viernes, 13 de abril de 2012

ME AGARRO CON FUERZA A CREER.

Yo creo en Dios, pero reconozco que no soy una católica practicante, pero no de ahora, de siempre, y sin embargo es en estos tiempos, cuando más he necesitado acercarme a una iglesia para sentirme más cerca de El, a pesar de no entender muchas cosas de Él, a pesar de haber dejado de creer que me escucha, a pesar de pensar que entre toda la gente que formamos el mundo y todos los problemas que hay, ni siquiera sabe que existo, que soy un grano de arena en un gran desierto, a pesar de haber dejado de pedirle, de rogarle, a pesar de querer estar convencida de que soy uno más en una tela de araña que día a día se va formando, a pesar de todo sigo teniendo la necesidad de buscarlo, de sentir refugio acercándome a Él, de rezarle aunque ya no le pida nada y crea estar orando para el vacío, para la nada.

Es una sensación extraña, un sentimiento raro, una necesidad que me hace volver una y otra vez y supongo que aunque yo crea que Él no me escucha, ni se interesa, posiblemente todo tenga una razón, una explicación para Él aunque muchas veces no alcancemos a entenderlo, a verlo, o ni siquiera a compartirlo, pero al final todo lo que a nosotros nos parece un sin-sentido, ahí arriba todo tiene un orden, un guión escrito, un porqué, y sin embargo quiero pensar que por mucha divinidad, por mucho poder, por mucho amor, por mucho no salirse del renglón, a veces pueden suceder cosas que realmente no estaban previstas y como en toda empresa, puede haber ocurrido un lamentable error que ha escapado a toda razón, a todo sentido y es lo lógico pensar que habrá una compensación, una rectificación o un apaño y sin embargo el tiempo va pasando y ni lo uno ni lo otro, y entonces es cuando piensas si de verdad ahí arriba hubo un error o es que a veces aunque no entendamos las cosas hay un porqué y son los renglones torcidos de Dios.

Sé que existe, que está ahí, lo que no sé es si el sabe que yo estoy aquí. Quiero creer que sí, y pensar que aunque a veces no pueda más, Él me sostiene y me dá fuerzas para seguir. Quiero pensar que Dios aprieta pero no ahoga. Quiero pensar que no me manda más de lo que yo puedo soportar. Quiero pensar que aunque no lo entienda, todo tiene una razón y quiero pensar que hoy una ventana se ha cerrado, (de portazo, sí, dándome en toda la cara, provocándome un dolor inhumano, insoportable), pero que quizás mañana pueda abrirse una puerta. Quiero pensar.

Ahora no lo entiendo y puede que nunca llegue a hacerlo, pero lo que sí está claro es que un día tú, papa y yo estaremos juntos, ya para siempre. Te queremos.