martes, 29 de julio de 2014

DOS LEMAS EN MI VIDA

Mis lemas en la vida son: "NO HAGAS LO QUE NO TE GUSTARÍA QUE TE HICIERAN A TI", y "TRATA A LOS DEMÁS COMO A TÍ TE GUSTARÍA QUE TE TRATARAN".

Estas sencillas frases, si se llevaran a la práctica por todas las personas, quizás el mundo sería mejor. Es cierto que no todos tenemos las mismas prioridades en la vida y que por tanto lo que para uno puede ser importante, para otra puede no serlo o no serlo tanto, con lo cual a la hora de valorar lo que a mi no me gustaría que me hicieran para no hacerlo a otro, realmente no resulta tan fácil como a primera vista parece, pero partiendo de la base de que si aprendemos a mirar, a escuchar y a fijarnos más en lo que tenemos alrededor y en las personas que nos rodean, quizás nos demos cuenta de lo que puede molestar más o menos a unos u otros y en cualquier caso, siempre estar dispuesto a rectificar, a modificar una actitud molesta para otro o a saber pedir disculpas por algo que ha podido molestar y no ha sido nuestra intención o no sabíamos que podía molestar.
Ejemplos:
-A mi  me molesta mucho el ruido para poder dormir, así que yo procuro bajar la tele cuando llega cierta hora, no hablar fuerte en la calle si llego tarde o si me levanto temprano, tener en cuenta si mi vecina ha tenido turno de noche para no poner música o ponerla flojita.
-Si nos llaman para quedar y en un principio no lo sabemos porque tenemos que consultarlo porque no vamos juntos Juan Carlos y yo, o porque estábamos pendientes de otra cosa y aún no lo sabemos con seguridad, procuramos llamar a quien nos ha llamado lo antes posible, en cuanto lo tenemos claro, porque a mi no me gusta que me tengan esperando hasta último momento ya que dependiendo de la respuesta, puedo variar los planes o no y por eso entiendo que se debe dar una respuesta lo antes posible para organizarse uno.
-Hace poco nos pasó en la puerta del garaje de nuestra casa. Cuando llegamos teníamos aparcado un coche en la puerta del garaje y lo gracioso es que había sitio a lo largo de la calle para no haber tenido que aparcarnos el coche allí. Nos pusimos a pitar y nada y viendo a unos chicos llamando dos casas más allá en casa de un vecino, les dijimos si el coche era de ellos, y nos dijeron que sí, y les dijimos que si es que no oían los pitidos y van y nos dicen que sí pero que no sabían que era para entrar al garaje. Total, que ya les decimos que si es que no han visto que es la puerta de un garaje y nos dicen que sí, pero que como no hay vado, pues que les ha dado igual. Sale mi vecino, (el de la casa a la que iban) y le decimos que el vado lo tenemos dentro, pero por cortesía con los vecinos, por si alguno en un momento dado necesitaba el sitio, pues no lo habíamos puesto, pero ya visto lo visto, pues lo íbamos a tener que poner, porque entendemos que por respeto, aunque no esté puesto un vado, si vemos que es una entrada a un garaje y más si hay sitio en el resto de la calle lo normal es no aparcar, y todavía el que nos había aparcado nos dice que a él también le pasa en su casa y yo le digo: -" y a ti te da gusto que te aparquen en la puerta de tu garaje"- y me dice: -"no", a lo que yo respondo: - "ENTONCES PORQUE LO HACES TU, SI A TI NO TE GUSTA QUE TE LO HAGAN".

Son sólo tres pequeños ejemplos del día a día, pero que dan para mucho, muchísimo más. En estos tres ejemplos, sólo el último refleja las mismas prioridades por un mismo problema, pero con distinta resolución. En los otros dos, a lo mejor es algo que sólo a mi me molesta y al resto no, pero igual que yo procuro no sólo no molestar en lo que para mi es importante, trato de fijarme en lo que para los demás puede ser importante, y me gustaría que los demás conmigo también lo hicieran. Y si no, es tan sencillo como modificar una actitud una vez que yo te he dicho que me es molesto y te has dado cuenta,  sin más discusión, como en el caso del tío del garaje. 

Pero bueno, todo esto, siempre y cuando sean cosas normales y razonables, porque si a mi me cuesta dormir o tengo problemas con el ruido para dormir, pero en la casa de al lado hacen una cena, o el resto de casas de mi alrededor tienen niños, pues no puedo pretender que el mundo se pare porque a mi me moleste el ruido. No. Yo me refiero a cosas dentro de la normalidad, como lo de la tele a ciertas horas, la música desorbitada, ............

Me gusta también intentar modificar una actitud mía, que de repente me he dado cuenta que la tiene otra persona y no me gusta, entonces caigo en la cuenta que yo lo estoy haciendo igual, y dejo de mirar la paja en el ojo ajeno para darme cuenta que realmente, la primera que tengo que cambiar la actitud o la forma de hacer cierta cosa soy yo. jajajajaja. Esto es algo que forma parte del deporte nacional: VER LA PAJA EN EL OJO AJENO Y NO LA VIGA EN EL TUYO. jajajaja.

Y lo mejor, y teniendo en cuenta que nosotros lo vivimos con la desgracia de Ángela, el habernos tratado como trozos de carne,  es tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Es un lema que procuro llevar a cabo en mi vida personal, pero sobre todo en mi trabajo, porque la gente no tiene la culpa si tu tienes un mal día, si has dormido poco, si estás triste o si tienes mucho trabajo. Siempre intento poner mi mejor cara y dar facilidad a la hora de poder solucionar un problema a alguien que viene a preguntarme y a veces aunque no sea competencia mía procuro resolverle al máximo su pregunta para no tenerlo danzando de un sitio a otro.
Es tan sencillo. El camarero, el funcionario, el dependiente, el repartidor, la limpiadora, el ingeniero o el médico. Todos, todos, del primero al último hacemos una función en la sociedad, unos con más responsabilidad que otros, pero al final todos somos importantes. Es una pescadilla que se muerde la cola y no somos más importantes unos que otros, por lo tanto no consiento que nadie, nadie me mire por encima del hombro y menos, como ya he dicho, después de lo que nos pasó con Ángela y la consecuencia de no tratarnos con humanidad.. Yo trato por igual a todos, con respeto y amabilidad y es lo mismo que pido para mi. NI MÁS, NI MENOS.

No me considero mejor persona que otro, y seguro que tengo multitud de defectos, de manías y de cosas que no les guste a los de mi alrededor, pero al menos las cosas que pueda o no hacer y molesten a los demás nunca las hago a sabiendas, porque procuro ponerme en la piel del que tengo al lado, verle, escucharle, entenderle. Nada más. Pero como en toda relación, el trato, el comportamiento debe ser recíproco, y si hay alguien que se empeña en hacer su vida, en no escuchar, en no ver, ni entender, yo desde luego no me voy a poner a su altura, porque si no al final estaría haciendo lo mismo que yo critico, pero por mi parte esa persona sólo va a recibir desinterés, indiferencia.

En fin, que qué diferente que sería el mundo si dejáramos de mirarnos el ombligo para mirar un poco a los ojos de los demás y escuchar lo que nos dicen y no llegamos a oir.

Me quedé sin ti mi pequeña, pero me diste luz, me diste amor para repartir, me diste mucho bien. Te queremos.

miércoles, 23 de julio de 2014

DEL ENCUENTRO VIRTUAL, AL ENCUENTRO REAL.



Hace unos días, Juan Carlos y yo, tuvimos un encuentro maravilloso. Quizás parezca que la palabra más adecuada no sea esa, porque la situación en sí sabía que iba a ser en un principio dura, triste, pero también de comprensión y mucho cariño y en realidad fue todo eso y mucho más por eso, sí, fue un encuentro duro, pero también maravilloso porque nos encontramos con unas personas maravillosas que nos aportaron una magnifica sensación, como si nos conociéramos de toda la vida y es que supongo que no hay mejor aliado que la unión a través de la empatía, la comprensión, el dolor.

Hace unos días, Juan Carlos y yo conocimos a los papás de Hugo (no pongo sus nombres por si ellos no quieren), el bebé que falleció por negligencia médica del médico JOSÉ QUESADA VILLAR, y que hace unos post ya comenté por la sentencia a favor de ellos y que condenaba a este señor. Pues bien, como digo, al final lo hicimos. Nos pusimos en contacto, primero por correo electrónico, luego por teléfono, por wasap y por fin, después de varios intentos y de poder cuadrar fechas, quedamos y nos vimos.

Como ellos son de Jumilla, decidimos que por comodidad para ellos, pensando en que como tienen ahora también otros hijos pequeños, pues les sería mejor, al menos esta primera vez. Y bueno, sin conocernos ni nada, tuvieron el detallazo de recibirnos en su casa para este encuentro y así poder estar más tranquilos y todos un poco a nuestro aire, por los sentimientos, las emociones que pudieran salir a flote lógicamente al contarnos, al mirarnos, al sentir el dolor del otro. 

La verdad es que todo fue muy fluido, desde el principio, nada más vernos. Nos parecieron desde el minuto cero  unas personas encantadoras, maravillosas, cercanas. Estábamos sólos. A los pequeños los habían dejado con unos familiares para así, poder hablar con más tranquilidad y bueno, empezamos a hablar, a contarnos, a vernos reflejados en muchísimas cosas, no sólo ya en todo lo que nos pasó, sino incluso en haber tenido que aguantar ciertas reacciones o palabras de gente sin sentimientos, sin corazón, sin ni un mínimo de empatía, porque como yo he dicho muchas veces: "hay cosas que no necesito vivirlas para saber que duelen, por ejemplo,- yo no necesito que me corten un dedo para saber que duele"-. Y si te encuentras con gente que te dice: "bueno no te preocupes, aún eres joven, puedes tener más", es como si yo le respondiera: -tu tienes dos hijas ¿no?, bueno pues si un día se muere una de ellas yo te diré:- " no te preocupes, tienes otra hija". Pues esto es lo mismo. Pero en fin. No quiero hacer encapié en un encuentro que dio para algo más que una simple visita, porque de ir a tomar un café al final se nos hicieron las 12 de la noche para volver, señal de que estuvimos muy, muy a gusto, relajados.

Durante el tiempo que estuvimos en su casa, pude ver una foto que tenían de HUGO, en el salón (vivió durante 30 horas, aunque conectadito a un montón de tubos y máquinas). ¡Qué bebé tan precioso, tan gordito!, me recordó a Ángela en lo gordito y es que nos dijeron que pesó unos 3,700 kg. y mi pequeña fueron 3,860. ¡PRECIOSOS ÁNGELITOS DEL CIELO!., que rabia, que dolor.

También pudimos conocer a los otros preciosos pequeños, los hermanitos de Hugo, que lo tienen presente siempre como uno más de la familia y es así como debe ser porque ellos fueron, son, y serán parte de nuestra vida.

Quedamos en que esto tenía que ser el comienzo de una bonita y maravillosa amistad, y es así como Juan Carlos y yo queremos que sea, porque son gente buena, gente cercana, gente de verdad. Nos vinimos con una agradable sensación de relajación, serenidad. Fue un encuentro, maravilloso.

Nos ha encantado conoceros y conocer a TODOS vuestros hijos.

Ángela, Hugo, seguir velando por nosotros para ayudarnos en el difícil camino de vivir sin vosotros. Te queremos mi niña.


miércoles, 9 de julio de 2014

TERRA NATURA. UN MAGICO CUMPLEAÑOS SORPRESA

Hace unos días fue mi cumple. Ya 43 primaveras. La mitad de la vida como quien dice y la verdad es que tenía una idea equivocada de como debe sentirse una persona a esta edad. Supongo que como en todo, depende de cada persona, pero yo creía (cuando era pequeña o siendo jovencita), que a esta edad uno ya era mayor, pero mayor mayor, de los que ya todo es formalidad, en plan padres (lo que yo veía de los míos), cenitas tranquilas, televisión y sofá y salidas con amigos para charlar, horarios rutinarios y nada nada de excesos. Bueno, pues no sé si será porque la vida ha cambiado o simplemente porque yo no me veo ni me siento para nada en plan padres, ni en plan sofá, ni muchísimo menos mayor. Tengo, a pesar de las circunstancias vividas o gracias a ellas, muchísimas ganas de disfrutar de cada momento, de bailar, de salir de copas como cuando era adolescente (pero ahora claro, con más cabeza,), de quedar con los amigos para divertirnos riéndonos hasta de una mosca que pasa volando, de seguir vistiendo super moderna, acorde con mi edad, porque ya hay ciertas cosas que no me pondría, no por nada sino porque creo que una puede vestir super moderna, sexy y atractiva sin necesidad de ir haciendo el ridículo por muy bien que una esté, y sobre todo me siento ágil, con fuerzas, con vitalidad....., me siento viva y con ganas de querer seguir aprendiendo a vivir. 
Me siento con más fortaleza física, con más ganas de querer comerme el mundo que cuando era una adolescente, porque además ahora sé valorar cada cosa importante, cada segundo bueno, cada regalo recibido en cada uno de los momentos que me hacen sentir alegría. Tengo ganas de hacer cosas, de ver cosas nuevas, de aprender y de mantenerme en forma y cuidarme por mi y por los que tengo a mi lado.

Hace algunos años que dejé de celebrar mi cumpleaños, porque por las circunstancias, mi madre y Angela, pues no tenía muchas ganas de celebrar nada, aunque hiciera alguna comida con los más cercanos, pues se quedaba en eso, una comida con amigos, sin más celebración. Pero esté año, sí. Tenía ganas de celebrarlo, pero además a lo grande. Tenía ganas de poder reunir a todos nuestros amigos. Pero a los amigos de verdad. A los amigos de esos que de verdad entrañan el significado AMIGO. A los amigos que han estado siempre, a los que en los momentos malos no hemos tenido que llamar y han estado, a los amigos que se alejaron pero que cuando peor lo pasábamos vinieron sin decirles nada, a los amigos que se han portado más allá de un simple amigo y han sido mi verdadera familia y a algún familiar que también ha sido amigo. Y son muchos. Puedo decir con gran orgullo que son muchos y eso hoy en día es difícil, porque siempre se ha dicho que los amigos verdaderos pueden contarse con los dedos de una mano, pero nosotros podemos decir bien alto que superamos las manos y llegamos hasta tres.

Bien, pues la idea era esa, pero no tenía sitio para poder reunirlos a todos, teniendo en cuenta que además la gran mayoría tiene niños y por supuesto también quería que estuvieran, porque nos quieren también como algo muy importante suyo y nosotros a ellos. En fin, que mi Juan me dijo que lo dejara en sus manos, que no le preguntara y que ya vería a ver.
Total, que van pasando los días y nada de nada. Y se acerca el fin de semana y yo llamo a unos amigos para vernos viernes y no podían, y llamo a otros para vernos sábado y tampoco podían y bueno, pues pienso: "un fin de semana más tranquilo, ya veremos". Total que llega viernes, salimos de la academia de inglés (lo estoy haciendo, os acordáis que lo tenía pendiente, pues lo estoy haciendo y Juan Carlos se ha animado conmigo), y teníamos previsto irnos a cenar los dos solos, pero Juan Carlos me dice que me va a llevar a un sitio nuevo y quiere darme una sorpresa y a mitad de camino me dice que cierre los ojos. Yo toda emocionada y nerviosa lo hago y soy muy buena, lo cumplo a rajatabla. Llegamos, me baja del coche, me lleva del brazo y cuando ya estamos andando un trocito me dice que puedo abrirlos y veo que estamos en Terra Natura. ¡Qué chulo!. Ya habíamos estado cenando allí, en el restaurante Carnivore con nuestros amigos-vecinos el día de los enamorados y estuvo genial, así que me encanta el sitio, lo veo super original, porque además tiene también una cafetería-pub super chula que dá al recinto de los animales y las vistas y el sitio me encanta.
Bueno, pues allá que terminamos de subir y casi cuando estaba en la puerta, sale un camarero-conocido-vecino, que le dice a mi Juan "ahí los tienes" y se rie. Yo me quedo toda mosqueada y ya me huelo algo, pero ni de lejos. En cuanto entro, empiezan a salir todos de un reservado del restaurante y los voy viendo a todos. TODOS (en realidad faltaron 4 personas, pero fue fallo de organización de última hora, es que eran muchos para organizar). Me puse a chillar según los iba viendo salir: "Todos, todos, estáis todos, que alegría más grande, que alegría. Gracias, gracias, gracias". 

Tenía muchas ganas de reunirlos a todos hace mucho tiempo y fue fantástico, maravillo poder ver esa super mesa llena de tanto amor, tanto cariño, tanta AMISTAD, mis amigos, mi familia. Juan Carlos dice que ninguno puso ningún tipo de pega, ni problema. En cuanto los llamó y le dijo para lo que era todos dejaron sus posibles compromisos, y alguno sus problemas de salud, para estar allí con nosotros. Después de tanto tiempo, que cumpleaños más bonito, más completo. 
Cuando terminó la cena, con brindis, palabras y emociones, los pequeños fueron rodeándome para darme cada uno el regalo que venía de ellos y sus padres. Yo les dije que no me tenían que haber comprado nada de nada porque el mejor regalo eran ellos, todos y cada uno de ellos.

Gracias a todos ellos por formar parte de nuestras vidas, y gracias a mi marido por darme esa maravillosa sorpresa.

Os dejo algunas fotitos de ese maravilloso momento.




















Mi niña, gracias por hacerme inmensamente rica, en amor, en cariño, en amistad. Gracias por ser mi mejor regalo y darme la oportunidad de poder compartir nuestras vidas con toda esta maravillosa gente y gracias por ayudarme a seguir aprendiendo a vivir, con ellos y tú luz. Te queremos.