viernes, 17 de febrero de 2012

UN DURO Y EMPINADO SENDERO

Han ido transcurriendo los días y mi tristeza que normalmente en unos tres, cuatro días va suavizándose, esta vez ha sido mi compañera durante mucho más tiempo y me ha estado costando más poder quitarme la losa del pecho, pero cada día he procurado poder sonreir por algo y pensar en algo bueno en mi vida, aunque luego la losa volviera a pesar más de lo habitual.

No me quedé muy conforme con la respuesta de mis ovarios en la estimulación 1de 2, pero bueno estábamos metidos en la rueda y había que ir a por todas y a pesar de tener el ánimo bajillo, he querido ir pensando en el día a día para no desmoralizarme del todo y bueno ya había empezado a tomar las pastillas anticonceptivas e ido a la primera revisión en la cual me dijo que todavía se veían restos, que en dos días dejara de tomar la píldora y en x días me vendría la regla tras la cual tenía que volver a revisión en los tres días primeros para ver si la cosa había ido bien y podíamos empezar la segunda estimulación.

Y bueno, entre que mi ánimo iba ahí, ahí y que encima en esos días siguientes un nuevo problema con un familiar  (por parte mía) llegó a nuestras vidas, ya me ví un poco sobrepasada y cuando ese mediodia llegó Juan Carlos le dije que quizás era mejor dejarlo para el mes siguiente y él sabiamente me consoló y me dijo que no, que conforme iba nuestra vida, este mes sería esto al otro sería otra cosa y el siguiente otro tema, por lo tanto a no ser que fuera algo directamente relacionado con nosotros mismos, seguiríamos adelante.

La verdad, sus palabras me ayudaron bastante. Tenía razón y todo lo ajeno a nosotros debería esperar y dejar de condicionarnos la vida, así que comimos y me sentí un poco más aliviada, pero me duró poco porque unos minutos después él recibió una llamada de teléfono relacionada con su trabajo y después de hablar me dijo preocupado y estresado que a lo mejor si sería buena idea el poder dejarlo para el mes siguiente porque se le iban a complicar los próximos días y posiblemente tendría que estar muy centrado en asuntos de trabajo.

Fue la gota que colmó el vaso de muchos días de tristeza, de dudas, de complicaciones a nuestro alrededor, de sentir que al final siempre habría algo más importante que nos impediería poder llevar el proceso por encima de todo y con tranquilidad, en fin, un cúmulo de cosas que hicieron que explotara y que llorara desconsoladamente, casi a puro grito por tener tanto siempre en nuestra contra y no vernos recompensados con un poco de ayuda, de paz, de vida lineal, y le dije a Juan Carlos que me rendía, que no podía más que llamaría a la clínica y que donaría mis óvulos (para la ciencia, porque con mi edad, ya ni para otras mujeres), no quería más, no más sufrir, esperar, querer que todo mejorara. No podía. Él me dijo que no, que era cosa de dos (aunque yo sé que todo esto lo está haciendo por mi), y que no me dejaría abandonar hasta el final y que posiblemente todo lo que me estaba pasando ese día era por el problema familiar que reconozco que me pilló muy por sorpresa. En fin, que no lo sé, ya no sé muy bien nada, pero lloré, me desahogué y me sentí mejor entre los brazos fuertes y protectores de Juan Carlos que siempre me sostienen en este duro camino.

El camino se está haciendo muy empinado, sólo espero poder encontrar la estabilidad para llegar algún día a ese caudal limpio sereno y puro que tu esencia dejó en mi. Te queremos.