viernes, 22 de febrero de 2013

DESCUBRIENDO

Teníamos pensado haber realizado nuestra última transferencia con los embrioncitos que nos quedan congelados, este mes pasado, pero pensando en mis cuñados, el nacimiento de la peque y la ayuda que iban a necesitar, decidimos retrasarlo un mes más y la verdad, me siento contenta con esa decisión.
Estuve dudando hasta el final, porque la decisión dependía de varias cosas, pero distintas incógnitas se fueron resolviendo y me fue más fácil tomarla y además no he tenido que contarles nada a mis cuñados, porque no me apetecía que se sintieran presionados por la situación, ni incómodos por la felicidad que en esos días les llegaría de la mano de su nueva hija.

Así que como digo, me siento contenta con la decisión. Por un lado he podido echarles una mano, durante los días que estuvieron en el hospital con la peque mayor y luego también cuando les dieron el alta, para que mi cuñada pudiera ir recuperándose poco a poco y mi cuñado estuviera más tranquilo a la hora de irse a trabajar.

Por otro lado, he visto que me he sentido cómoda con la situación y que a pesar de pensar en Ángela, he podido diferenciar muy bien lo que es cada cosa, cada momento y eso me ha servido mucho mucho, para darme cuenta que realmente tengo esos dos caminos paralelos de los que hablaba mi psicóloga y que puedo llevarlos los dos, perfectamente diferenciados.

También he podido darme cuenta y comprobar, lo duro y cansado que es criar a un hijo, jajajajaja, porque mi sobrinita peque-mayor es super buena, duerme de dos a tres horas de siesta y luego además a las 9:30 o 10 de la noche esta acostadita, además come sin problemas, así que por ese lado no he tenido problemas. He podido descansar un poco de siesta y no he tenido que llenarme de yogur o potito para que comiera, jajaja. Pero si que es verdad, que una vez que los tienes, ya toda la atención debe ser para ellos. No sólo es tenerlos y ya está,  como si fueran muñecos. Hay que cubrir todas sus necesidades, de comida, de sueño, de higiene, de atención, de educación, y sobre todo, de afecto.

En estos días reconozco que he disfrutado como una enana, porque aunque ella sabe distraerse solita, a mi me encanta jugar con los pequeños, así que la enana a disfrutado todavía más que yo, y desde el momento en el que subía a su habitación en cuanto la oía al despertarse, hasta que nos íbamos, era un no parar. Cambiarle el pañal, darle la merienda jugando a la misma vez, subir a su habitación a jugar con sus juguetes o darnos un paseo en el carricoche, ir a la habitación de su mamá para ver a su hermanita, volver a la habitación de los juguetes, volverse loca al oír el timbre sabiendo que era Juan Carlos e ir a esperarlo a la puerta, darle la cena mientras su tito y yo le hacemos gracias, volver a jugar otro ratito en el salón mientras llega papi, no poderla dejar sola una vez que ha venido Juan Carlos para que vaya a ver a su hermanita porque se pone a llorar, ayudar también alguna noche a bañarla y ponerle el pijamita. Y ya por fin, marcharnos sobre las 9 o 9:30 para volver de nuevo al día siguiente.

En fin, toda una aventura que todavía durará unos diitas más, hasta que le quiten los puntos a mi cuñada y luego alguna tarde suelta que ella pueda necesitarme. Pero ha estado bien, aunque me ha echo plantearme, si ya a estas alturas de la vida estaré preparada todavía para volver a ser madre, porque es cierto que tiene muchas satisfacciones, pero también muchas obligaciones, muchos miedos, muchas preocupaciones.

No hecho de menos tener otro hijo, yo hecho de menos no tenerte a ti Ángela. Te queremos.

lunes, 18 de febrero de 2013

MINUTO 1. HE PODIDO VERLA

Después de recomponerme y más o menos asimilarlo, me decidí. Hacían pocos minutos que mi cuñado me había mandado el wasap para decirme que la pequeña había nacido y después de pensarlo brevemente decidí ser todavía un poquito más fuerte y me atreví a pedirle que me enviara una foto.

El me contestó: -"te la mando porque tú me lo has pedido". Y a los pocos segundos llegó la imagen. ¡Era preciosa!. Gordita, rosada, con unos ojos grandes abiertos como platos, su pequeña manita y el gorrito tapando su cabecita. Me emocioné y sentí un vuelco en el corazón, pero a la misma vez me sentí contenta porque después de mucho, mucho tiempo, en fin, desde que Ángela murió, era el primer bebé que me atrevía a ver recién, recién nacido. Y pude, fui fuerte, dí un pequeño gran paso más. Y le contesté "que era preciosa" y el me contestó que era clavada a su madre y  le dí las gracias y el me dijo que no sabía que decirme.
Yo le dije que no fuera tonto, que no pasaba nada, que disfrutara del momento. Era su momento.

Luego, ya juntos Juan Carlos y yo hablamos sobre ello, la pequeña, la foto, lo bonita que era,  y la nostalgia y los sueños se hicieron paso entre los dos y buscamos estar más entretenidos de lo normal, para no pensar, para no dejar fluir la rabia y el dolor profundo, para intentar no volver a dar otra paso atrás después de haber sido valientes ese día.

Ya al día siguiente, me tuve que quedar con la hermanita mayor. Pobrecita, si tiene 23 meses. Y bueno, al ver a mi cuñado le dí la enhorabuena y un beso y le volví a decir que la pequeña era preciosa. Y sin darme cuenta pude dar otro paso aún mayor. Cuando mi cuñado se fue, fui a ver a mi sobrinita que estaba durmiendo (a la que tenía que cuidar), y sin pensarlo ni caer en lo que iba a ver, entre en la habitación de la chiquitina recién nacida. Todo montadito ya, la cunita con sus sabanitas, el capazo con su saquito y todo adornadito, la sillita de coche preparada, la cestita con sus cositas de higiene, en fin, todo preparado para su llegada y para el momento en el que saliera del hospital con sus papás. ¡Qué bonito estaba todo! y no sé, me hizo ilusión verlo, pero porque lo hice sin pensar, sin reaccionar a lo que todo aquello significaba. ¡Uf, mejor porque al no pensar más allá, fue un nuevo escalón que pude subir sin quererlo!

Después, tranquila me tumbé un rato y esperé hasta que el pequeño torbellino me avisara de que ya estaba despierta. Sería una tarde entretenida. Un no parar, pero bonito, agradable........, divertido.

Ángela, ¡te queremos!.

martes, 12 de febrero de 2013

UNA NUEVA LLEGADA

Hoy va a nacer mi nueva sobrinita. Es un parto programado, por cesárea y sin poder evitarlo me trae ¡tantos recuerdos!.
Ya hace unos días fuimos a su casa para ver como se iban a organizar con la otra peque, que tiene 23 meses, y ofrecernos para ayudarles en lo que pudiéramos, primero con la pequeña esos primeros días que ella tendrá que estar en el hospital y luego cuando vuelva a su casa, para echarle una mano a ella con los dos chiquitinas, porque todavía estará convaleciente.

La veía tan gordita ya, con tanto preparativo de última hora y lo importante ya todo preparado en la habitación del nuevo pequeño miembro de la familia.

Ya les dijimos que no iríamos al hospital. Es demasiado duro para nosotros a pesar de ser en otro hospital y de haber pasado el tiempo que ha pasado. Me hubiera gustado poder ser más fuerte y dar ese paso, pero como sé que ellos lo entienden y que ella allí estará bien y acompañada, pues me siento más tranquila y a la misma vez sé que puedo serles útil ayudándola con su otra hija.

Hoy me siento rara. Por un lado estoy contenta por la llegada de la pequeña, pero a la misma vez mi alma se parte en dos. Recuerdo la ilusión con la que salimos aquella mañana Juan Carlos y yo de camino al hospital. En unas horas tendríamos a Ángela en nuestros brazos. Teníamos tantas ganas de verla, de cogerla, de olerla, de acariciarla, de oír su primer llanto. Teníamos tanto amor puesto en ese momento, ¡tanto, tanto, amor!

Mientras escribía estas primeras líneas, mi cuñado me acaba de mandar un wasap para decirme que todo ha ido bien. Que las dos ya están en la habitación. A él le da apuro llamarnos y aunque Juan Carlos sé que luego ha hablado con él, yo la verdad prefiero esperar hasta luego o mañana, porque sé que me voy a poner muy tonta y no quiero arruinarle el momento y ves, sin poder evitarlo, las lágrimas han empezado a brotar de mis ojos. Es una mezcla de alegría por ellas, pero también de profunda tristeza por imaginarme ese momento que tanto habíamos soñado Juan Carlos y yo.

¡Ay Ángela!, aunque la vida siga, una parte de nosotros se quedó aquel día contigo y es como si el tiempo se hubiera congelado y fuera un bucle constante queriendo volver una y otra vez y que las cosas hubieran sido como las habíamos soñado, como las habíamos imaginado. ¡Cómo debieron ser!

En fin, al menos siento tranquilidad. Estoy alegre-triste, pero siento tranquilidad, sosiego, calma, y hasta aceptación por el momento mágico que sé que están viviendo. Ya es un paso. Porque meses atrás, con cualquier otro nacimiento me hubiera retorcido, sentido angustia, mi corazón latiendo a toda máquina y mi cabeza como una lavadora centrifugando a 2000 revoluciones por minuto sin poder asimilar la noticia de forma objetiva, serena, racionalizada, ........ aceptada.

¡Bienvenida pequeña! Tus tíos están contentos por ti, por tu mamá, tu papa y tu hermanita.

Ya tienes otra primita cielo mío. Mandale muchos besitos para que le lleguen en forma de caricias. Te queremos vida mía.

miércoles, 6 de febrero de 2013

UN EJEMPLO EN TRES

Hace una semana, supongo que por estar cerca el día dedicado al cáncer, me mandaron por wasap un mensaje que me pedía que pinchara en una dirección que me ponían y que explicaba que era un vídeo de una canción de Macaco, grabada con los pacientes, familiares y personal de un hospital oncológico infantil y que con cada descarga se destinarían 5 céntimos para la ayuda en la investigación de esta enfermedad.

Al verlo solo pude emocionarme al ver la actitud de estos maravillosos luchadores y de las personas que tienen a su alrededor para ayudarles a seguir día a día.
Estos pequeños nos enseñan a no rendirnos, a luchar a pesar de las adversidades, a seguir soñando, a dejarnos querer, ayudar, a sonreír para los demás cuando no tenemos ganas, a querer vivir y a no rendirse.

Sus familias luchan con ellos, los ayudan a no dejarse caer, a seguir, a querer ilusionarse con la vida y a no dejarse ganar por la enfermedad. Ellos no se permiten dejarse arrastrar por el dolor, la angustia y el miedo de ver sufrir a lo que más quieren porque ellos son el pilar de estos pequeños y ante cualquier desfallecimiento sacan fuerzas de lo más profundo para seguir y se sienten reconfortados con el más pequeño progreso y sobre todo con una sonrisa de esos pequeños y maravillosos luchadores.

El personal que los acompaña en este duro proceso, médicos, enfermeras, auxiliares y demás, realiza un trabajo extraordinario, no ya por su labor médica, sino por la humanitaria, porque a pesar del desgaste psicológico que seguro les supone, debe ser así, porque ellos son los que les dan esperanza, los que deben dar el aporte extra de energía, los que deben hacerles ver que merece la pena y que cuando ya no se puede más, ellos están ahí para ayudarlos aún más, para seguir.

Cuanto ejemplo de superación, de lucha, de humanidad. Cuantas ganas de vivir, de soñar, de seguir. Ojalá cada uno, pudiéramos quedarnos con un poquito de estos tres ejemplos para ayudarnos a seguir.

Este es el vídeo, pero por si no se puede abrir desde aquí, os dejo también el enlace en YouTube.

SEGUIREMOS
http://www.youtube.com/watch?v=8WATgU5PduE





Cielito pequeño, intento coger ejemplo de todo lo que pueda ayudarme a seguir. Te queremos.