lunes, 26 de marzo de 2012

TRES AÑOS Y MEDIO ESPERANDO JUSTICIA

Han pasado tres años y medio y queríamos llegar hasta aquí, donde estamos ahora. Hemos luchado y hemos sufrido, hemos tenido paciencia y a la misma vez la ansiedad nos podía, pero al final ha llegado el momento de poder empezar a verlos declarar sobre aquel día, 16 de octubre de 2008, aquel día en el que todo nuestro mundo cambió, aquel día en el que la vida dejó paso a la muerte y la luz desapareció de nuestras vidas, aquel día en el que unos individuos faltos de profesionalidad y sobre todo de humanidad dejaron morir a Ángela y destrozaron nuestras vidas para el resto de nuestros días. Y ahora por fin tienen que dar cuentas.

Después de tres años y medio esperando, ha empezado un proceso en el que ojalá termine haciéndose justicia y ha sido tanto lo que hemos esperado, que cuando me dijeron el día en el que estaban citados para ir a declarar me pareció el principio y el fin, porque era como si con ese día todo terminara ya por fin, puesto que llevábamos mucho tiempo con un proceso abierto, pero que por unas cosas y otras se había ido demorando demasiado, pero nada más lejos de la realidad. Esto empieza ahora. Declaraciones de los primeros imputados, luego otros posibles imputados, quizás testigos, careos entre unos y otros, desmenuzar cada comparecencia, ver todos y cada uno de los puntos y entre tanto, sentir una y otra vez como el estómago se te revuelve y el corazón de da punzadas de dolor y de rabía porque a pesar de haberlo vivido en primera persona aún sigo sin poder creer lo que nos hicieron, lo que dejaron que pasara. Aún sigo esperando que alguien oiga mis gritos y mis súplicas, aún sigo esperando que alguien acuda a saber porque lloraba de miedo, aún sigo creyendo que alguien me atenderá, que alguien me socorrerá, aún sigo esperando una palabra cariñosa, un trato tranquilizador, aún sigo esperando..........que alguien, alguien me hubiera hecho caso y hubieran ayudado a Ángela a nacer, aún sigo esperando poder oir el llanto de mi hija al nacer y poder sentir esa emoción que sienten todas las madres al oir el primer sonido del milagro de la vida. Aun sigo esperando poder olerla, poder mirarla a los ojitos, por sentir su primer contacto, poder abrazarla, besarla, mimarla y cogerla de las manitas, aún espero poder ver la cara emocionada y feliz de Juan Carlos al ver a su pequeñita por primera vez, aún espero...., aunque sé que ya no llegará.

Han pasado tres años y medio y quiero que se haga justicia. Quiero que se haga justicia porque nadie de los que allí estuvo aquel día se merece trabajar en algo tan preciado, en algo tan sagrado y por lo que cualquiera se sentiría orgulloso de hacer. Quiero que se haga justicia por Ángela, por nosotros, pero también por todos los que vendrán detrás y que tampoco se merecen que una gente así pueda arruinarles también la vida. Quiero que se haga justicia por mi hija, por su inocencia, por lo que luchó, por lo que nos dió. Y quiero que se haga justicia porque puse mis ilusiones, mis esperanzas, mis miedos, mi vida, pero sobre todo, la vida de ella en sus manos y aquel día, la dejaron morir haciendo un total y absoluto desprecio por la vida, de un inocente, de un ser indefenso, de un bebé, de ella, mi hija, ÁNGELA.

Te veo y te siento, a pesar del tiempo no ha pasado. Una parte de mi sigue estancada en aquel tiempo en el que todo parecía posible porque tú esperabas para estar en mis brazos. Te queremos.