viernes, 19 de septiembre de 2014

DOS ABUELAS PARA ÁNGELA

Tenía un medio borrador preparado para publicar en estos días, donde hacía referencia a lo vivido en este verano y lo que supone un año más la vuelta de él, pero tendrá que quedarse en suspenso porque hoy tengo que hacer referencia a un echo triste, muy triste de nuevo en la vida de Juan Carlos y en la mía.

Como ya hice referencia en algún post pasado, comenté que mi suegra estaba delicada, pero estable y aunque lo que tenía no era algo físico propiamente dicho, también le afectaba de alguna manera. Ella tenía diagnosticado desde hace unos meses una enfermedad llamada Corea Senil, que viene a ser, según nos explicaron, como una rama del Alzehimer, pero que no es realmente eso, y en el caso de ella lo que le había pasado era como si un interruptor de su cabeza se hubiera apagado y esto le ocasionara que su cuerpo no le respondiera y por tanto a partir de agudizarse ésto, tuvo que empezar a depender totalmente del cuidado de una persona. Lo triste de todo esto, es que ella su cabeza la tenía bien. Nos conocía a todos, y aunque ella no diera conversación, si tú le preguntabas ella contestaba normalmente e incluso había veces en las que de forma espontánea te preguntaba o te decía algo.

Hace dos domingos estuvimos comiendo en su casa y ella, dentro de como estaba, pues eso, estaba bien, estable, tranquila. E incluso al despedirnos ella le dijo a Juan Carlos que haber si volvíamos pronto a verla.
Cuatro días después recibo una llamada de Juan Carlos para decirme que lo acababa de llamar su padre para decirle que su madre había muerto.

Ufff, ¡si ella dentro de como estaba, estaba bien, estable, quizás más flojita que otras veces, pero bien!, ¡Que tristeza!, yo sé lo que es perder a una madre y la verdad es que la vida no te prepara para estas desgracias tan grandes. Lo esperes o no lo esperes el dolor y el sentimiento de saber que no volverás a verla, a oirla............, ese sentimiento es el peor por el que tiene que lidiar Juan Carlos.

Como soy de la opinión, ya lo sabéis, de que hay que quedarse con las cosas buenas y sobre todo poner en una balanza, yo de ella me quedo con sus cosas buenas y puestas en una balanza, al menos conmigo superan con creces los comentarios o desaires que quizás en mis primeros años con su hijo pudiera haberme hecho, porque además teniendo en cuenta, que su Carlos (aunque se llame Juan Carlos en su casa todos lo llaman Carlos), era su Carlos, su niño de sus ojos, su hijo especial y claro yo venía a arrebatarle a lo mejor de su casa, pues es de entender, pero con el tiempo ella se fue dando cuenta de que su Carlos, para mi, también era mi Juan Carlos y que lo iba a querer y cuidar tanto como ella y sobre todo, sobre todo, tuvo un gran cambio conmigo cuando mi madre murió. Desde entonces estuvo pendiente de mi, me llamaba, me mandaba comida, cuando venían a verme siempre estaba muy cariñosa conmigo y aunque yo estuviera con los ojos hinchados de llorar y no dormir, siempre me decía que estaba muy guapa. Cuando me quedé embarazada de Ángela le hizo una grandísima ilusión. Por lo que sabía que significaba para nosotros y porque su Carlos iba a tener un/a niño/a. Me regaló para Ángela un conjunto super gracioso y colorido de Ágata Ruíz de la Prada, con un pequeño pasadorcito para el pelo y todo, que me encantó. Y cuando murió Ángela, estuvo conmigo en el hospital todos los días y luego pendiente de mi. Siempre diciéndome lo guapa que estaba, aunque estuviera echa un escuerzo, sin pintar y sin arreglar. Ah¡¡¡ y los regalos y las felicitaciones¡¡¡¡. Siempre estaba pendiente y se acordaba de llamarnos a felicitarnos y por supuesto de tener preparado un regalico o para Juan Carlos o para mi, que luego yo tenía que tener un cuidado con el resto de mis cuñadas, porque en los cumpleaños y santos sólo me regalaba a mi, jajajaja.

Ahora ya está descansando, ya está con su hijo, su querido hijo Miguel Ángel y su preciosa nieta Ángela. Ahora ya mi pequeña está con sus dos abuelas en el cielo. Ahora ya Charo, tienes la suerte de poder ver, estar y disfrutar de mi pequeña, tu querida nieta por quien tanto sufriste también. Cuídala junto a mi madre y dale un fuerte abrazo y beso a tu querido hijo desde aquí.

Mi querida hija, dale un beso muy fuerte a la abuela Charo y disfruta y déjate mimar mucho ahora por tus dos abuelas. Te queremos.