martes, 12 de febrero de 2013

UNA NUEVA LLEGADA

Hoy va a nacer mi nueva sobrinita. Es un parto programado, por cesárea y sin poder evitarlo me trae ¡tantos recuerdos!.
Ya hace unos días fuimos a su casa para ver como se iban a organizar con la otra peque, que tiene 23 meses, y ofrecernos para ayudarles en lo que pudiéramos, primero con la pequeña esos primeros días que ella tendrá que estar en el hospital y luego cuando vuelva a su casa, para echarle una mano a ella con los dos chiquitinas, porque todavía estará convaleciente.

La veía tan gordita ya, con tanto preparativo de última hora y lo importante ya todo preparado en la habitación del nuevo pequeño miembro de la familia.

Ya les dijimos que no iríamos al hospital. Es demasiado duro para nosotros a pesar de ser en otro hospital y de haber pasado el tiempo que ha pasado. Me hubiera gustado poder ser más fuerte y dar ese paso, pero como sé que ellos lo entienden y que ella allí estará bien y acompañada, pues me siento más tranquila y a la misma vez sé que puedo serles útil ayudándola con su otra hija.

Hoy me siento rara. Por un lado estoy contenta por la llegada de la pequeña, pero a la misma vez mi alma se parte en dos. Recuerdo la ilusión con la que salimos aquella mañana Juan Carlos y yo de camino al hospital. En unas horas tendríamos a Ángela en nuestros brazos. Teníamos tantas ganas de verla, de cogerla, de olerla, de acariciarla, de oír su primer llanto. Teníamos tanto amor puesto en ese momento, ¡tanto, tanto, amor!

Mientras escribía estas primeras líneas, mi cuñado me acaba de mandar un wasap para decirme que todo ha ido bien. Que las dos ya están en la habitación. A él le da apuro llamarnos y aunque Juan Carlos sé que luego ha hablado con él, yo la verdad prefiero esperar hasta luego o mañana, porque sé que me voy a poner muy tonta y no quiero arruinarle el momento y ves, sin poder evitarlo, las lágrimas han empezado a brotar de mis ojos. Es una mezcla de alegría por ellas, pero también de profunda tristeza por imaginarme ese momento que tanto habíamos soñado Juan Carlos y yo.

¡Ay Ángela!, aunque la vida siga, una parte de nosotros se quedó aquel día contigo y es como si el tiempo se hubiera congelado y fuera un bucle constante queriendo volver una y otra vez y que las cosas hubieran sido como las habíamos soñado, como las habíamos imaginado. ¡Cómo debieron ser!

En fin, al menos siento tranquilidad. Estoy alegre-triste, pero siento tranquilidad, sosiego, calma, y hasta aceptación por el momento mágico que sé que están viviendo. Ya es un paso. Porque meses atrás, con cualquier otro nacimiento me hubiera retorcido, sentido angustia, mi corazón latiendo a toda máquina y mi cabeza como una lavadora centrifugando a 2000 revoluciones por minuto sin poder asimilar la noticia de forma objetiva, serena, racionalizada, ........ aceptada.

¡Bienvenida pequeña! Tus tíos están contentos por ti, por tu mamá, tu papa y tu hermanita.

Ya tienes otra primita cielo mío. Mandale muchos besitos para que le lleguen en forma de caricias. Te queremos vida mía.