viernes, 11 de enero de 2013

ENTRE LA SONRISA Y LA LÁGRIMA

Al final han resultado unas vacaciones moviditas. No por nada malo. Al contrario. Si no porque no hemos parado. Entre cenas o comidas en casa, salidas con amigos, preparación de diversos platos para llevar en nochebuena y nochevieja a casa de mi hermano y suegros respectivamente y como no, la búsqueda de regalos mil, para mis hermanos, mi padre, suegros, y sobre todo, para todos los peques que comparten un trocito de nuestro corazón.

En fin, que han terminado las vacaciones y estoy reventada, pero que sean así todos los reventamientos, porque al final la casa no ha estado en silencio, y hemos podido compartir muchos buenos momentos, y risas y caritas de sorpresa, y comida y bebida, mucha comida y bebida, y sobre todo la satisfacción de sentirnos a gusto y de sentirnos queridos, y esto ya para nosotros es mucho.

También ha habido momentos para la nostalgia, para el recuerdo, para pensar en los sueños sin cumplir y para echar de menos todo lo que un día tuvimos o pensamos tener y que por unas cosas u otras hoy no podemos disfrutar, y sigue siendo duro. Muy duro. Aunque no quiera pensar, aunque dibuje mi mejor sonrisa intentando disimular el dolor, aunque quiera convencerme de que ahora cuesta un poquito menos, a veces es inevitable que todo se dé de nuevo la vuelta y las sonrisas dejen paso a unas lágrimas que brotan sin yo poderlo evitar.

Pero supongo que ya siempre será así, y que el tiempo ayudará a poder estar más fuerte y poder sobreponerme antes a esas punzadas de dolor, buscando constantemente la felicidad en los ojos de los que me rodean para saber que no todo es malo, que hay cosas que merecen la pena, que esa felicidad en los que quieres también forma parte de ti, y que nunca sabré el porqué de muchas cosas, pero siempre pensaré que quizás sirvió para dar vida a otros.

Y bueno, para este 2013 yo me conformo con que sea como el anterior. Ni malo, ni bueno. Si no ha de haber grandes sorpresas que no las haya, pero tampoco quiero ningún mal. Ya es bastante con seguir día a día luchando un poquito más y aprendiendo todavía a vivir, así que dejaré de buscar y soñar para centrarme en mirar a mi alrededor y si aún puede ser, que sea y si no intentaré no luchar más contra la marea.

Pedacito de cielo, mi pequeña vidita, sigues viviendo en mi. Te queremos.