emotiva, aunque reconozco que hubieron tres sitios donde si me emocioné y tuve la necesidad de pedir, de orar y de llorar. Estos tres sitios fueron la tumba de Juan Pablo II, la Escalera Santa, que es por donde dicen que bajó Jesús después de ser azotado, y la pequeña capilla que había en una iglesia donde había un niñito Jesús que decían era muy milagroso.

También me gustó mucho La Fontana de Trevi. Fuimos la primera noche y la vimos iluminada. Realmente preciosa. Como pudimos nos hicimos un hueco y como manda la tradición tiramos una moneda de espaldas. La primera moneda que tiré me la había dado mi amiga-vecina para que la tirara pensando en ella y de esta forma que se cumpliera un deseo que ella quería pedir. No me lo ha dicho y yo no se lo he preguntado pero creo que su deseo tenía algo que ver con nosotros.

En esos días vimos muchas cosas, nos cansamos, comimos, nos reímos, pensamos, añoramos. Y aunque en nuestro corazón estaba Ángela continuamente, no hablábamos del tema con ellos salvo cuando nos preguntaban, porque si hay una cosa que aprendí de mi madre y que a ella le iba muy bien, era que cuando salía procuraba dejar sus tristezas, sus dolores, sus miedos para ella. De esa forma cuando estaba con gente intentaba estar distraída, disfrutar en la manera que podía y no agobiar o entristecer a la gente con la que iba.

Mi pequeño tesoro. ¡Vi. tantos angelotes que me hacían recordarte y pensar que tú serías uno de esos preciosos querubines en el cielo!.

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