viernes, 9 de diciembre de 2011

LOS RECUERDOS DEL CORAZÓN

EL AMOR NO SE MIDE EN TIEMPO

Tenía ganas de poder compartir las reflexiones, hechos, verdades y porque no, curiosidades reflejadas en el anterior post sobre los mitos de la pérdida de un bebé. Cuando lo leí realmente me ví reflejada en todas las cosas que ponía y que de una forma u otra he ido experimentando. Unas me han afectado más y otras menos, pero al final te duele, te duele enormemente que ciertas personas que deberían entender, que deberían saber, comprender, o al menos respetar como te sientes, no entienden, ni saben, ni comprenden y ni siquiera respetan. Y es triste. Muy triste, creer que el amor por un hijo se mide en tiempo. EL TIEMPO SÓLO TE DÁ MÁS RECUERDOS, NO MÁS AMOR.

Pero, ¿como hacerles entender a estas personas?. ¿Por qué tenerles que hacer entender? Juan Carlos me dice muchas veces que no le dé vueltas a la cabeza, pero ¿como no darle? Es mi hija, nuestra hija, y por poco o mucho que estuviera con nosotros, nuestro amor por ella es infinito y nuestro dolor por ella siempre estará. Cada día aprendemos a andar llevando esa mochila, pero tenemos que llevarla pase el tiempo que pase. Entonces si no entienden, si no saben, si no comprenden, ¿por qué no se molestan en saber?. ¿es que no les importa?, ¿es que mi hija les da igual?, ¿es que no tenemos derecho a sufrir por la muerte de nuestra hija?

Cada día Juan Carlos y yo hacemos un esfuerzo por sonreírle a la vida, porque la gente no sufra por nuestro dolor viéndonos mal, por dar pasos hacía delante aunque alguno tengamos que retroceder, pero siempre intentando ser fuertes y mirar lo positivo de las cosas y la gente. Hacemos esto por nosotros, pero también por la gente que nos quiere y le importamos y por esa gente que se supone que nos quiere y a la que se supone le importamos.

La que nos quiere y le importamos se alegran de nuestro esfuerzo y saben y comprenden. La que se supone que nos quiere y se supone que le importamos, en nuestro paso hacía delante, en nuestra sonrisa por no hacerlos sufrir, en nuestro empeño por hacer planes constantemente por estar distraídos, quizás ven una disminución del dolor, un olvido, un cerrar la puerta y no mirar atrás?, y ya ves, que equivocados están, si tan sólo se pararan a mirar dentro de nosotros y no sólo la fachada, se darían cuenta de que con cada paso, con cada sonrisa, con cada plan, nuestra hija siempre va con nosotros. ¿No entienden que aunque tuviéramos un millón de hijos, cada uno sería único, igual que ella? Ojalá aprendan a ver más allá.

Ángela hija nos dejaste tanto amor, que quizás es difícil que ciertas personas entiendan, porque tú mi amor, a pesar de ser tan pequeña, eres una inmensidad en el universo, de puro amor. Te queremos.



YA PARA SIEMPRE

"Alas de Ángel"


Dicen que, cuando un niño cierra los ojos en el mundo,

un nuevo ángel nace en el cielo,

Que cuando sus manos se cierran en la tierra,

dos alas se despliegan en la eternidad,

Dicen, que cuando un niño deja de palpitar,

un corazón limpio y puro late junto al de Dios,

Que cuando dos pies virginales dejan de caminar

un gran sendero, con flores y plantas, espera en lo más alto de la cumbre,

Dicen, que cuando un niño deja de vivir,

Dios lo recoge para que siga viviendo eternamente,

Porque un niño, es promesa e ilusión,

Es futuro y es siembra,

Es mañana y es sonrisa,

Es juego y travesura

Y, por ello mismo, porque es esperanza,

Un niño nunca deja de existir, sino que vive,

Vive porque dios, como creador,

no permite una obra inacabada,

No quiere que algo suyo se quede injustamente en el olvido,

Desea, que este mundo nuestro,

sea adornado por la belleza y la candidez,

la alegría y la espontaneidad... de un niño.

Por eso, cuando un niño cierra los ojos prematuramente,

Un nuevo ángel nace en el cielo,

Dos alas se despliegan en lo alto,

Un canto angelical se oye en el firmamento,

Un susurro celestial sostiene la tristeza del momento.

Hoy, un ángel existe en nuestra familia,

en nuestro corazón,

en nuestra fe,

en nuestra esperanza,

Su nombre es.. ANGELA MORENO VICENTE


Eres tú, mi hija, nuestra hija, desde el primer instante y ya para siempre. Te queremos.


UNA CASA EN EL CORAZÓN

Había estado dando largas al echo de que el verano ya estaba aquí y que ello implicaba el ir a la playa. A mi casa de la playa. Había estado intentando hacerme a la idea de que tenía que ir, de que me apetecía ir. Había estado inventando planes y más planes para volver mi pensamiento todo lo positivo que pudiera, pero conforme se iba acercando la fecha de veraneo, de disfrute de la playa, el sol, la arena, las vistas al mar desde mi terraza, los paseos al atardecer, los saludos y explicaciones a la gente a la que no había vuelto a ver desde hacía dos veranos cuando era toda ilusión con la llegada de mi niña, se me fueron quitando las ganas, se me fue viniendo el mundo encima y un agobio se apoderó de mi. De nosotros, porque en realidad a Juan Carlos le pasaba lo mismo que a mi.

Por más que quería sentir el privilegio de poder disfrutar de una casa en la playa, no pude. No pudimos. Y entonces me dí cuenta que ya después de la muerte de mi madre fue un esfuerzo el volver a esa casa, pero lo hice con la ilusión de estar embarazada, de que mi hija disfrutara de la casa de su abuela, con la alegría de imaginarla jugando en la terraza y luciendo su precioso cuerpecito a la orilla del mar. Pero ahora ya no había motivo. Mi madre no estaba y mi hija tampoco, así que para Juan Carlos y para mí en estos momentos de nuestra vida, esa casa sólo nos supone un dolor muy grande por las dos ausencias tan grandes en nuestra vida.

Al principio me daba lástima no ir, no querer saber nada de esa casa, por todo lo que habíamos vivido en ella y lo que significaba para mi madre, pero al final me dí cuenta que la casa es sólo el caparazón, es lo material, que la esencia y los recuerdos se llevan donde uno va, sin importar donde estés, porque se lleva en la cabeza y en el corazón. Así que podía alejarme físicamente de ella para no agobiarme y sentir rechazo, pero seguía teniendo todo lo bueno que me dejó, en el corazón. De todos los buenos recuerdos que tengo de mi madre allí, me quedo con su imagen comiendo milhojas y llenándose de merengue y azúcar y las partidas que nos echábamos al parchís hasta las tantas. Con Ángela me quedo con los momentos en los que Juan Carlos le decía que mi madre estaría contenta viéndola disfrutar en la casa de su abuela.

La vida son momentos, y de esos momentos depende que nuestros recuerdos sean lo más positivos que podamos para que nos ayuden a vivir en los malos.

Hija, eres la estrella más gordita del firmamento por eso siempre siempre, brillas con tanto amor. Te queremos.

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