miércoles, 14 de diciembre de 2011

TODO LO BUENO VALE

VIVIR DE LAS PEQUEÑAS COSAS

La vida nos va dejando sorpresas, unas buenas, otras malas, pero que de alguna forma van condicionando tu modo de vida, de ser, de comportarte. Van ayudándote, o no,  a poder mejorar tu percepción de muchas cosas, tus prioridades, tu forma de ver la vida, tu manera de apreciar mejor las pequeñas cosas  y sobre todo, a quedarte con lo importante de cada día y lo bueno que hay en cada persona.

Soy una persona como cualquier otra, con muchos defectos y con muchas imperfecciones en mi vivir del día a día, pero me considero buena persona y generosa, sin maldad ninguna y con un afán posiblemente casi enfermizo de querer que todo a mi alrededor tenga un equilibrio buscando que no haya dolor en las personas que quiero, que nada pueda enturbiarles su vida, que no haya malos entendidos para no crear ambientes raros y pensando y dándole mil y una vueltas a mi cabeza para que siempre todo esté perfecto a mi alrededor.

Pero claro, la vida no está de acuerdo con este pensamiento o esta forma de querer ver la vida y por ello sufro,  y sufro quizás más que otra persona porque intento buscar siempre la parte positiva de lo que no entiendo, y aun cuando no lo hay, trato de poder dar una respuesta que me ayude a tener una explicación del porqué de muchas cosas, del porqué de muchos comportamientos.

Han pasado ya cinco años de la muerte de mi madre. En estos días fue su aniversario y aunque todos los días me acuerdo de ella, he de reconocer que llevo algunas semanas pensando mucho más en ella. La hecho de menos. La hecho mucho de menos y en relación con todo lo que decía en las líneas de arriba, me ha hecho darme cuenta que ella me ha enseñado mucho durante este tiempo. Me ha ayudado mucho a darme cuenta de muchas cosas y a saber valorar todo mucho mejor.

Se ha tenido que ir ella para darme cuenta que cada pequeña cosa, cada pequeño gesto, cada pequeña palabra, cada pequeña caricia, cada beso, cada sonrisa, cada pequeño regalo, cada mirada, cada llamada, cada comida hecha con cariño, cada mimo, cada pequeña sorpresa, cada celebración de cumpleaños con su cántico y todo, cada tarde jugando al parchís, cada ratito viendo la tele, cada llamada para comentar cualquier cosa, cada chapuzón en el mar disfrutando al máximo de sus frias aguas, cada pequeño momento de charla, cada opinión ante un vestido nuevo, cada cara de espectación ante el descubrimiento de  algún nuevo detalle, cada sensación de protección por cualquier adversidad, cada sensación de alegría al saber que iba a verme, cada abrazo lleno de amor y buenos sentimientos, cada “te quiero” dicho desde el corazón…………Tantas y tantas cosas mama que me pasaron desapercibidas y ahora ¡tanto hecho de menos!.
Por eso ahora trato de poder llenar mi vida con todas esas pequeñas cosas de cada día, de cada persona. Porque la vida no es perfecta y las personas mucho menos, pero si no de todos, de la mayoría podemos quedarnos siempre con algo bueno y yo he apostado por eso, y trato de que las personas que tengo a mi alrededor y a las que quiero puedan llegar a mirar la vida de esa manera y dejen de mirar por encima del hombro olvidándose de que ninguno somos perfectos. Quizás sólo tengamos prioridades distintas y hemos de aprender a respetarlas aunque no las compartamos.

En fín, que es cierto que hasta que no tienes algo o te falta alguien no hechas de menos muchas cosas y no te das cuenta de otras tantas, por eso para quien me lea, no dejéis que eso pase, que la vida tiene muchas cosas malas, pero es función nuestra ver y apreciar todas las buenas que nos rodean cada día y que se nos presentan en forma de abrazo, de sonrisa, de beso, de bizcocho, de cine, de charla, de ayuda doméstica, de invitación sorpresa, de canción, de comida casera, de acompañar a tu pareja, de recibir una visita agradable…… de todo lo que pueda hacerte la vida un poco mejor sin darte cuenta.

Ángela quiero que hoy le des un beso muy fuerte a la abuela, por todo y tanto que me ha dejado. Te queremos.



BUSCANDO EL EQUILIBRIO

Por experiencia y a lo largo de mi vida he ido viendo que no siempre nuestra primera percepción de las cosas o nuestra primera impresión sobre algo puede ser lo correcto y que a veces puede haber una explicación a lo que en un principio uno cree de otra manera.

Yo suelo verlo así, y antes de ponerme en lo peor, de sacar conclusiones negativas o de juzgar algo que no entiendo, intento buscar una posible explicación del porqué o porqué no.
A veces la gente más cercana a mi me dice que no tengo que verlo todo del color de rosa, incluso mi psicóloga, que las cosas no son tan sencillas y que todas las vueltas que yo le doy a la cabeza intentando buscar una explicación lo único que me hacen es sufrir más porque por lo general la gente no se complica tanto, piensan que estó es así, y así debe ser por más explicación que intentes darle y hay veces en las que las cosas no son tan sencillas y debes dejar un poco de lado tus sentimientos para abrirte a nuevas posibilidades.

No sé, a lo mejor no es tan facil, pero últimamente, quizás porque estamos más sensibles o más susceptibles, Juan Carlos y yo comentabámos que nosotros que somos personas que nos callamos tanto de tantos y de algunos muchas cosas y durante mucho tiempo,  y sin embargo parece que a nosotros no se nos pasa ni una. Se lleve o no se lleve razón, eso es una cuestión que no entro a analizar ni a juzgar porque eso ya es la forma de ver las cosas de cada uno, pero me resulta tan triste que no se mire todas las tantas cosas buenas que damos.

Comentaba que desde la muerte de mi madre intento ver todas las cosas buenas de cada cosa o de cada gente y valorarlas y recibirlas con cariño y aunque vea las malas, (no soy idiota),  estoy aprendiendo a no sólo ver las malas, porque ese error ya lo cometí y me arrepiento cada día de mi vida.
 Creo que eso me hace mejor persona y por eso busco que la gente a la que yo quiero trate de ser igual.

No me gusta cuando hablo con algún amigo y ya ante algo negativo que le ha pasado con algún vecino, con el profesor del colegio de su hijo, con algún familiar, con una mala comida en un restaurante, o cualquier otra cosa, se quede sólo con eso y lo sentencie olvidando la ayuda que le pudo dar en un momento ese vecino , o lo bien que le explicó una materia y lo pendiente que estuvo  para que aprendiera y no se quedara rezagado su hijo, o el favor que le pudo hacer ese familiar en diversas cuestiones, o las otras tantas comidas buenas que tuvo en ese restaurante, etc., etc., etc……. No me gusta ser extremista y no olvido lo malo, pero tiendo a no olvidar lo bueno.

Ángela, tu mamá y tu papa buscan un constante equilibrio que les pueda hacer mejores personas, aunque a veces fallen. Te queremos.

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