lunes, 5 de diciembre de 2011

EL FORO, EL FRIGOBEBÉ Y EL NO DECAER

DESCUBRIENDO SENTIMIENTOS IGUALES

Pronto llegaría Semana Santa y también en Murcia las fiestas de primavera, y ya unos y otros iban preparándonos planes para esas fechas. Que sí ir a ver las procesiones en Lorca, a las que no habíamos ido nunca y nos habían dicho que eran muy bonitas, que si una comida con unos amigos para el día del bando de la huerta, que si otra comida en una barraca. Bueno nosotros dejábamos planear. Todo estaba en suspenso y con la incógnita de ver si para esas fechas estaría de nuevo embarazada y no podría hacer nada de lo planeado. Todos nos decían que ojala no pudiéramos ir a nada de lo que nos habían preparado, porque sería por algo bueno y así lo esperaban ellos y por supuesto nosotros.

En estos días me acordé de las chicas del foro de angelitos que hacía tiempo que no entraba y volví a conectar con ellas porque tienen tanto amor, tanto sentimiento, tantas buenas palabras hacía sus bebés y hacía los bebés de las demás mamás que siempre encuentran una palabra para animar y reconfortar aunque no te sientas triste. En especial me acordé de una de ellas que unos meses atrás me había dicho que era un poco brujita y que seguro que para final de año estaría de nuevo embarazada y aunque por poco tiempo, acertó. Y no sé, en ese momento que iba a empezar el tratamiento con el embrión congeladito, y aunque no les había comentado nada, era como compartir de alguna forma el deseo de volver a ser madres que todas tenían y tienen y que constante intentan animar a las demás en esa nueva búsqueda, en esa nueva aventura teniendo siempre presente cada una de ellas a su angelito a pesar de todo.

También de casualidad encontré un foro de problemas de fertilidad y daba la casualidad que habían entablado unos temas sobre embriones congelados para marzo, o de betaesperantes para esos días y empecé a leerlos y me dí cuenta que todos esos miedos, esas incertidumbres, esas sensaciones, síntomas o no síntomas, cuidados exagerados y precauciones de todo tipo, que yo pensaba que me hacían ser un poco maniática, resulta que todas esas chicas que estaban pasando por lo mismo que yo, también sentían. Tanto los días previos a la extracción, como los betaesperantes, es decir, los días en los que ya tienes a tus embrioncitos dentro de ti, pero tienes que esperar al análisis de sangre, la beta, para saber si estás o no embarazada. ¡Era tan curioso leer todos esos comentarios que de alguna forma te hacían verte reflejada en ellos y por tanto darte cuenta que lo que tu sentías en todo el proceso era perfectamente normal! y me hacía gracia. Tampoco había leído nada hasta entonces sobre quién se había puesto embriones congelados, por lo que me pareció también muy curioso y en muchos aspectos revelador, entre otras cosas porque me ayudó a tomármelo con menos frialdad, y hasta en cierto punto como un juego.

Me dulce tesoro. Todos los días vas en mi corazón, todas las noches en mis sueños y cada mañana en el susurro del amanecer. Eres mi niñita. Te queremos vida mía.



PREPARANDO AL FRIGOBEBÉ

En este nuevo foro sobre fecundación, aunque yo no participaba, si leía lo que escribían las demás y me resultó útil, sobre todo porque era una forma de ir compartiendo sentimientos, miedos, alegrías, esperas, ilusiones que todas íbamos a experimentar en unos pocos días. Era como ir viéndote reflejada en el día a día de todas ellas, pues todas íbamos a compartir la misma experiencia y por tanto las mismas sensaciones, incertidumbres y espera.
Unas comentaban sus tratamientos, otras los embrioncitos que tenían congelados, algunas ya habían pasado por un tratamiento con congelados y por tanto servían de ayuda a las demás, pero lo más gracioso, lo que más me llamó la atención y me resultó muy simpático, fue la forma en la que la mayoría de las chicas llamaban a sus embrioncitos.

Findus, pingüinitos, frigobebés, frigohijos, esquimalitos. Resultaba chocante pero a la misma vez era una forma de ir quitándole hierro al asunto. Era como hacerlo menos impersonal, menos frío (no por lo de ser congelados), era como darle menos importancia al proceso y más si cabe, al hecho de que esos pequeñitos seres estaban en espera. Estaban esperándonos y nosotros a ellos. Era una nueva manera de mirar el proceso, sin la angustia y la ansiedad que generan esos días de proceso, de espera.

Así se lo conté a Juan Carlos y a él también le hizo mucha gracia y mira si le hizo gracia que de todos los posibles nombres que daban en el foro él empezó a llamarlo Findus. A mi me daba mucha rabia y yo le decía que lo llamará frigohijo o frigobebé y el se reía y me hacía rabiar. Yo lo sabía y por eso no se lo tomaba a mal y de todas formas era también una forma de hacerlo participar en nuestra nueva aventura sin que tampoco para él fuera psicológicamente más duro de lo que ya era.

Me iban a hacer la transferencia del embrión en un ciclo natural mío, y aunque no tenía que pincharme sí había que prepararme el endometrio y por tanto tenía que tomar una medicación, hacerme controles ecográficos, de sangre. Bueno, otra vez al lío y mientras nuestro frigohijo esperando el momento adecuado para la desvitrificación.

Muñequita, cuando cierro los ojos es tu imagen la que veo, porque tú mi amor eres mi mejor recuerdo. Ángela, te queremos.


OTRA LUCHA EN EL CAMINO
Andábamos contentos esos días. Yo me levantaba por las mañanas contenta, con un optimismo renovado, con alegría y esperanza. Por un lado quería que los días pasaran, pero por otro los estaba disfrutando. Estaba viviendo esa nueva aventura con ilusión y sólo sabía que cada día que pasaba me acercaba un poquito más a nuestro frigobebe o frigohijo.

¡Cuanto nos pudimos reír Juan Carlos y yo con el apodo cariñoso que le dábamos cada uno!, hasta lo contagiamos a nuestros amigos que al vernos con esa alegría disfrutaban por nosotros. A pesar de no tenerlo todavía conmigo, le hablábamos y le mandábamos ánimo porque pronto estaría calentito y recibiendo todo nuestro amor. Seguro que esta vez tendríamos suerte. Nada de ser negativos. Nuestro embrioncito frigohijo era fuertote y había superado hasta ahora todos los obstáculos así que íbamos a esperar lo mejor.

Se acercaba el día y quedaron en llamarnos para decir si la desvitrificación y el proceso de desarrollo había sido normal. Y seguimos siendo positivos, seguimos optimistas, seguimos contentos un día más, una noche más. Esa última noche todavía podíamos soñar.

Llegó la mañana y con ella una nueva decepción. Me llamó mi ginecóloga que ni siquiera estaba en la clínica pero que estaba muy pendiente del resultado de aquel día. En su voz noté su decepción y su tristeza por nosotros. Y que decirnos, después de tanto que podía decirnos. Como pude, saque fuerza y llamé a Juan Carlos para decírselo. El se sintió tan abatido como yo y aunque quedamos en llamar a la clínica para pedir cita y ver que posibles opciones teníamos, nuestro ánimo estaba por los suelos. Esa tarde les puse un mensaje a mis amigas diciéndoles que no había podido ser. Enseguida me contestaron sabiendo que en este nuevo proceso habíamos querido tener una actitud distinta y que al final por no hacerlo tan impersonal, aunque parezca increíble, le habíamos cogido cariño a nuestro pequeño embrioncito.

A pesar del tiempo pasado, todavía hay días en los que la alegría de tu llegada me hacen sentir por momentos esa emoción de pensar en tenerte en mis brazos. TE QUEREMOS.


UN PASO ATRÁS, DOS HACÍA DELANTE
La verdad es que nos afectó más de lo normal. Después de lo que llevamos pasado quizás resulta raro. Pero es que por intentar ser lo más optimistas posible, por dar un nuevo giro al proceso, por querer tomárnoslo con sentido del humor, al final fue peor el remedio que la enfermedad. En nuestro afán por quitarle importancia, por tomárnoslo como un juego, sin darnos cuenta nos habíamos ido metiendo en un mar de sentimientos que al final tuvo como consecuencia el cariño que ya le habíamos tomado, porque era nuestro posible hijo.
Pasamos unos cuantos días bastante chafados, incluso de vez en cuando alguna lágrima brotaba de nuestro rostro, pero es que ¡era todo tan duro! Mi amiga de la misma calle me dijo que a pesar de sentirnos ahora tan tristes ellos se habían alegrado de habernos visto esos días atrás con tanta ilusión y que no tiraramos la toalla. De hecho, aunque ella me dijo que no creen en esas cosas, pero por agotar todos los cartuchos, me regaló un Llamador de Ángeles", porque le habían dicha que traía suerte y para que me lo pudiera colgar me dejo una cadena suya que ha ella le había traído mucho suerte y guardaba con cariño. Lo cierto es que me emocionó mucho y quizás por lo sensible de aquellos días unido al bonito gesto, me hizo llorar.

Fueron unos días bastante tristes, (alguna ya lo sabéis), pero teníamos que volver a levantarnos y a pensar que debíamos remontar buscando todo lo que nos llena en nuestro día a día.
Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa… La felicidad te mantiene Dulce, Los intentos te mantienen Fuerte,Las penas te mantienen Humano,Las caídas te mantienen Humilde,El éxito te mantiene Brillante.Pero sólo Dios te mantiene Caminando...

Con el cielo azul te imagino sentadita en una nube, mirando desde arriba y sonriendo porque estás feliz. Así quiero pensarte, así quiero soñarte, así quiero sentirte. Te queremos, Ángela.

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