miércoles, 23 de enero de 2013

UNA PEQUE Y UNA DECISIÓN PARA UN GRAN PASO

Hace unos días fuimos a casa de mis cuñados a verlos y sobre todo a ver como estaba la pequeña, porque habían estado todos malos y como encima yo también estaba mala y con bronquitis no quería poder contagiarles nada y además yo tampoco estaba para muchos trotes, de hecho seguía sin estar del todo bien, y le dije a Juan Carlos que me apetecía ir, pero lo malo era que luego con la peque no paraba en todo el tiempo, ya que ella es un torbellino y la verdad es que la tía sabe como camelarnos.

Me dijo que no me preocupara, que cuando la peque me buscara pues yo no hiciera ningún esfuerzo y que ya se encargarían ellos. Sí, sí. Dicho y hecho. Fue llegar y volverse loquita al vernos. En mis brazos, en los de Juan Carlos, riéndose con uno, riéndose con el otro, pero al final, como sabe que yo le doy juego, no me dejó ni a sol ni a sombra y yo que no sé resistirme, pues no paré en todo el tiempo y encima es que, aunque sus padres me digan que no le haga caso, que la deje, que no puede ser siempre lo que ella quiere, pues al final me mira sonriendo, o me hace pucheros, o viene una y otra vez y me hace gestos con su manita para que la siga y siempre termino cayendo. ¡Que le voy a hacer, si con ellos soy yo más niña que ellos!, y aunque esté cansada, mala o sin ganas acabo disfrutando como una loca.

Encima mi cuñada además de estar también mala, está embarazada y está ya casi a punto, está en la recta final y la pobre está super pesada y entre el malestar, el embarazo y el terremoto de la pequeña que todavía no tiene dos años, pues también es una forma de poder ayudar a aliviarla durante un ratito.
Su primer embarazo no lo vivimos prácticamente nada, por ciertas circunstancias y ahora con esté, bueno, a ellos les costó decírnoslo, porque después de nuestros últimos tratamientos, pues se sentían violentos, pero nos alegramos mucho por ellos y bueno, hemos podido vivirlo más de cerca, aunque a veces es difícil, sobre todo ahora ya en los últimos meses, cuando ya se le va viendo gordita y ya está tan cerca el ansiado momento. Se me hace duro y aún no sé si tendré fuerzas para ir a verlas al hospital. Es un paso que me sigue costando mucho y sólo el hecho de pensarlo me duele, el entrar y ver a mi cuñada y la cunita al lado.

Durante estos meses, ella me ha preguntado cosas del embarazo o yo le he preguntado si le habían hecho esta u otra prueba y el otro día me hizo gracia porque en una de esas preguntas me dice: - tía, tu es que te acuerdas de todo!. Y como no me voy a acordar, si lo viví con tanta ilusión, con tanto amor, con tanta alegría y miedo a la vez, con tanto agradecimiento y tengo ¡tantos, tantos recuerdos!.

¡Uf, duele.! Duele mucho y me hace revivir tantos sueños, tantos planes, tanto miedo, tanto horror, tanta angustia, tanta desesperación y tanta desolación. No sé lo que haré. Me gustaría poder dar este paso, un gran paso, pero aún no lo sé. Cuando llegue el momento decidiré porque lo que tampoco quiero es hacerles pasar un mal rato a ellos.

Quisiera poder volver atrás, quisiera que todo fuera un mal sueño, pero sé que no puedo y que lo que pasó, pasó de verdad, pero pase el tiempo que pase, siempre, siempre estarás en mi corazón. Te queremos.