miércoles, 23 de julio de 2014

DEL ENCUENTRO VIRTUAL, AL ENCUENTRO REAL.



Hace unos días, Juan Carlos y yo, tuvimos un encuentro maravilloso. Quizás parezca que la palabra más adecuada no sea esa, porque la situación en sí sabía que iba a ser en un principio dura, triste, pero también de comprensión y mucho cariño y en realidad fue todo eso y mucho más por eso, sí, fue un encuentro duro, pero también maravilloso porque nos encontramos con unas personas maravillosas que nos aportaron una magnifica sensación, como si nos conociéramos de toda la vida y es que supongo que no hay mejor aliado que la unión a través de la empatía, la comprensión, el dolor.

Hace unos días, Juan Carlos y yo conocimos a los papás de Hugo (no pongo sus nombres por si ellos no quieren), el bebé que falleció por negligencia médica del médico JOSÉ QUESADA VILLAR, y que hace unos post ya comenté por la sentencia a favor de ellos y que condenaba a este señor. Pues bien, como digo, al final lo hicimos. Nos pusimos en contacto, primero por correo electrónico, luego por teléfono, por wasap y por fin, después de varios intentos y de poder cuadrar fechas, quedamos y nos vimos.

Como ellos son de Jumilla, decidimos que por comodidad para ellos, pensando en que como tienen ahora también otros hijos pequeños, pues les sería mejor, al menos esta primera vez. Y bueno, sin conocernos ni nada, tuvieron el detallazo de recibirnos en su casa para este encuentro y así poder estar más tranquilos y todos un poco a nuestro aire, por los sentimientos, las emociones que pudieran salir a flote lógicamente al contarnos, al mirarnos, al sentir el dolor del otro. 

La verdad es que todo fue muy fluido, desde el principio, nada más vernos. Nos parecieron desde el minuto cero  unas personas encantadoras, maravillosas, cercanas. Estábamos sólos. A los pequeños los habían dejado con unos familiares para así, poder hablar con más tranquilidad y bueno, empezamos a hablar, a contarnos, a vernos reflejados en muchísimas cosas, no sólo ya en todo lo que nos pasó, sino incluso en haber tenido que aguantar ciertas reacciones o palabras de gente sin sentimientos, sin corazón, sin ni un mínimo de empatía, porque como yo he dicho muchas veces: "hay cosas que no necesito vivirlas para saber que duelen, por ejemplo,- yo no necesito que me corten un dedo para saber que duele"-. Y si te encuentras con gente que te dice: "bueno no te preocupes, aún eres joven, puedes tener más", es como si yo le respondiera: -tu tienes dos hijas ¿no?, bueno pues si un día se muere una de ellas yo te diré:- " no te preocupes, tienes otra hija". Pues esto es lo mismo. Pero en fin. No quiero hacer encapié en un encuentro que dio para algo más que una simple visita, porque de ir a tomar un café al final se nos hicieron las 12 de la noche para volver, señal de que estuvimos muy, muy a gusto, relajados.

Durante el tiempo que estuvimos en su casa, pude ver una foto que tenían de HUGO, en el salón (vivió durante 30 horas, aunque conectadito a un montón de tubos y máquinas). ¡Qué bebé tan precioso, tan gordito!, me recordó a Ángela en lo gordito y es que nos dijeron que pesó unos 3,700 kg. y mi pequeña fueron 3,860. ¡PRECIOSOS ÁNGELITOS DEL CIELO!., que rabia, que dolor.

También pudimos conocer a los otros preciosos pequeños, los hermanitos de Hugo, que lo tienen presente siempre como uno más de la familia y es así como debe ser porque ellos fueron, son, y serán parte de nuestra vida.

Quedamos en que esto tenía que ser el comienzo de una bonita y maravillosa amistad, y es así como Juan Carlos y yo queremos que sea, porque son gente buena, gente cercana, gente de verdad. Nos vinimos con una agradable sensación de relajación, serenidad. Fue un encuentro, maravilloso.

Nos ha encantado conoceros y conocer a TODOS vuestros hijos.

Ángela, Hugo, seguir velando por nosotros para ayudarnos en el difícil camino de vivir sin vosotros. Te queremos mi niña.