viernes, 9 de diciembre de 2011

LAS PRUEBAS DE LA VIDA

ALGO ESPECIAL DE MOMENTOS MALOS

Casi sin darnos tiempo a hacernos a la idea, nos llamaron para decirnos que la operación de Juan Carlos sería para el día 20 de diciembre. Bufff¡ Todo había ido muy rápido, pero mejor así, sin tiempo de pensar, de agobiarse. Revisión, cirujano, pruebas preoperatorias, diez dias y operación.

Durante todo ese tiempo tuvimos a mis cuñados mayores pendientes de nosotros en todo momento, llamándonos, acompañándonos a pruebas, dándonos ánimos y así desde el principio hasta la salida del hospital.

Fueron unos días duros. Muy duros porque a pesar de estar convencida de que la operación saldría bien y de que ya después todo iria bien, la verdad es que me derrumbé en varias ocasiones debido a la tensión en unos casos y al miedo horroroso en otras. El miedo a salir del hospital sin Juan Carlos me agarrotaba el corazón y cada vez que lo veía ir hacía atrás en vez de hacía delante pensaba que algo se complicaría, que algo acabaría saliendo mal. Y lo peor era que me tenía que mantener fuerte y con buena cara delante de él porque sabía que el estaba pendiente de cada gesto mio.

El estuvo muy bien atendido, pero menos mal que entre mis cuñados mayores y nuestros amigos me arroparon para darme fuerza esos días, de ese modo pude contar con muchos abrazos que me ayudaban a no decaer, con alimentos caseros que me traían de sus casas, con compañía y con todo el cariño y el ánimo del mundo. Especial mención también a un amigo médico que estuvo pendiente día y noche de Juan Carlos y al que le tenemos mucha fé por ser muy buen médico y mejor persona.

De esos días malos al menos nos quedamos con muchos recuerdos buenos, como una carta que mi sobrina mayor escribió a Juan Carlos y a mi, diciéndonos los especiales que somos y el cariño que nos tiene que nos hicieron saltar las lágrimas a los dos, un día que vinieron a vernos nuestros amigos-vecinos con nuestro pequeño ahijadito, que al oirlo por el pasillo salí para que no entrara y viera a su padrino con esa cara y el pobre se paso todo el rato señalando a la habitación llorando llamándo a su padrino, todas las personas importantes en nuestra vida pendientes de Juan Carlos desde el primer instante en que supieron su ingreso, una cena especial que me encargó mi cuñado mayor para que el día de nochebuena en el hospital fuera distinta. Pero sobre todo, lo mejor, el día del alta de Juan Carlos. Ese día respiré por fin.

Ángela, se que papá estuvo pidiéndote esos días para que lo acompañaras de forma especial. Yo se que lo hiciste y cuidaste de él para que se recuperara. Gracias.Te queremos.


A LOS AMIGOS

A veces, lo reconozco, a pesar de querer estar positiva, de estar fuerte, de seguir adelante, me derrumbo, me agobio y me siento perdida. En estos días no hay nada que pueda hacer para encontrarme mejor o para ver todo el bien y todo lo bueno que hay en mi vida a pesar de los pesares, sólo llorar y desahogarme. Sólo dejar pasar los días para luego volver a ver el lado de bueno de la vida y todas las cosas que tengo a mi alrededor y que, tanto a Juan Carlos como a mi nos hacen ir superando etapas en este dolor.

Entre esas cosas buenas y en lugar privilegiado están nuestros amigos. Amigos-familia y familia-amigos. Por eso hoy después de mucho tiempo sintiendo su cariño y su apoyo dedico esta poesía de Borges a nuestros AMIGOS.

POEMA A LA AMISTAD DE BORGES

No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,

ni tengo respuestas para tus dudas o temores,

pero puedo escucharte y compartirlo contigo.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.

Pero cuando me necesites estaré junto a ti.

No puedo evitar que tropieces.

Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.

Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.

Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.

No juzgo las decisiones que tomas en la vida.

Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.

No puedo trazarte limites dentro de los cuales debes

actuar, pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te

parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger

los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser.

Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

En estos días oré por ti...

En estos días me puse a recordar a mis amistades mas preciosas.

Soy una persona feliz: tengo mas amigos de lo que imaginaba.

Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran.

Es lo que siento por todos ellos.

Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la

alegría que sienten al verme.

Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y

cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad,

en estos días pensé en mis amigos y amigas,

entre ellos, apareciste tú.

No estabas arriba, ni abajo ni en medio.

No encabezabas ni concluías la lista.

No eras el numero uno ni el numero final.

Lo que se es que te destacabas por alguna cualidad que

transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.

Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero,

el segundo o el tercero de tu lista.

Basta que me quieras como amigo.

Entonces entendí que realmente somos amigos.

Hice lo que todo amigo:

Oré... y le agradecí a Dios por ti.

Gracias por ser mi amigo

El sonido del mar, el sol brillando en lo alto, la flor que brota, el canto de los pájaros, la risa de un niño, el aire rozando las mejillas, cualquier cosa que nos haga sentir el amor de la vida. En cada una de esas cosas estas tú. Te queremos.



TERMINAR BIEN. EMPEZAR BIEN

Por fin llegamos a casa. Parecía que no hubiera pasado el tiempo desde que recibimos la llamada para la operación de Juan Carlos y sin embargo habían pasado diez días. Y es que lo habíamos pasado tan mal que ahora al vernos de nuevo en la seguridad de nuestro hogar nos hacía sentirnos felices.

Las navidades un año más, no serían como las teníamos planeadas pero aún quedaban días. Estábamos a mitad y aunque no teníamos ganas de poner el árbol y todos los adornos que habíamos comprado al menos sí queríamos darle un toque navideño a la casa y llenarla así con un poco de calor.

Pusimos los tres reyes magos colgados del balcón, pusimos las velas doradas, pusimos nuestro muñequito de nieve a la entrada y por supuesto, pusimos nuestro pequeño belén de Cuqui. Junto a él, quisimos que estuviera presente también la carta que mi sobrina nos escribió, como parte importante de ese calor que queríamos sentir en nuestra casa, y ya entre risas dijimos que el árbol lo pondríamos en pleno agosto porque así seguro que no tendríamos ningún contratiempo y encima daríamos el golpe.

Un día antes de nochevieja fuimos a revisión, de nuevo con mis cuñados mayores y por fin Juan Carlos pudo liberar toda la tensión que llevaba acumulada y pudo llorar de alegría. Todo estaba bien. Ahora sólo tenía que coger fuerzas y terminar de recuperarse, pero iba a serle más fácil.

Y llegó nochevieja y como teníamos previsto estar allí tranquilitos y sin más celebración que las uvas, Juan Carlos cenó suave y temprano pero a mi, mis amigos de la misma calle no me dejaron y me prepararon la cena que me llevaron en una bandeja con servilleta de navidad y campanilla incluídas, como siempre, con una sonrisa de oreja a oreja por poder compartir esa cena conmigo.

Llegarón las doce de la noche. Las campanadas. Las doce uvas. Nos miramos y nos besamos. Habíamos terminado el año bién y lo empezábamos bien.

Esa noche miles de estrellas iluminan el cielo para que ni los fuegos artificiales puedan competir con el brillo y el esplendor de tanta luz iluminando nuestros corazones. Te queremos.


CADA DÍA SALE EL SOL

En los días posteriores seguimos recibiendo visitas y llamadas, palabras de ánimo y cariño. Pudimos descansar y volver un poco a la normalidad de lo que viene siendo nuestra vida en los últimos tiempos, pero sobre todo ansiando encontrar un poco de paz y sosiego en nuestro corazón después de las semanas pasadas.

Habíamos llamado también a la clínica para avisar de la operación de Juan Carlos y decirles que en cuanto se recuperara iríamos a por nuestro pingüinito, y al poco nos llamó la ginecóloga que nos lleva, para interesarse por Juan Carlos y saber que todo iba bien y que volveríamos a la carga en cuanto cogiese fuerzas.

Aún quedarían unas cuantas semanas, pero había que ir mentalizándose de esta nueva oportunidad que nos quedaba. Sin embargo cada cosa a su tiempo porque después de los últimos meses, mi vida había vuelto a entrar en una espiral de querer y no poder.

Empecé a plantearme si lo había estado haciendo bien hasta ese momento. Si había sido bueno el querer mantenerme constantemente ocupada y con mi cabeza distraída en mil y una cosas y de ese modo no enfrentarme de lleno con el duro y puro dolor.

Empecé a sentir de nuevo el agobio y la ansiedad de saber que seguía estando ahí, como el primer día, sólo que había procurado por todos los medios que no me dominara y que hasta ese momento había conseguido, pero que sin embargo al vernos obligados por una u otra circunstancia a bajar el ritmo de salidas, de planes, de invitaciones, visitas a una u otra casa, de realizar actividades que a mi me ayudaban a mantenerme distraida, ocupada y hasta contenta, como el cocinar, ver con asiduidad a mi ahijadito, etc., etc., y junto a todo ello se unían otras preocupaciones por las que habíamos pasado, pues se mi vino un poco el mundo encima.

Aún así procuraba levantarme cada día pensando en que habíamos acabado el año bien y lo habíamos empezado bien. Lo repetía una y otra vez, porque era así, sólo hacía falta que me convenciera, y que mi mente volviera a creer, volviera a ver todo lo bueno, volviera a sentir a mi corazón descansar,...... volviera a no morirme de dolor.

En todo este tiempo he avanzado mucho, he sacado lo bueno de muchas cosas malas, he aprendido a valorar las pequeñas cosas, he visto el gran corazón de muchas personas, he sacado experiencias positivas y se que cada mañana sale el sol. Ahora sólo me queda encontrar el antídoto para que mi corazón deje de sangrar. Sé que nunca sanará, pero al menos busco que deje de sangrar aunque la herida siempre esté abierta.

Hija, cada día es una lucha y no todas las gano, pero quiero que pueda llegar el día en que a pesar de perder batallas, podamos ganar la guerra. Te queremos.


SOLO EMPUJA

Con cada nuevo abatimiento, busco nuevas alternativas para poder salir y salir lo más airosa posible, porque muchas veces el camino se me hace muy cuesta arriba y el agobio me puede, aunque sepa que en unos días volveré a estar positiva, me da miedo cuando me siento así porque me duele hasta el alma. Así que busco canciones que me animen, diversiones varias, planes para el verano, nuevas recetas de cocina, leer historias que me transmitan algo y sobre todo, la necesidad de querer ir superando los miedos a enfrentarme a ciertas situaciones.

Lo importante es ser constante en el querer, aunque cueste y está historia me ayudó de nuevo a saber que cuando uno no puede más, siempre puede pedir un empujón.

LA ROCA.

Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz ilumino la habitación y apareció Dios. El Señor le dijo que tenia un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explico que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día.



Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas...y esta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Como el hombre empezó a sentirse frustrado Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido". Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión. Satanás le dijo: Por que esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente".



El hombre pensó en poner en practica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: "Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aun así, no he podido mover la roca ni un milímetro. Que pasa?


¿Por que he fracasado? ". El Señor le respondió con compasión: "Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste?. Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido.


Ahora, querido amigo, yo moveré la roca".



Algunas veces, usamos nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y fe en él. Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montanas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.



Cuando todo parezca ir mal... solo EMPUJA!

Cuando estés agotado por el trabajo... solo EMPUJA!

Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería... solo EMPUJA!

Cuando no tienes mas dinero para pagar tus cuentas... solo EMPUJA!

Cuando la gente simplemente no te comprende... solo EMPUJA!

Cuando te sientas agotado y sin fuerzas... solo EMPUJA!

Cuando la gente te desprecie y te haga a un lado....solo EMPUJA!.

Cuando tu familia y amigos no te amen.........solo EMPUJA!



En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Jesús para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. Entrega tus miedos al Señor y pídele con una oración que Jesús te ayude a encontrar el camino que te conduzca a El.


Yo soy creyente y a Él le he pedido que me ayude a mover la roca porque estoy cansada, muy cansada de empujar y empujar y espero que de corazón me ayude, pero si uno no es creyente yo creo que igualmente puede pedir ayuda para mover la roca a cualquier persona en la que confie y a la que sepa que puede recurrir porque no lo va a dejar solo.

Nunca dejaré de amarte. Nunca dejaré de extrañarte, y siempre en mi corazón estarás aunque siga viviendo para no morir de dolor. Te queremos.



UN DÍA DE CAL, OTRO DE ARENA

Hay días en los que me levanto con optimismo renovado, con fuerza, mirando el vaso medio lleno y sonriendo a pesar de estar lloviendo. Sin embargo hay otros en los que el optimismo deja paso a la devastación, la flojedad, mirar el vaso medio vacío y llorar a pesar de estar luciendo un sol radiante.

Supongo que es síntoma de estar empujando la roca durante tanto tiempo, y es que el cansancio hace mella y el ver que la roca no se mueve te deja exhausto pensando en que todo ese esfuerzo por salir adelante no ha servido de nada. Aún así sigues arañando la esperanza de que irá cambiando para mejor a pesar del miedo que te da cargarte de ilusión porque con cada nuevo mal paso el dolor resurge con más fuerza.

Sin embargo no podía rendirme, todavía no. Nos quedaba un pequeñito embrioncito congeladito, un pequeñito ser que forma parte de nosotros y que merece que pongamos ilusión y ganas y sólo hacía falta que Juan Carlos se recuperara del todo, con todas sus fuerzas cargadas e ir a buscarlo, así que si todo iba bien, yo había pensado que me gustaría intentarlo en marzo porque si se daba el milagro y todo iba bien hasta el final, podría dar a luz para diciembre, el mes de la navidad y me gustaba la idea.

Así que empecé una vez más a pensar en esta nueva oportunidad, en que esta vez sí, en que lo íbamos a conseguir, pero al final pudo más el miedo a un nuevo fracaso, el miedo a derrumbarme después de haber puesto mi mayor ilusión, el miedo a pensar que ya que se acababan las oportunidades, el miedo a sentir el dolor intenso que me deja bloqueada y no me deja seguir. Pero no podía ser negativa, porque sino estaría derrotada antes de intentarlo, por lo que decidí dejar venir los acontecimientos confiando en que había posibilidades, pero sabiendo que era difícil y por tanto debíamos ser conscientes.

Bueno, una vez decidido y viendo que la recuperación iba según lo previsto decidimos posponerlo otro mes ya que nos había surgido un viaje de improvisto y después de pensarlo creí que era mejor no dejar de hacerlo, porque ¿ y si no lo hacíamos por empezar el tratamiento y luego no salía? Pues que no habría embarazo y tampoco viaje. El pequeño embrioncito nos esperaría un mes más y mientras papa y mama podrían evadir la cabecita un poco.

Ángela, mi gordita pequeña, quiero recordar sólo lo bueno porque lo malo duele demasiado y tu recuerdo debe ser hermoso. Te queremos.


LA ALEGRIA DE UNA SORPRESA

De nuevo la vida nos ponía a prueba, quizás para llegar a ver hasta donde llegaban nuestras fuerzas, quizás para conseguir estar mejor preparados, en cualquier caso que difícil se nos hace el camino y sin embargo la alegría en este caso competía con todas sus fuerzas con el dolor porque el motivo y de quien era, lo merecía con creces.

Durante la recuperación de Juan Carlos, vimos que nuestra amiga-vecina venía poco por casa, no participaban de ningún plan que les proponíamos para salir, cuando nos acercábamos a su casa o no la veíamos o se mostraba lejana y la verdad, no entendíamos muy bien, a que era debido. Por más pronósticos que hacíamos o por más que inténtábamos imaginarnos el motivo, no lo sabíamos.

Varias semanas de dudas en nuestras cabezas y al fín salimos de dudas. Una mañana al salir para el trabajo, la vimos que se montaba en el coche muy rápida y además por la hora, nos extrañó, así que nos paramos y le preguntamos. Nos dijo que iba a hacerse un análisis. Por diversos motivos, nos extrañó todavía más, así que nos fuimos todo el trayecto hacíendo divagaciones y comentándo entre risas que a lo mejor estaba embarazada.

No tardamos en confirmarlo. Por la noche fuimos a su casa y al verla en el sofá y tapada con una manta no pudimos más y le preguntamos si es que estaba embarazada. Por la cara que puso la pobre, vimos que se debatía entre una gran duda. No sabía si confirmárlo o negarlo, pero al fin casi con tristeza nos dijo que sí, que estaba embarazada. Evidentemente nosotros nos alegramos enormemente porque es una buena noticia para alguien que quieres y a los que les deseas lo mejor, sin embargo nuestra sorpresa fue mayor, cuando nos dijo que estaba embarazada de cinco meses. Y es que los pobres no sabían como decírnoslo, al principio por dejar pasar un poco el tiempo, después por la enfermedad de Juan Carlos y luego por el miedo a nuestra reacción.

Ante nuestra alegría y el modo en el que reaccionamos, vimos por fin en sus caras un semblante de tranquilidad. Pobrecillos, ¡cuánto sentimos lo mal que lo han debido pasar porque no querían que sufriéramos! Ahora entendíamos el motivo de vernos poco y ciertas actitudes que tan sólo prentendía ocultarnos su avanzado y abultado estado.

Mi angelito del cielo mi coraza eres tú. Tu recuerdo es mi dolor y tu esencia es una parte de mi corazón que hace que siempre estes presente. Te queremos.


LA GENEROSIDAD DE UNA AMISTAD

Después de la primera reacción de sorpresa y alegría ante la noticia del nuevo embarazo de nuestros amigos-vecinos, les pedimos por favor que disfrutaran de ese embarazo, que dejaran de sufrir por nosotros, que no creyeran que ese embarazo nos iba a causar más pena que la que ya teníamos porque ese dolor siempre estaría ahí de la misma forma, y que aunque fuera yo la que estuviera embarazada, el dolor por la muerte de Ángela siempre formaría parte de mi vida a pesar de poder estar ilusionada otra vez, así que era hora de que ellos pudieran también estar ilusionados y felices con su embarazo.

Queríamos de corazón que no sintieran agobio, pena, culpabilidad...... Queríamos de corazón que pudieran relajarse y disfrutar de su familia porque durante mucho tiempo habían estado sufriendo con nosotros y por nosotros, reprimiendo muchos gestos, palabras, acciones y sentimientos hacía su hijo delante de nosotros, por no hacernos más evidente ciertas situaciones.

Se, que por fin pudieron respirar aliviados ante nuestra alegría y sorprendidos ante una reacción que no esperaban que fuera así. Y ¿qué otra reacción podíamos tener con ellos?. Son personas que se han portado como hermanos, que nos han dado lo mejor de ellos y que se han sacrificado en muchas cosas por nosotros. Son personas a las que queremos y que nos quieren, así que la única reacción posible es sentir alegría y felicidad porque sólo se merecen lo mejor.

Aunque felices por ellos, teníamos que ir asimilándolo e ir preparándome psicológicamente para lo que sabía me iba a costar ir viendo en los siguientes meses porque no quería que esta nueva situación pudiera ir alejándome de ella sin yo quererlo y estaba convencida de que iba a poder sacar fuerzas por el cariño tan grande, pero una semana más tarde en la siguiente visita al ginecólogo les dijeron el sexo del bebé. Una niña.

¡Dios mío, que duro iba a ser!, para mí, pero también para mi Juan Carlos. Fue de nuevo un revulsivo, un agolparse de nuevo los pensamientos, un sentir un agobio tremendo a no poder soportar constantemente cada nueva venida al mundo de algun bebé de alguien cercano. Y es que la vida sigue, y hoy sería ella, mañana mi cuñada, al otro otra amiga, o la vecina o la de enfrente. Tenía y quería poder no morirme de dolor por el recuerdo de lo que aquel día supuso para nosotros.

Da igual el paso del tiempo y las nuevas esperanzas e ilusiones que puedan llegar, tu recuerdo es parte de nosotros y tu amor está en nuestro corazón. Te queremos.


DOS CAMINOS PARALELOS

A lo largo del tiempo, a pesar de ir luchando, de ir dando pasos hacía delante, de querer ser optimista y de querer que mi dolor y mi rabia no puedan conmigo, he ido comprobando que con cada nuevo acontecimiento que hay en mi vida en el que tiene algo que ver un embarazo, un nacimiento, un bebé, mi pensamiento me lleva constantemente a aquel día en el que dejaron morir a Ángela. Aquel día, en el que después de tantos meses, después de tanta ilusión puesta en ese instante, después de tantos planes imanigando como iba a ser, el mundo se nos vino encima, y con cada nuevo pensamiento el dolor me puede, me agobia, me parte el alma.

Me he dado cuenta también que por mucho que lo intente, no lo tengo superado ni jamás lo tendré superado. Es decir, tengo asumido que mi hija no está, que murió. Eso lo acepto. Sin embargo jamás podré aceptar el motivo por el que ella murió. Sin embargo a partir de la noticia del embarazo de mi amiga-vecina en la que de nuevo los recuerdos se me agolparon y me dejaron muerta de angustia y miedo, me plantee la necesidad de poder afrontarlo. De poder vivir con ello sin que supusiera partirme el alma cada vez que me encontrara de nuevo con los últimos meses del embarazo de alguien o el nacimiento del bebé.

Llamé a la psicóloga y llorando le pedí, le supliqué que por favor me ayudara, que necesitaba poder vivir con ello, porque de eso dependía el que mi vida pudiera continuar. Que quería y necesitaba poder seguir adelante, poder mirar de nuevo a la vida y dejar de engañarme pensando que porque no pensara en ello, el recuerdo iba a desaparecer. Sabía que siempre estaría ahí, pero no quería que ello me impidiera retomar el camino, porque sino nunca podría vivir.

Ella me dijo, que era la primera vez que me oia hablar de esos dos caminos que ella ya me dijo en su momento que tendría que aprender a llevar. Por un lado el del dolor por su muerte y por otro la ilusión de ese nuevo camino. Me dijo que no me preocupara y no pensara que hasta ahora lo había estado haciendo mal no queriéndome enfrentar cara a cara al recuerdo, porque eso me había ayudado a avanzar. Debía ir cogiendo todas aquellas cosas que yo pensara que podían ayudarme y en el momento en el que yo pensara que podía.

Y ahora ya no se trataba de si podía o no, ahora es que quería. Realmente quería poder enfrentarme y que ese dolor y tristeza no me dejaran paralizada de miedo y angustia. Quería porque el corazón me sangraba cada vez que lo pensaba y si no paraba, cada vez las fuerzas serían menos.

Mi amor chiquitín, hija mía voy a intentar dar un paso más y me resulta más facil pensar que desde allá arriba sonries llenando mi corazón. Te queremos.

DEFENSOR DEL PUEBLO

UNA REUNION ESPERADA

En medio de toda esa marabunta de sensaciones y sentimientos por los últimos acontecimientos referentes al negativo del último tratamiento y la sorpresa de la inminente operación de Juan Carlos, recibimos por fín, notificación del Defensor del Pueblo de Murcia para reunirnos con él.

Después de más de un año de la presentación de nuestra queja, de haber recibido por parte de su oficina varias comunicaciones diciéndonos las negativas de la Administración de Sanidad para responderle, y de una segunda carta dos meses atrás para recordarle que seguíamos pendiente de mantener una entrevista personal con él, nos llamaron para concertar la cita.

Llevábamos mucho tiempo esperando y ahora se nos presentaba la oportunidad con la ansiedad añadida de que en los siguientes días Juan Carlos ingresaría, pero era algo que debíamos hacer y no lo dudamos. Llamamos a nuestro abogado para comunicárselo y que se viniera con nosotros. Debíamos seguir luchando para intentar que tomen conciencia del trato que muchas veces recibimos los pacientes, ahora que tan de moda está el trato que algunos pacientes dan a los médicos, y lo poco que se dice del maltrato físico y psicológico que muchos de nosotros sufrimos en nuestras carnes.

La vía judicial va por una parte, pero la queja que a él le formulamos iba dirigida al maltrato físico y psicológico que sufrimos aquel día. Al trato denigrante que nos dieron, a la dejadez en sus funciones, al olvido del juramento que un día hicieron y que como consecuencia de todo ello dió como resultado la muerte de Ángela.

Nuestra queja iba dirijida a que nos pudieran dar una explicación de por qué nos trataron como si les diera igual nuestro sufrimiento, nuestro dolor, nuestro miedo, por qué se dedican a una profesión de la que los verdaderos profesionales deberían avergonzarse de ellos. Cuándo dejaron de importarles las personas, la vida. Por qué dan ese trato a las personas que ponen en sus manos sus vidas, sus ilusiones, sus esperanzas. Queremos que nos digan por qué todo sigue igual, por qué no se han tomado medidas, porque a nosotros ya no nos quitan nuestro dolor, nuestra pérdida, nuestro miedo, pero queremos que nunca jamás nadie tenga que pasar por la horrible pesadilla que vivimos aquel día, con el maltrato físico pero sobre todo psicológico que nos hicieron vivir aquel día y que ya nunca podremos olvidar porque les dió igual que Ángela muriera.

Mi amor chiquitín, nos ha tocado a nosotros, te ha tocado a ti. La tristeza sigue, el dolor sigue pero lucharemos para mejorar la vida. Te queremos.


EL DEFENSOR DEL PUEBLO

La reunión con el Defensor del Pueblo nos dejó como estábamos. Es decir, sin respuestas y no porque dicha institución no se haya estado tomando molestias durante todo el año que ya había transcurrido desde la presentación de nuestra queja, sino porque a pesar de su insistencia con la Administración de Sanidad no había obtenido respuesta por parte de ellos.

De hecho nos dijo que de todas las quejas que se habían formulado en el 2009, era la nuestra la única que quedaba sin respuesta. Y yo le dije: -" normal, es que no saben que contestar"-. Aún así quedó en que seguiría insistiendo para que de alguna forma tuviéramos nuestra respuesta y al mismo tiempo ver como poder solucionar las deficiencias que nosotros presentábamos en nuestra queja.

Entre otras cosas le dijimos que nuestra insistencia era por intentar que se les diera un toque de atención a ese servicio, el maternal de la Arrixaca, para que tomen conciencia del trato inhumano, insolidario e insensible que dan a los pacientes. Vuelvo a hacer insistencia en que nosotros ya no vamos a recuperar a Ángela y que aquel horroroso día nunca lo olvidaremos, pero es por eso mismo por lo que no queremos que otros padres tengan que pasar por eso, y es por ellos por los que luchamos e intentamos que se impliquen cuantos más sectores mejor.

Le dejamos claro que la intención por via judicial es una, pero que el recurrir a él era por motivos del trato y la atención recibida, ya que independientemente del final, que en nuestro caso fue trágico, no creo que ninguna madre, padre o bebé tenga que soportar ese desprecio a la vida humana y esa desgana a la hora de hacer un trabajo que debería ser gratificante.

Supongo que a lo largo de la historia en todos los cambios revolucionarios que se han ido produciendo han tenido que intervenir personas que han decidido luchar por su causa para hacer del mundo algo mejor, para que con su experiencia otros muchos no tengan que pasar por todo lo que ellos tuvieron que pasar y supongo que a nosotros nos ha tocado luchar en este sentido. Ojalá sirva de algo y por eso animo desde aquí a que cualquier persona que me lea y que reciba por parte del personal sanitario un maltrato físico, psicológico o verbal, lo denuncie por cualquier medio que pueda. Creo que el Defensor del Pueblo es una buena vía.

Te queremos Ángela. Eres nuestra guía en el cielo.

COMPRENDER Y ACEPTAR MUCHAS COSAS

UNA BETAESPERA SERENA

En casa de nuevo tras la transferencia de los embrioncitos. En reposo de nuevo, casi sin moverme, casi sin querer "respirar" por no hacer ni un solo esfuerzo. De nuevo al sofá, cama, sofá durante dos días. Es que es algo que no puedes evitar aunque quieras, aunque intentes mentalizarte de que todas las mujeres que se quedan embarazadas todos los días sin saberlo, siguen haciendo su vida normal. Pero da igual que quieras hacerlo un proceso normal. Tu cabeza te indica una cosa, pero tu corazón te dice que para que esos pequeñitos se agarren bien debes estar quietecita.

Y así lo haces, y entre minuto y minuto, hora y hora, vas tocándote la barriga, vas hablándoles, vas recreando en tu mente como van dividiéndose poquito a poquito haciéndose grandes con cada pensamiento positivo, y con cada sentimiento de ilusión.

Otra vez los primeros dos días fueron pesados, pero ya esta vez, al tercer día empecé a moverme. Despacio, muy despacio, casi a cámara lenta, pero haciendo cositas. La comida, poner y quitar la mesa. Hacer la cama. Dar pequeños paseitos dentro de la casa. En fin, queriendo dar normalidad a esos días de espera que esta vez llevaba con mucha tranquilidad, la verdad.

Me sentía con energía, incluso con alegría, como si todas esas coincidencias que habían rodeado este nuevo proceso me indicaran que todo iba a ir bien. Por otro lado no quería ir observando mis posibles cambios o no, porque si no me iría obsesionando con lo que iba o no notando. Y es que después de tantos procesos, después de tanto leer historias de otras chicas, sus síntomas, sus emociones durante esos días de espera, la betaespera la llaman, sus miedos a moverse lo menos posible, sus ilusiones y esperanzas tan parecidas a las mías, después de tantas cosas, la actitud te ayuda a mantenerte arriba y a poder llevarlo con más serenidad si te lo propones. Y yo me lo propuse.

Ángela, quisiera poder soñarte todas las noches para poder dejar mi mente volar hasta ti. Te queremos.



AUNQUE NO QUIERES, LO PRESIENTES

Ahora parece que me noto esto, ahora parece que me noto lo otro. Entro al cuarto de baño y me miro. No. No quería pensar, ni observarme. Estaba tranquila, me sentía bien y podía ir disfrutando de cada día, sin nervios, sin prisas. En cada uno de los procesos he sentido cosas distintas o quizás iguales, ya no lo sé. Lo único que sé es que esos días eran irrepetibles, por si sí o por si no, quería sentir esos días con ilusión.

Ya habían pasado los primeros días y ese entusiasmo del principio parecía que iba abandonándome. Era como si fuera presintiendo, como si fuera notando que ya no estaban. Que de nuevo el sueño, había quedado en eso en un sueño. Cuando me venían esas sensaciones, esos pensamientos, intentaba quitármelos de la cabeza, porque debía seguir transmitiendo a mi cuerpo los mejores vibraciones.
Sin embargo no sé, lo notas, lo sabes aunque no quieras. Yo pensaba constantemente en que cuando me quedé embarazada de Ángela, la verdad, es que no noté nada. No tenía ningún síntoma, ninguna sensación. Pero a pesar de recordarlo y querer convencerme de que era normal, mi ánimo se fue desinflando sin yo poder evitarlo.

Y una vez más llegó el día de la beta. Al entrar me encontré con la enfermera que yo conocía y me acompañó a sacarme sangre. Me dijo que la noche anterior se había despertado varias veces acordándose de que al día siguiente yo iría. Todos andaban nerviosos. La chica que me sacaba sangre me dijo que ya vería, que en la Clínica IVI hacen muchos milagros. Sin embargo, yo me puse a llorar y les dije, que posiblemente mi milagro había sido Ángela.

Salí, y en recepción todas me desearon suerte y cruzaron los dedos. Yo les dí las gracias emocionada, con lágrimas en los ojos. Y esperé. Esperé esa llamada, que confirmó mis sensaciones. No había embarazo.

¡Hay Ángela!, por qué no puedo parar de llorar. Por qué cuando vuelvo a subir, la bajada es tan fuerte. Te llevo en el corazón y en mi alma. Te queremos.


MI CUERPO Y MI MENTE SE REVELARON

Una vez más llamé a Juan Carlos. Tenía el corazón roto. Me sentía hundida. No tenía fuerzas y no pude llamar a mi amiga-vecina, así que le puse un mensaje únicamente con la palabra “negativo”.

No podía. No tenía ánimo. Había puesto tanta ilusión, tanta alegría, tanta energía positiva, tanto optimismo, que mi cuerpo y mi mente se revelaron. Me quedé sin ganas de nada. Literalmente. Me quedé sin ganas de vivir.

No podía dejar de llorar y lo único que pedía esos días siguientes era cerrar mis ojos, dormirme y no despertarme más. Quería estar con Ángela, quería dejar de sufrir, quería dejar de luchar. Soy creyente y a pesar de todos los reveses de la vida, no me quitaría la vida sin embargo sí pedía no volver a despertarme. Ya no tenía fuerzas, ni quería tenerlas, ni volver a intentar sacar fuerzas de algún sitio.

Incluso me planteaba que qué es lo que estaba haciendo. ¿por qué estaba intentando tener otro hijo? ¿Realmente lo quería o me estaba engañando y sólo buscaba una y otra vez la posibilidad de tener a Ángela?. Mi cabeza sabía que no podía, lo sabía. Pero quizás era mi corazón el que aún no se había dado cuenta que ella ya no vendría más. Estaba en el cielo. Era, es un angelito del cielo. Entonces, ¿qué estaba haciendo?, ¿qué debía hacer?.

Pasé unos días bastante malos. Muy malos. Pero de nuevo sin saber por qué, sin saber de donde, una vez más fueron volviendo las fuerzas. A lo mejor es ella que me empuja a seguir, a no dejar a su papa en esta lucha de cada día que es la vida. No lo sé. Sin embargo volví a ir planeando para sacarle partido al vivir.

Me agarro a tu recuerdo con todas mis fuerzas, y tu me cubres con tus pequeñas alitas para darme calor y empujarme. Gracias por ser mi hija. Te queremos.


REFLEXIONES PARA EL CAMINO

Las horas, los días, semanas, meses. Todos van pasando y sigo estando en una montaña rusa de sentimientos. Sigo estando unas veces arriba y otras abajo, pero procuro agarrarme a la idea de que "hay luz al final del camino". Que a pesar de seguir sumergida en el dolor, tengo la fuerza, las ganas y el convencimiento de querer aprovechar todos y cada uno de los momentos buenos de la vida, porque una vez que pasa un día, una hora, un minuto, este ya es irrecuperable. Vendrán más, pero esos ya habrán pasado.

Así que, una vez más resurgí de mis cenizas y de esos días tan malos me quedó esa fría sensación de no querer despertar, para pensar con más fuerza en los instantes presentes, en que la vida pasaba sin darte cuenta si no querías darte cuenta y entonces pensé y decidí que ya después de muchas navidades sin poder celebrarla, sin poder vivirla, éste año lo haríamos.

No es que especialmente me haya gustado la navidad alguna vez, pero es una fecha, que aunque nostálgica, invita a sacar lo mejor de nosotros mismos, de compartir con la familia, los amigos, de salir y ver las luces, oir los villancicos, regalar y ser más generoso con quién menos tiene. Y la verdad, una vez que falta alguien importante en tu vida, se hacen más tristes todavía esas fechas, pero seguía en la necesidad de poder "ver luz al final del camino", por lo que le dije a Juan Carlos que esté año íbamos a comprar el árbol más grande que hubiéramos visto, íbamos a poner el belén, a oir villancicos, invitar a todos nuestros amigos a un día especial, e íbamos a adornar la casa con velas, muñecos de nieve, reyes magos colgados del balcón. En fín, todo el lote.

Juan Carlos se alegró de mi actitud, y aunque un poco reacio al principio, porque tampoco tenía el ánimo muy allá, al final vió positivo el vivir esos días con un poco de ilusión después de tantas navidades sombrías.

Es imposible tenerte más presente, en los momentos malos, pero también en los buenos. Te queremos.


POR FIN COMPRENDI

Por fín descrubrí que es lo que le pasaba a Juan Carlos, lo que lo había estado atormentando, agobiando, entristeciendo aún más, desvelándolo. Descrubrí esa necesidad imperiosa de refugiarse en mi y buscar consuelo como un niño. Descubrí y me dí cuenta de cuanto había estado sufriendo. Todo en secreto, sin yo saber, sin darme cuenta, todo para una vez más, protegerme y evitarme un duro trago.

Durante semanas, andamos sumergidos en el nuevo proceso de In Vitro, con pinchazos, revisiones, nueva ilusión en mi mente y por tanto, todo centrado en ello, no le dí importancia a las preguntas constantes de Juan Carlos a la ginecóloga de cuando sería la extracción y cuando sería la transferencia para poder organizarse en el trabajo. Yo todo lo veía normal.

Pero no era así. Su interés no era para que no coincidiera con algún compromiso laboral. Su interés era para que no coincidiera con algo muy importante que no tenía marcha atrás y que lo había llevado de cabeza durante mucho, mucho tiempo. El traslado de Ángela al panteón familiar.

Cuando murió Ángela, no estaba construido así que fue enterrada en un nicho alquilado y meses después mi suegro mandó construirlo para poder llevar allí a su hijo y a su nieta, y aunque a mi cuñado lo pudieron trasladar porque ya había pasado el tiempo establecido, nosotros teníamos que esperar un mínimo de dos años para poder trasladarla.

Yo sabía que Juan Carlos había empezado a informarse, pero no imaginaba que estaba en todo el proceso. Así que una vez salido del tratamiento, y ya sin necesidad de estar en reposo, fuimos a ver a mi pequeña y cual fue mi sorpresa cuando el coche no se paró en el lugar de siempre y continúo. Ya no hubo que decirme nada, entonces comprendí.

Entramos y abrazada a Juan Carlos, lloré, lloré y lloré. Lloramos. ¡Cuantas veces durante el embarazo Juan Carlos me decía que cuando naciera, la llevaría a que "la conociera su hermano", y ahora estaban los dos juntitos, no sólo de alma sino también en cuerpo. Mi cuñado, Miguel Ángel. Mi hija, Ángela. Su padre y yo quisimos que pusiera en la lápida: El Bebé Ángela Moreno Vicente. 16/10/2008. El tesoro de tus padres.

Mi cielo, siempre le pido a la abuela que te cuide y te de muchos besitos y mimitos y al tito Miguel que te haga reir mucho y te haga muy feliz. Se que así es. Te queremos.


ELLOS LO SON TODO

¡Cuántas cosas pasan los hombres por nosotras para evitarnos más sufrimiento del que llevamos! Ellos, que por ser hombres se creen más fuertes que nosotras o que deben demostrar que son más fuertes que nosotras y ¡cuánto se equivocan!.

Ante el dolor, somos iguales, simplemente las mujeres tenemos más facilidad para poder exteriorizar nuestros sentimientos, para dejarlos fluir, para llorar con furia, rabia e impotencia sin miedo a que se nos cuestione nuestra fortaleza, nuestro miedo, nuestra tristeza.

Ellos lo sufren en silencio, sin apenas darnos cuenta porque creen protegernos sirviéndonos de pilar constante, ayudándonos en el día a día y en todas aquellas situaciones que para nosotras pueden resultar insoportables, pero que para ellos también lo son y aún así pasan por ellas aguantando su dolor y el tuyo.

Y así Juan Carlos ha tenido que pasar en este tiempo por dos de las peores vivencias de su vida. Una cuando tuvo que ver a nuestra hija, cogerla en brazos y despedirse de ella por los dos y otra el traslado de nuestra pequeña, ya que en su momento, el día que la enterraron, por estar acompañándome en todo momento no fue. Sabía que nuestra hija estaría acompañada y se quedó a mi lado. Por eso, este momento fue tan duro, porque él no había visto el pequeño ataudcito de Ángela.

¡Cuánto siento todo lo que tuvo que pasar por mi!, para ahorrarme un sufrimiento añadido. ¡Cuánto tuvo que dolerle elegir los peluchitos que irian con ella para acompañarla! ¡Cuánto!

Lo más curioso de todo son los trámites tan absurdos que tenemos en este país. Mi hija, como tantos otros bebés, al no tener cumplidas veinticuatro horas de vida, no puede ser registrada, y sin embargo para poder hacer el cambio, Juan Carlos tuvo que hacer cuarenta mil trámites, papeleos e incluso, y esto ya raya en lo absurdo, traer un forense para que estuviera presente en el momento del traslado. ¡Hay algo más hipócrita!.

Al menos, después de tanto sufrimiento, Juan Carlos se sintió en paz y tranquilo sabiendo que su hija ya estaba en el panteón.

Es tan grande nuestro amor por ti mi pequeña princesa, que el calor de un rayo de sol nos hace imaginarnos tu sonrisa. Te queremos.


OPTIMISMO FRENTE AL MIEDO

A mi la navidad ya he comentado que no es una fecha que me guste especialmente, pero a Juan Carlos le encanta o le encantaba, ya que debido al cúmulo de acontecimientos que han rodeado nuestra vida los últimos años ha quedado en un segundo plano. Pero como dije, este año quería que fuera distinto, quería darle un poco de color a nuestra vida y esperaba que esta navidades fueran el comienzo de algo.

A el siempre le han encantado esas casas americanas que se ven en las películas llenas de luces, y todo el jardín decorado con muñequitos, figuritas. Todo a lo grande y aunque no íbamos a llegar tan lejos, al menos sí nos proponíamos poner algunas luces, adornar un gran árbol, poner un belén, e incluso algún pequeño muñequito por el jardín, y como no, los tres reyes magos colgados del balcón.

Y empezamos las compras, árbol por aquí, adornos por allá, luces en este sitio, muñequitos en este otro. Ya nos reíamos con nuestros amigos-vecinos y amigos de la misma calle diciéndoles todo lo que íbamos a poner y ellos nos decían que haríamos una competición para ver el que más adornos ponía en su casa. Seguro que eran la envidia de todos.

En fín que una vez decidida nuestra intención de superar esas fechas con la alegría que podíamos y la ilusión que intentábamos sacar de no se donde, y una vez compradas todas las cosas y con ganas de quererlas montar en cuanto entrase diciembre, nos encontramos una vez más con la mala suerte en las narices.

Juan Carlos tuvo un problema de salud y aunque podíamos esperar a después de las fiestas para poder ponerle solución, decidimos, principalmente él, que para que esperar. Los problemas de salud, aunque no haya urgencia, cuanto antes solucionarlos mejor. Así que no había nada que pensar, ya estaba decidido.

De nuevo uno se pregunta, ¿alguna vez acabará?, ¿veré la luz realmente alguna vez? Pongo ilusión, pongo ganas, pero ¿para qué? ¿Merece la pena seguir teniendo esperanza? En cualquir caso todas esas preguntas, deberían quedar en el olvido, al menos mientras recuperábamos su salud. Ahora lo único importante era él, que se pusiera bien, que no tuviera miedo, que me viera fuerte y optimisma. Tenía confianza en que todo saldría bien, y sin embargo estaba muerta de miedo.

Mi pequeña sé que estuviste con papa, que lo amparaste y velaste durante todas las noches en las que estuvo tan malito, por eso mi cielo ahora papa ya está bien. ¡qué bien le cuidaste!. Te queremos.


27 de enero. Santa Ángela

EL TIEMPO PASA Y NO PASA

Hoy es 27 de enero. Santa Ángela. Un nuevo año para recordar que en este maravilloso día hace tres años empezaste a crecer dentro de mi. No hay ni un sólo día en que no me acuerde de ti, en que no piense, te sueñe, te añore. En mis recuerdos este día esta grabado a fuego porque fue esté día hace tres años cuando tu padre y yo empezamos a quererte con toda el alma.

¡Como pasa el tiempo! y sin embargo parece que fue ayer. Aun recuerdo la ilusión, la alegría y la confianza ciega de saber que tú, mi pequeño amor, serías entre todos, la que al final serías mi hija, nuestra hija. Desde ese día ya nuestra vida cambió y aunque hoy no podamos tenerte físicamente, mi amor, mi cielo, mi pequeño ángel, desde ese día hija mía, somos tres.

Soñar no cuesta, no
Y con mis ojos húmedos te veo

Tan viva pero con alas puestas
Tan bella, aunque solo vea tu silueta

Tan alta, en la cima del mundo.
El sol es tan fuerte que ciega mi mirada,
Pero jamás mi corazón.

Por eso te sueño
Porque soñar no cuesta
Porque puedo escribirte sin fronteras.

Porque he descubierto que el amor
No necesita una presencia física

Contigo aprendí que dar vida
Es ya recibirla.

Mi mundo empezó a girar
Y es tu alma quien me salva
Es tu recuerdo quien me abraza
Y es tu esencia quien me ama.


*Siempre en mi corazón Ángela* Te queremos.

(es del blog de Cecy, que hoy lo tomo prestado porque me ayuda a describir lo que siento).

OTRA OPORTUNIDAD A LA ESPERANZA

TRANSMITIR A MI CUERPO Y MI MENTE

Quería tener mi mente positiva y pensar en que podría ser un nuevo comienzo, sin dejar atrás el dolor, sin dejar atrás mis recuerdos, sin dejar atrás mi corazón, pero queriendo acompañar igualmente estos sentimientos con un nuevo presente, un nuevo futuro, y aunque el día 17 en principio se presentaba melancólico, nuestros amigos-de la misma calle, nos mandaron un mensaje para hacernos saber que estaban allí y que si nos apetecía nos haría bien salir y despejar nuestras cabezas.

La verdad, es que Juan Carlos estaba muy cansado porque llevaba varias noches durmiendo bastante mal, y el estrés del trabajo, el día a día en otras circunstancias, pero lo animé sabiendo que todo lo que fuera distraernos, salir, estar acompañados, hablar, reírte, en fín cualquier posible iniciativa en buena compañía nos ayudaría.

Y bueno, cambiamos un poco de aires y nunca mejor dicho, porque nos fuimos a Sierra Espuña, en medio de la naturaleza, el silencio, la belleza del lugar, el trayecto, la comida en un lugar típico, y un poco de aventura. Estuvo bien. Lo pasamos realmente bien, porque ¿como pasarlo mal?, estando con ellos no es difícil sentirte a gusto, porque ellos lo hacen muy fácil, les sale solo. Son así.

Por lo que después de pasar un buen día, y llenar el depósito de energía positiva y optimista, me ví de nuevo ante el espejo preparada para empezar con el primer pinchazo de un nuevo tratamiento. Queriendo sentirme contenta y feliz porque quería trasmitirle a mi cuerpo las mejores sensaciones, los mejores sentimientos y concentrarme esos días en sentir de nuevo la ilusión de una nueva esperanza, y me repetía una y otra vez, que iría bien, que todo saldría bien.

Ángela, cada noche te pido fuerza, te pido protección y busco tu cobijo esperando sentir tu calor aliviando mi dolor. Te queremos mi amor chiquitín.


QUERER CONTAGIARLE MI ÁNIMO

Pinchazo tras pinchazo fui dándole ánimo a mi cuerpo, para que fuera receptivo, para que cogiera lo mejor de mi en esos días y lo llevara hasta mis ovarios, para que todos y cada uno de los pensamientos positivos de esos días fueran orientados a crear buenos óvulos y si fuera posible, bastantes.

Empecé a cuidarme más, tomando perlas de aceite de onagra con vitamina E, leche omega 3, más frutas y verduras, nada de refrescos, ni nada de alcohol, ni siquiera cerveza sin, por si acaso. Seguía haciendo yoga y en cada ejercicio, con cada respiración, en cada meditación, relajación, mi pensamiento era el mismo. Todo iba a ir bien. Si pensaba en positivo, si era optimista atraería la buena suerte y después de tanto, después de todo, ya nos iba tocando un poquito de facilidad en la vida.

Y mientras, para seguir con mi constante querer dar un pasito más cada día, de seguir teniendo mi cabecita ocupada, iba planeando, pensando y tratando de buscar nuevas reuniones con amigos, salidas, comidas, visitas al cine, de todo un poco. Pero en estos días Juan Carlos no estaba muy receptivo, se encontraba tristón, con el ánimo alti-bajo en momentos y sin tener ganas de hablar. El también quería hacer cosas, pero ante todo buscaba mi compañía, como un refugio, para sentirse en paz, y todo lo que planeábamos giraba en torno a salidas fuera de mi casa, unas veces con amigos y otras solos en mi casa o de paseo, pero los dos.

Yo no entendía muy bien porque estaba así, y reconozco que en algunos casos ante mi ignorancia en su estado de ánimo quizás me hizo poder hacerle daño sin ser mi intención, pensando que lo que a mi me hacía bien a él también se lo tenía que hacer, y no siempre es así. Pero en cualquier caso buscábamos un punto intermedio que pudiera satisfacernos a los dos y mantener nuestros sentimientos lo mejor posible esos días.

Mi pequeñito ángel, nunca pensé que en tampoco tiempo se pudiera querer tanto, pero es que tu ¡eras tan esperada mi amor!. Te queremos.


REIR PARA HACERLO MÁS LLEVADERO

Como comentaba en los post anteriores, había iniciado un nuevo tratamiento de fecundación in-vitro y a la misma vez Juan Carlos llevaba una temporada un poquito más bajo que de costumbre.

Que contradicciones. Yo dándole ánimos a mi cuerpo, a mis ovarios para que generaran buenos y bastantes óvulos y mi pobre marido experimentaba la ilusión por el nuevo proceso y a la misma vez una tristeza que yo no sabía como aliviar, porque en realidad no entendía algunas de sus reacciones. Más adelante supe porque estaba y actuaba así. Entonces entendí.

Los sentimientos seguían ahí, pero intentaba por todos los medios que en estos días, ganara la ilusión, el optimismo, y todos los días procuraba ponerme una canción que me gusta mucho de Enrique Iglesias que es muy alegre y hacía bailar a mi cuerpo al ritmo de la música para ir contagiándome de esa energía, de esa alegría que me proporcionaba al escucharla y seguía enfocando todos mis pensamientos hacía mis ovarios, incluso había veces que hasta me oía animando a mis óvulos: -"venga, vamos campeones, tenéis que crecer y poneros grandotes y fuertotes. Venga, crecer". Juan Carlos se moría de la risa cuando me oía, pero es que había que desinhibirse, reírse y disfrutar de esos días porque era de nuevo el comienzo.

Y empezamos las revisiones ecográficas. Al principio la cosa iba lenta, muy lenta. Parecía que había pocos y encima eras muy desiguales por lo que iba a complicar la maduración de todos ellos, y es que en los primeros tratamientos uno no sabe, no tiene ni idea de nada, pero después de tantos intentos, tantos distintos procesos, tantas distintas respuestas ováricas, uno va aprendiendo, va sabiendo más y le hace ser más suspicaz, más precavido. Aún así seguí dándoles guerra a mis óvulos, incitándolos a una competición para que fueran creciendo todos a la vez y no se fueran quedando atrás.

Sí, lo sé. Es de risa. Parece una historia cómica. Pero era la única forma de poder quitarle hierro a tanto estrés psicológico, a tanta carga emocional. Era una forma de hacer más llevadero esos días y que a la misma vez, Juan Carlos me viera sonreír, con ánimo y con alegría y que de esta forma pudiera ayudarlo también a él a llevar mejor esos días si a mi me veía más fuerte.

Hola Ángela. Siempre te llevo en el corazón, pero se me dibuja una sonrisa en el rostro cada vez que veo una Hello Kitty porque sé que estás muy cerca. Te queremos.


ENRIQUE IGLESIAS ME AYUDÓ

Aunque yo seguía teniendo mis dudas, la ginecóloga que me vé en IVI Murcia, estaba convencida de que el tratamiento iba bien y de que todo iba siguiendo su curso y es que, conforme avanzábamos con la medicación, mis óvulos iban creciendo e igualándose y eso era importante para que no sólo fueran bastantes sino que además, al ser todos más o menos del mismo tamaño pudieran ser maduros para poder trabajar con ellos.

Y así, de nuevo entre revisión y revisión, pinchazo tras pinchazo, baile tras baile con la música de Enrique Iglesias para animar a mi cuerpo, iban pasando los días con el ánimo positivo y como siempre, queriendo mantenerme ocupada estando en buena compañía con mis amigos. Mientras, Juan Carlos seguía manteniendo el tipo, buscando excusas y más excusas para realizar las reuniones fuera de casa y tampoco muy a menudo. Yo, seguía sin saber.

Por fin llegó de nuevo el día de la punción (extracción de óvulos). No sabía quien iba a ver en quirófano, pero lo que sí sabía era el cariño y la atención con la que me iban a tratar, porque así estaba siendo (siempre, pero en especial desde la muerte de Ángela). Y me ví de nuevo en la habitación cambiándome para ir a quirófano, con ilusión, con alegría, con mucho optimismo.

Me acompañó como siempre una enfermera, pero a ella la conozco desde el principio de empezar con los tratamientos y hay un sentimiento especial y al entrar al quirófano diciéndole que "iba muy positiva", hoy una voz conocida que me respondía: -"eso está muy bien. Me gusta que vengas con esa actitud"-. Y es que era el director de la clínica IVI Murcia, que fue el que en su día (27-01-08), me hizo la transferencia (me introdujo), del pequeñito embrioncito que luego sería Ángela.

Me tumbé y lo mejor del tratamiento y proceso, me pusieron la anestesia y me dormí sin darme cuenta, en un sueño profundo, sin imágenes, sin sueños molestos y perturbadores. Sólo silencio, vacío, nada. Y al cabo de un rato, para mí corto, me desperté de nuevo en la habitación a la espera de que viniera el ginecólogo a decirme que tal había ido.

Cariño mío, ¡cuantos recuerdos, cuantas sensaciones!. En ese quirófano empezaste a crecer dentro de mí y ya desde entonces formas parte de mi vida. Te queremos.


TRES PEQUEÑOS CAMPEONES

Fuí despertando poco a poco esperando ver que tal había ido. Por fín se abrió la puerta y entró el ginecólogo.

En principio parecía que había ido bien. Me habían sacado 12 óvulos pero había que esperar hasta que los biólogos los vieran y comprobaran con cuantos podían trabajar. Aún no nos íbamos a adelantar, pero dependía de los que hubiera para seguir con el proceso o por el contrario hacer una nueva estimulación para poder contar con bastantes posibles candidatos.

Esa misma mañana nos informaron de que de los 12, 10 eran maduros y podían proceder a fecundar. El proceso por tanto, proseguía. Ahora como siempre tocaba esperar y ver como iban evolucionando.

Mi ánimo seguía arriba. Mi ilusión crecía y la esperanza de que todo iba a salir bien esta vez. Ese era mi ánimo y el de toda la clínica IVI-Murcia que nos mostraban su constante apoyo y entrega profesional para que por fin, llegara de nuevo el milagro.

Pasaban los días e íbamos recibiendo noticias. Primero habían fecundado 8, después se pararon 3 por lo tanto quedaban 5 y por fín llegó el día de la posible transferencia.

Una vez más, con los nervios a flor de piel nos fuimos a la clínica sin saber ni tener ni idea de si habría transferencia o no. Yo tenía que ir con la vejiga llena por si acaso, pero con los nervios, no se cuantas veces pude entrar al cuarto de baño. Por fín, una de las veces que salía para ir, me encontré con la enfermera que conocíamos desde el principio y que estuvo en la extracción y me sonrió y me dijo que estaban muy contentos. Había 3 pequeños embrioncitos. Tres pequeños campeones.

Me sentía contenta, feliz. Sí, esta vez seguro que todo saldría bien y con esa motivación nos dirigimos de nuevo a quirófano Juan Carlos y yo, ya que para la transferencia pueden entrar las parejas para poder participar del momento.

Estás conmigo mi pequeño ángel. Así lo quiero, así lo necesito, porque tu mi pequeñito corazoncito eres todo lo que una madre hubiera deseado. Te queremos.



LA ILUSIÓN DE CREAR VIDA

De nuevo en la camilla y de nuevo una voz conocida. Era otra vez el director de la clínica IVI-Murcia y la verdad me resultó alentador porque al igual que con Ángela, era el que me iba a introducir (hacer la transferencia) los embriones y pensé que quizás era una buena señal que volviera a repetirse la casualidad.

Todo rápido, todo bien. Enseguida estábamos de nuevo en la habitación para hacer el consabido reposo y que vinieran a dar las instrucciones.

Otra vez emocionados, con caricias y palabras cariñosas para los pequeñitos que llevaba dentro. Otra vez la ilusión y las ganas de que todo fuera bien. Otra vez deseosa de que los días pasaran pero sabiendo que debía ir disfrutando cada uno de ellos por si acaso.

Y entró el ginecólogo y nos dió las instrucciones para seguir en los próximos días hasta la prueba de embarazo. Y aunque siempre te dicen que hagas vida normal, no puedes. Es inevitable el cuidado extremo que llevas por todo y en todo momento. Da incluso hasta risa muchas de las cosas que hacemos o no hacemos pensando o queriendo protegerlos como si se nos fueran a caer.

Recuerdo que le cogí la mano antes de irse y le dí las gracias casi llorando por el trato tan formidable y todas las atenciones que nos estaban dando. Juan Carlos también se lo dijo entre palabras emocionadas y llenas de agradecimiento.

Salimos de allí con todos los que nos encontrábamos a nuestro paso cruzando los dedos para que todo saliera por fin bien de nuevo. Y con nuestra energía positiva, la ilusión y alegría de llevar a los dos chiquitines dentro de mi y todo el cariño y la fuerza optimista de la clínica volvimos a casa una vez más a esperar. Mientras el otro pequeño embrioncito sería congelado por si hubiera que necesitarlo más adelante.

Mi cielo azul, mi carita gordita, sigo intentando seguir, sigo intentando vivir, sigo intentando dar cada día un nuevo paso para poder dejar de llorar. Te queremos.

EL SENTIDO DE LAS COSAS

CON LA MEJOR INTENCION

Hay que ver lo que unas palabras mal interpretadas pueden ocasionar, y es que después de más de un año y medio estando pendientes de nosotros hasta casi cambiar su forma de vida, decidimos hablar con nuestros amigos-vecinos porque creímos que había llegado el momento de volver a dejarles su espacio, su rutina. Su vida.

Así lo hicimos. Les agradecimos con el corazón y el alma como se habían portado con nosotros, lo pendientes, atentos y cariñosos que habían estado con nosotros. Les agradecimos su dedicación, su tiempo, sus palabras, su comportamiento, sus sentimientos. Les agradecimos el estar ahí constantemente, sin horas, sin días. Les agradecimos el habernos ayudado a seguir viviendo.

Y después de todo esto, les dijimos que queríamos que retomaran su vida y que aunque íbamos a seguir estando al lado, queríamos que ellos volvieran a tener su intimidad, queríamos que pudieran disfrutar de su hijo sin pensar en nuestra tristeza. Queríamos que supieran que por supuesto y por encima de todo, íbamos a seguir siendo amigos y viéndonos y disfrutando de muchos momentos, pero sin la necesidad de invadir su espacio. Y queríamos que supieran que lo único que nosotros pretendíamos y pretendemos es que sean felices y se permitieran momentos de familia con total libertad de gestos, palabras, risas........

Después de esta conversación, nos fuimos con la sensación de no habernos explicado suficientemente bien. Y al cabo de unos meses comprobamos que así había sido, porque yo llevaba bastante tiempo viéndola a ella, muy rara, triste, lejana. Y después de mucho meditar y pensar en que podría pasarle, pensamos que a lo mejor sin saberlo se había molestado por algo que nosotros hubiéramos hecho o dicho y decidí hablar con ella.

Y comprobé, que aquella conversación que con nuestra mejor intención mantuvimos, fue interpretada de forma equivocada. Nosotros queríamos devolverles su vida y ellos entendieron que les agradecíamos lo que habían hecho pero que éramos nosotros los que queríamos retomar nuestra vida. ¡Cuanto pude llorar, intentando explicarle que era todo lo contrario!, y encima pensando en lo que habrían sufrido creyendo que les dábamos de lado.

Todo quedó aclarado, bajo los ojos asombrados del pequeño cansinico con tanto lloro, abrazos, besos y alegría después de solucionar la equivocación.

Ángela gracias a ti pude conocer el verdadero valor de la amistad y la generosidad. Te queremos.



BUSCANDO EL EQUILIBRIO

Una vez resuelta la equivocación, volví a sentirme tranquila sabiendo que todo volvía a estar bien entre nosotros. Esos días siguientes no parábamos de mandarnos mensajes porque se notaba que nos sentíamos contentos después de esos días de tristeza y nostalgia que había generado la confusión.

Durante ese espacio de tiempo eché mucho de menos nuestra relación, nuestra confianza, sus preocupaciones por nosotros, en particular de ella por mi, eché de menos ese cariño especial que hay cuando estamos juntos, eché de menos nuestras conversaciones, nuestras risas, eché de menos todos esos ratos que pasábamos juntos y que los hicieron tan importantes para nosotros y eché de menos su sonrisa que me decía que estaba bien. Por suerte todo se arregló.

Y es que soy de esas personas que les gusta que todo a su alrededor esté bien, que las personas a las que quieres estén bien, entre ellas, contigo,..... que todo tenga un equilibrio, y eso me hace calentarme mucho la cabeza y querer darle solución a todo para que las personas que me importan se sientan bien. Sé que a veces es imposible contentar a todo el mundo y que todo a tu alrededor funcioné como un reloj, pero al menos intento que todo lo que dependa o pueda depender de mí esté bien, por eso muchas veces sufro por cuestiones que no puedo solucionar porque no sé que tipo de problema hay, o porque no sé que tipo de solución darle a ese problema.

Sería más fácil quitármelo de la cabeza y dejar pasar el asunto, pero me cuesta, sobre todo con personas que significan mucho para mí y que me duele cuando las veo mal. Soy de las personas a las que les cuesta mucho decir que no, porque se sienten culpables pensando que mi respuesta puede ser una decepción a su petición. Por eso esos días en los que estuve viendo la tristeza en los ojos de mis amigos, sobre todo de mi amiga-vecina, me llegaron muy hondo, y me hicieron perseverar hasta volver a ver su sonrisa.

Hola hija. Mi amor chiquitín. Te sigo echando de menos, te sigo viendo en mis recuerdos, te sigo soñando y llevando en mi corazón. Te queremos.



EL PODER DE VER

En estos días en los que he estado recordando y escribiendo sobre el malentendido con nuestros amigos-vecinos y lo que supuso para nosotros y para ellos esas semanas de distanciamiento sin pretenderlo, me acordé de esta historia que había leído, porque realmente es cierto que muchas veces queremos encontrar el camino, la luz, el/la guía, en esto o en lo otro. Queremos señales que nos indiquen que hay algo, alguien que nos lleva de la mano, que nos va a rescatar del dolor, las tristezas, los miedos..... Y esas señales llegan de formas muy diversas a nuestra vida, sólo se trata de verlas en cada una de las pequeñas cosas que todos los días tenemos en nuestra vida. No es necesario un gran resplandor, un gran acontecimiento, sólo un gesto, una mirada, un beso, una caricia, una palabra, una sonrisa, una mano que coja la tuya para sentirte, una estrella, para saber que ese algo o alguien te ayuda con estas pequeñas gotas de vida para ir viviendo.

Bizcochos y Gaseosas

Había una vez un chiquillo que quiso conocer a Dios. Sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vivía, así que se hizo la maleta con bizcochos y varias latas de bebida gaseosa y empezó su viaje.


Después de haber andado tres manzanas, vio a una anciana que estaba sentada en un banco de un parque viendo las palomas. El chiquillo se sentó al lado de ella y abrió su maleta. Estaba a punto de beber su bebida cuando se dio cuenta que la mujer parecía hambrienta, así que lo ofreció una magdalena. Ella lo aceptó muy agradecida y le sonrió.


Su sonrisa era tan maravillosa que él la quiso ver otra vez, así que le ofreció un poco de bebida también. Otra vez ella sonrió. El chiquillo estaba encantado.


Estuvieron toda la tarde allí, comiendo y sonriendo, sin decir una palabra.


Cuando empezó a anochecer, el chiquillo se dio cuenta de lo cansado que estaba y quiso ir a casa. Se levanto para irse, después de haber andado unos pocos pasos se volvió y corrió hacia la anciana, dándole un gran abrazo. Ella le dio su mejor sonrisa.


Cuando el chiquillo llegó a casa, su madre se sorprendió de la alegría en su cara. Le preguntó; -¿Porqué estas tan contento hoy?- Él respondió; - He almorzado con Dios.- Antes de que su madre pudiera decir nada añadió; - ¿Sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más bonita del mundo!

Mientras tanto, la anciana también volvió a su casa radiante de alegría. La mirada de paz dejo anonadado a su hijo. Él preguntó; - Madre, ¿Qué te ha hecho tan feliz, hoy?- Ella respondió- He comido bizcochos en el parque con Dios. Antes de que su hijo pudiera responder, añadió; -¿Sabes? Es mucho más joven de lo que esperaba.-

Muchísimas veces desestimamos el poder de una caricia, de una sonrisa, una palabra amable, alguien que te escuche, un complemento o el más pequeño acto de cariño; todos con el potencial de cambiar una vida.


Mi pequeño gran tesoro, muchas veces me toco la barriga queriendo volver a sentirte, aunque ahora he de tocar un poquito más arriba, porque estás en mi corazón. Te queremos.


UNA FÓRMULA PARA CADA CORAZÓN

Aunque sintamos el mismo dolor ante el mismo acontecimiento, no todos lo expresamos de la misma manera, ni nos afectan las mismas cosas. Cada uno tiene su forma de vivirlo, ni mejor ni peor porque en definitiva lo que uno busca son fórmulas que te puedan ayudar, que te puedan aliviar, que te evadan, que te hagan sentir menos dolor y que te sirvan para poder seguir, para estar fuerte, equilibrado, sereno................, para no decaer, para poder levantarte cuando lo haces, para poder sonreír sin amargura en tu rostro.

A veces no nos damos cuenta y con nuestra mejor intención creemos que lo que ha nosotros nos ha servido o nos sirve para poder inundar tu alma de una momentánea, pero intensa alegría, puede ayudar a otra persona con tu mismo dolor, y sin embargo el efecto no es igual y sin querer herimos a esa persona porque agudizamos su angustia y su tristeza.

Hay momentos en los que uno puede enfrentarse y debe enfrentarse a sus miedos para ir superando barreras, pero sin lugar a dudas hay otros momentos, en los que es mejor dejar pasar el tiempo para poder sentirse uno más fuerte. Unas veces nos ayuda el tenerlo presente en nuestra cabeza para ir afrontándolo y pensar como creemos que nos va a afectar, como vamos a reaccionar, y otras es mejor quitárselo de la cabeza momentáneamente para poder adquirir la fortaleza mental necesaria para cuando creamos que ya estamos preparados para asumir ese momento, esa circunstancia, ese encuentro.

Cada uno debe tener su ritmo, sin prisa. Tardes el tiempo que tardes. Creo que es mejor ir afrontándolos conforme uno vaya estando preparado para luego no volver atrás. Es mejor ir paso a paso y saber que un día vamos a dar dos pasos y quizás al siguiente retrocedamos uno, pero aún llevamos avanzado uno que nos va ha hacer seguir hacía delante. Debemos respetar las fórmulas que cada uno elija para poder ir dando pasos positivos, aunque no debemos cerrar la puerta a consejos que puedan ayudarnos.

Tengo el alma rota, y sé que ya siempre será así, sin embargo Ángela, sigo buscando fórmulas para poder resistir, porque sé que un día ya no nos separaremos. Te queremos.



DEJAR SALIR LAS EMOCIONES

A colación de lo que refería sobre como las personas expresamos de distintos modos determinados sentimientos, aunque el dolor ante cierta circunstancia sea la misma diré que desde hace algún tiempo, Juan Carlos está experimentando un cambio en su forma de poder afrontar algunas cosas, que supongo vendrán originados entre otras cosas, por no haber sacado sus sentimientos, intentando hacerse el fuerte, el que debía sostenerme, el que siempre podía con todo. Y no es así.

Supongo que las mujeres, o la mayoría, tenemos más facilidad para poder exteriorizar nuestras emociones. En mi caso así ha sido y me ha ayudado el poder hablar con mis amigos, con mi amiga-psicóloga, el poder llorar sin importar el momento y el lugar, el poder escribir, el poder contar con él para tener paciencia conmigo por alguna situación complicada para mí y el saber que en este caso éramos nosotros los que debíamos ir marcando el ritmo.

Sin embargo, a pesar de saber que él siente el mismo intenso dolor que el mío, lo sé, me consta porque sé la locura que tenía con su hija y que al igual que yo pasé por unos terribles momentos que quedarán para mí, él tuvo que afrontar otros que también quedarán para él, mi forma de seguir adelante se ha basado principalmente en llenarme el corazón con todas y cada una de las cosas, pequeñas cosas que cada día se nos aporta a nuestra vida, y aunque en la mayoría de estas cosas él coincide conmigo, lógicamente hay otras en las que a él le afectan de una manera y a mi de otra. En especial hay una que a mi me llena el alma, me da como digo yo, un subidón y sin embargo a él de un poco tiempo a esta parte, tiene sentimientos encontrados. Por un lado le aporta alegría, cariño, amor, ternura, incluso devoción, pero por otro le hacen pensar en todo aquello que el tenía planeado con su hija, en todo aquello que tanto había anhelado, en todo aquello que el había soñado.

Le hace recordar que no es un sueño, que es la realidad la que está viviendo y que todo aquello que el quiso darle a su hija, todo aquello que quiso poder vivir con su hija, desde un paseo a un esperado "¡papa!" cuando lo viera llegar, ya no puede ser, y su corazón se debate entre la alegría y la tristeza sin poder evitarlo.

Nunca podremos cerrar esa puerta que nos deje seguir nuestro camino sin partirnos el alma. Volveremos a vivir, y vivimos porque a pesar de esa puerta, nos dejaste los mejores recuerdos llenos de amor. Te queremos.

TOCA CELEBRACIÓN

Ya dos añitos. ¡Cómo pasa el tiempo! El pequeño ahijadito iba a celebrar su segundo aniversario de vida. Una vida que nos ha llenado a muchos de alegría, felicidad, esperanza, y deseos de seguir creyendo. Este año, la tristeza por lo que tenía que haber sido una alegría doble, dejó paso a un sentimiento encontrado. El pequeño está claro que aún no se entera de lo que pasa a su alrededor, o eso nos creemos, pero toda esa alegría que nos aporta, tanto el como sus padres, tenían que tener por nuestra parte una esfuerzo añadido y a pesar de traernos a nuestra memoria recuerdos o sueños no realizados, este año sí habría celebración de cumpleaños y sí iríamos a compartir su tarta.

Juan Carlos pasó unos días un poco más agobiado de lo normal pensando en ese encuentro que a momentos se le hacía un poco duro, y sin embargo a la hora de ir a comprar los regalos del pequeño todo se le hacía poco, porque sólo imaginaba la cara de felicidad del pequeño al abrir los paquetes.

La fiesta se la celebraron en casa de los padres de nuestra amiga-vecina y la verdad, nos sentimos a gusto, en familia, y en un ambiente desenfadado, alegre, con mayores, pequeños, amigos. Ellos como siempre pendientes de que no nos faltara de nada y nuestro pequeño ahijadito, como en tantas otras ocasiones, con un sexto sentido hacía nosotros, regalándonos sus mejores sonrisas, sus mejores atenciones, su alegría, su demostrar que se sentía feliz porque estuviéramos allí.

Pasamos un buen rato, comiendo, hablando y viendo como los más pequeños disfrutaban de ese ambiente desenfadado, sobre todo nuestro pequeño ahijadito, que ¡mira que le gusta estar bailando en cuanto oye música!, como si la cosa no fuera con él, pero a la misma vez sabiendo, de alguna forma que todo aquello era en su honor.

Y el momento de soplar las velas. Dejamos nuestra mente en blanco y sólo pensamos y disfrutamos aquel instante. Todos cantamos su cumpleaños feliz y sonreímos al ver su carita emocionada, así que mereció la pena ir, por él y por sus papas que se que se alegraron mucho de que fuéramos y compartiéramos ese momento con ellos sabiendo que en esos días todo, todo se agolpaba en nuestra mente.

Mi pequeñita princesa, el tiempo sigue pasando pero el recuerdo es igual de vivo. Te queremos.



AGARRARSE A LAS SEÑALES

Habíamos decidido que después del verano haríamos un nuevo intento, pero dejamos pasar septiembre para que no coincidiera la posible transferencia de embriones en octubre, así que en cuanto empecé con el periodo de ese mes fuimos a la clínica.

Allí de nuevo volvimos a sentir el cariño y el trato tan humano y cercano hacía nosotros, con sus sonrisas, sus palabras, su ansiedad por poder empezar el tratamiento con la ilusión y la esperanza de poder darnos de nuevo un motivo para llenar nuestro corazón de alegría y felicidad.

Esta vez me iban aplicar un protocolo largo así que al contrario que otras veces en las que he empezado tomando anticonceptivos, esta vez empezaría a pincharme una medicación distinta a mitad del ciclo, que continuaría una vez me viniera la siguiente regla y que iría simultaneando con otras medicaciones según la respuesta de mis ovarios.

Mi ginecóloga me dijo que debía empezar a pincharme el día 17 de octubre. Uff¡, un día después del aniversario de Ángela. Pero lo tomé como una señal, como si el día 16 se cerrara un ciclo y el 17 se iniciara de nuevo un proceso de ilusión. Quise verlo así. Ya he comentado en varias ocasiones que intento ir agarrándome a cualquier cosa que pueda valerme, bien sean personas, señales, cosas, momentos,........ lo que sea.

Así lo quise ver y así se lo dije unos días después a mi amiga-psicóloga a la que fuí a ver porque sabía que conforme se acercaba el segundo aniversario necesitaba poder desahogar toda la angustia que se iba acumulando durante esas semanas. Y lloré y me desahogué y volví a preguntarle como se podía superar algo así, ¿cómo? Y es que no se puede. Lo único que puedo hacer es lo que estoy haciendo, seguir viviendo, seguir intentando ilusionarme, seguir manteniendo la cabeza distraída, seguir saliendo, entrando, haciendo mil y una cosas por no pensar. Y como digo, seguir intentando agarrarte a cualquier cosa que te valga.

Esta vez me agarré a la coincidencia de viajar con Chayane por lo de su nuevo disco, "No hay imposibles", a la Virgen del Buen Suceso que descubrí en las fiestas de septiembre de Murcia en unos anuncios en los periódicos y en que empezaría el nuevo proceso a partir del día 17 de octubre.

Los días son muy largos y hay momentos para todo. Así que igual que me venían las tristezas propias de aquellas fechas, buscaba poder ir llenando huequitos con esas pequeñas señales que hicieran que llegado el momento mi cuerpo sintiera esas sensaciones de ilusión.

Dá igual lo que haga, porque mi corazón está lleno de ti. Te queremos.



EMOCIONES A TRAVÉS DE LAS PALABRAS

Esto de internet, para los que no se nos da bien expresar nuestros sentimientos cara a cara, es todo un invento, incluso los mensajes de móvil, aunque los escritos son más limitados, pero también ayudan para casos urgentes.

Y es que a mí en particular se me da mejor exteriorizar lo que siento a través del escrito, y por eso en estos meses ha sido como una terapia el poder hacerlo, el poder compartir, el poder dejar constancia de como van surgiendo las emociones en mi vida y de esta forma he aprendido también a conocer los sentimientos de otras personas, a valorar cada palabra de aliento e incluso poder ayudar con mi experiencia en el aprendizaje de como ir superando los distintos momentos de tristeza, angustia, dolor, miedo.

Hay personas a mi alrededor, que han llegado a conocerme un poquito mejor gracias a estos escritos, que no sólo surgen en cada nuevo post del blog, sino que gracias a los correos electrónicos, y a veces msm, he podido dejar constancia de palabras que nacen del corazón pero que me es muy difícil expresar verbalmente, e igualmente les pasa a ellos y muchas veces nos vemos y no nos decimos nada, aunque esa mañana o el día anterior hayamos abierto nuestro corazón por escrito. Y la verdad, es curioso. Muy curioso. Y aunque no siempre son necesarias las palabras, en ocasiones te sorprenden y emocionan.

Y así entre correo y correo, en uno de ellos recibo uno de mi cuñada mayor y especial, en el que entre otras cosas me dice que se siente feliz de que formemos parte de su vida y de que les aportamos alegría y paz. Que se sienten a gusto con nosotros y que esperan que el sentimiento sea mutuo. Y sí, el sentimiento es mutuo. Y como digo, en ocasiones hay palabras que te sorprenden y emocionan, porque me alegra y me reconforta que piensen así de nosotros, entre otras cosas porque a pesar de llevar el dolor dentro, procuramos hacerles más felices y fáciles la vida a los que tenemos alrededor y queremos.

Mi pequeño ángel, aunque me cueste se que me dás fuerzas para poder seguir sonriendo. Te queremos.



QUIERO PENSAR QUE ESTAS FELIZ

Como ya comenté en su fecha, llegó el 16 de octubre. Su segundo aniversario y de nuevo un día especialmente triste. Este año quisimos hacer la misa en el mismo sitio donde le habían hecho la misa de gracia y al hablar con el cura nos volvió a decir que al ser un bebé, un ser sin pecado no hacía falta hacerle mesa de difuntos y por tanto volvería a hacer una misa de gracia, recordándola, dando gracias por ella, pensando en que ahora ella estaría bien y esperando poder reconfortar nuestros corazones con ese convencimiento.

Por la mañana fuimos al cementerio a llevarle su regalito. Un ramito de flores, y aunque suene raro, me sintí entre comillas feliz porque después de dos años buscándolo, encontré un peluche de la abeja Maya y pudimos llevárselo para que la acompañara. Y como no. Mis amigas, de nuevo habían estado para llevarle un precioso centro de rosas blancas. Y mis amigos-vecinos también le llevaron más tarde un peluche con su nombre grabado, una velita y unas pequeñitas Hello Kitty. Que bonito quedaba el nicho con los ramitos y tantos muñequitos para acompañarla.

Y llegó la tarde y llegó la hora de ir a la iglesia. Daba igual quien fuera, porque lo importante era que estuviéramos su papa y su mama, pero de nuevo allí estaban nuestros amigos-vecinos, la madre de él, nuestros amigos de la misma calle con su hijo, mis suegros y mis cuñados mayores. La verdad es que tampoco se lo dijimos a nadie más, y me refiero a los que sé que les importamos de verdad, porque no queríamos poner en el compromiso a nadie sabiendo como sabemos las circunstancias que algunos tienen.

De nuevo todo fue cariño y comprensión en un día en el que hubiéramos tenido que celebrar. Es curioso porque por un lado se celebraría su cumpleaños, pero por otro su aniversario como angelito del cielo.

Aunque no teníamos ganas, se que ellos lo hacían por nosotros e hicimos el ánimo de irnos con mis cuñados para distraernos un rato y la verdad, nos vino bien y se lo agradecimos, como siempre por lo que más nos llena, el cariño y la comprensión.


Mi amor chiquitín, un año más y lo que nos mantiene con fuerza es pensar que allí arriba estás en un paraíso, rodeada de flores, nubes, alegría y felicidad. Te queremos.

(en esta dirección, hay una canción con una carta de un bebé dedicado a papa y mama, y se situla, perdí un bebe, un gran ángel. Yo te esperaba.) Es precioso, merece la pena verlo.