lunes, 27 de enero de 2014

EL RECUERDO DE UN MARAVILLOSO COMIENZO

Hoy, es de esos días que guardo en mi memoria como uno de los más maravillosos de mi vida. Sin saberlo entonces, este día formaría parte de mi vida como un antes y un después.
Han pasado 6 años y aunque aquel día estábamos ilusionados y esperanzados y ya te queríamos como parte nuestra, ha sido el paso del tiempo, el que ha hecho que el recuerdo de aquél marvilloso 27 de enero de 2008 sea el recuerdo de un principio, de una vida compartida ya para siempre.
 
Santa Ángela y tú, mi pequeña, conmigo desde aquel día. Aún no sabía cuan importante sería ese día para nosotros, pero ya ves, hija, era una intuición, un deseo, una realidad. Cuando recibimos la llamada de la clínica diciendo que sí, que fuéramos que había  transferencia, no pudimos ser más felices. Era 27 de enero Santa Ángela y aunque serían unos meses después cuando conociéramos que serías niña, ya teníamos buen presentimiento.
 
La vida se abría paso. Tú ya luchabas. Tú ya eras parte de nosotros. Empezaste a crecer en mi interior y desde ese mismo día nuestro amor por ti fue ya infinito. Creímos en tí desde el principio, de alguna forma supimos que ese día sería mágico y tú lo sentiste y de entre todos, tú, mi pequeña, mi hija, mi luchadora, mi ángel, quisiste quedarte y ya ser un todo con papá y conmigo.
 
Era el primer tratamiento que hacía después de la muerte de mi madre y también sería el último, porque en un principio así lo establecimos tu padre y yo,  así que sentí como que no había nada que perder y sí mucho que ganar y el día en sí, 27 de enero, Santa Ángela, para mí era como una señal, como un decirme: "estate tranquila, que esta vez sí, la vida te traerá un regalo".
 
Durante los siguientes días, te soñé, te esperé, te cuidé como parte ya de mi vida y al final, y a pesar de un primer susto, se confirmó. Eras ya una realidad y por eso ese maravilloso día, siempre estará grabado en mi corazón, en mi mente y en mi alma. Habíamos dicho que si era niño se llamaría Ángel y si era niña Ángela, por mi cuñado, y el decirnos que el transfer sería precisamente en Santa Ángela fue como la confirmación a que todo iría bien.
 
Guardo todos y cada uno de los recuerdos buenos y maravillosos que compartimos desde aquel día hija mía, porque me diste, nos diste muchos y grandiosos maravillosos momentos. Ese día fue el comienzo, ese día fue el regalo de tu vida, ese día fue el milagro de la vida, ese día tú decidiste quedarte y luchar. Ese día Ángela, tu vida y la nuestra ya fueron una. Te queremos desde ese instante porque fue pura magia, puro amor, pura entrega. Nuestra hija.
 
Hija mía, te queremos con toda el alma y fuiste y serás nuestro mejor regalo. Te queremos vida mía.