viernes, 26 de julio de 2013

EN MOMENTOS MALOS, REGALOS QUE COMPENSAN

Mi última entrada o mi anterior entrada, es del 26 de junio. Dos días antes, osea, el 24 de junio fue mi cumpleaños y el santo de Juan Carlos. Otro año más sin mas.
Como cayó en lunes, pues dejamos la celebración-comida para el fin de semana siguiente y esa noche salimos a cenar con mi padre y mis hermanos, bueno al final sólo vino uno de ellos.
La cena bien, la sobremesa ya no tan bien. Salió un tema un poco delicado con algo en lo que no estamos de acuerdo con mi padre y su forma de verlo y llevarlo y al final me volví a casa malhumorada y triste, pero a veces cuando menos lo esperas, todo puede dar una vuelta y de acabar la noche con mucho bajón, pues me llevé la sorpresa y mejor regalo que podían hacerme.
Al entrar con el coche en la cochera descubierta de mi casa, empecé a oir unos gritos llamándome. Eran las 12:30 de la noche, pero mi pequeño ahijado había estado esperando hasta oir que llegábamos: "¡madrina, madrina!. Oí a su madre, mi amiga-vecina que le decía que esperara, que iban a bajar y que dejara de gritar que era tarde.
Al segundo, oimos la puerta de su casa y enseguida al otro lado de la verja que nos separa las casas por el porche, lo veo venir corriendo todo contento y sonriente con algo en la mano: "¡felicidades madrina!, toma lo he hecho para ti. Y me da un pequeño portafotitos de madera pintado y adornado por él, bueno venía envuelto, pero era tanta su ansiedad por dármelo y que lo viera que él mismo lo fue desenvolviendo hasta dármelo ya sin papel. No me puse a llorar para que él no se sintiera triste porque no hubiera entendido el por qué, aunque las lágrimas fueran de felicidad.
Su madre, mi amiga-vecina, me dijo que no podía dormirse y estaba esperando para dármelo fuera la hora que fuera, y en cuento oyó el coche se puso a decir: "ese es el coche de los padrinos", "vamos, vamos".

Le dije que me encantaba, que era el mejor regalo que jamás me habían hecho y que lo pondría en un sitio privilegiado para que todo el mundo lo viera. El no cabía en sí de gozo y la verdad, es que esa noche me hizo la persona más feliz del mundo.
Es lo que muchas veces he dicho. Es un crio con ángel. Tiene un don y siempre tiene algún gesto en los momentos más delicados para nosotros. Y esa noche fue otra muestra de ello.
El se acostó tan contento y a mi me regaló un trocito grande grande de amor.

Unos días después teníamos pensado celebrar el cumpleaños y santo de Juan Carlos como el año pasado, en una comida, con piscina, copitas, más piscina, más comida, amigos, buenos amigos, pero al final lo tuvimos que retrasar porque mi suegra se cayó un porrazo y tuvo que estar varios días ingresada, incluído un día en la UCI para estar en observación. Y desde entonces, aunque ella del porrazo está bien, pero ya no se ha quedado bien del todo,  andamos locos, locos, entre médicos, pruebas, hacerle compañía, buscar alguna persona que pueda quedarse con ella por las tardes, descargar a mi suegro un poco de lo que conyeva esta nueva situación.
En fin, que de una forma u otra no podemos mantener una línea contínua. Siempre hay algún contratiempo, algún cambio negativo que nos impida vivir, sólo eso, vivir.

Y es que en esta situación, lógicamente Juan Carlos la vive con angustia, con tristeza y con agobio el ver a su madre así, y yo los primeros días tampoco fui de mucha ayuda para él, porque fue una situación que me superó, creo que por el recuerdo de los últimos días de mi madre en el hospital, el verla tan malica, tan desvalida, tan distinta a como era ella y además el ver como el resto descargaba en nosotros dos, mucho más de lo que ellos daban, por el siemple echo de dar por supuesto que como nosotros no tenemos más hijos, pues estamos más libres y dispuestos y ya por ello no tenemos vida, pues todo eso me hizo no apoyar a Juan Carlos todo lo que se merecía. Ahora pasado ya lo peor, creo que aunque me siga agobiando, sí me veo con "fuerzas", de intentar hacerle ver a Juan Carlos, que aunque es una situación nueva para todos, podemos ir llevándola poco a poco siendo lo principal, el aceptarlo, aunque cueste.

Por eso siempre digo, que sea de donde sea, es bueno poder encontrar donde agarrarse en ciertos momentos, para renovarse, para coger fuerzas, para no dejar que la mochila se llene tanto de piedras que no puedas andar.
Un pequeño-gran gesto como el de mi cansinico (mi ahijadico), me recargan pilas, no sólo por el gesto en sí, sino porque ese gesto, estoy segura que tiene mensaje.

Que dificil es vivir. Que dificil. Pero seguimos intentándolo. Seguimos aprendiendo, seguimos necesitando buscar, buscar y buscar.

¡Es todo tan distinto sin ti!, la vida, los planes, la energía para superar cosas...... Todo es distinto. Es otra vida. Te queremos.