viernes, 14 de febrero de 2014

UNA CONEXIÓN EN PAZ

Una de las cosas que me han marcado de aquel horroroso día de angustia y miedo, en el que perdí a mi hija por unos desalmados, a parte claro está, del hecho en sí de todo lo que tuvimos que vivir, fue mi decisión de no querer ver a mi hija.

En aquel momento, en el que me lo propusieron, en el que me dijeron si quería verla, después de darme la noticia, de confirmarme algo que yo ya sabia antes de entrar a quirófano, mi respuesta primera fue de duda, de no saber que hacer, de querer pero a la misma vez de darme miedo, o quizás simplemente eso, no saber que iba a sentir, si podría soportarlo, si me moriría de dolor, si..... no sé, realmente no puedo explicar que es lo que sentí, que pensamientos me pasaron por la cabeza. Simplemente después de dudar y de escuchar a mi marido que me decía que era mejor que no, decidí no verla. No sé si estaba en shock, si me dejé llevar por el miedo de mi marido a que la viera y no pudiera aguantarlo o qué, realmente no lo sé y aún hoy me lo sigo preguntando. ¿por qué no tuve la fuerza y la valentía para verla, para tenerla en mis brazos, si ya todo el miedo, toda la angustia, todo el horror de ir viendo como moría, ya lo había pasado durante las horas previas?
Le pregunté a Juan Carlos "si es que estaba mal y por eso no quería que la viera" y el me dijo que no, que era preciosa, gordita, con unos bonitos mofletes y mucho pelito negro rizado. Pero él lo pasó tan mal, tan, tan mal teniéndola en sus brazos y tan quietita, tan palidita, que no quiso que yo pasara por eso.

Sea por el motivo que fuera aquel día, hoy por hoy sigo pensando que me equivoqué y que tenía que haberla visto. Es algo que ya no puedo cambiar y que al menos eso, ese instante, si pudiera cambiaría. Lo cambiaría todo de aquel, día, pero si me dijeran que no puedo y que tan sólo me conceden unos segundos, sería ese instante.
Me ha quedado una pena muy grande, no ya por mi, sino por ella, porque pensara que su mamá no fue valiente hasta el final como para poder tomarla en brazos a pesar de ............

Y bueno, como he dicho, sé que ya no se puede cambiar, y he tratado de provocar sueños donde poder recuperar ese instante a pesar de lo duro, pero no he podido. No ha llegado a mi, y es algo que he ido llevando, y llevando y llevando, pero sabéis que, he podido hacerlo a través de la acupuntura. Sí. He aprovechado las sesiones que tenía de acupuntura para poder recrear ese instante, de verme con mi niña en brazos, de sentirla, de verla, de darle besitos y de acariciarla.
Mientras estaba allí, en la camilla acostada, con la relajación que te proporcionan las agujas, la música con el mar de fondo o el sonido de pajarillos cantando, la penumbra de la estancia y mi deseo de querer conciliarme con ella y aquel instante. 

Las primeras veces era realmente doloroso, insoportable, insufrible, y a pesar de tener los ojos cerrados, mis lágrimas caían sin cesar y aún no sintiendo mi corazón desbocado, por el efecto relajante de las agujas, si notaba una cierta tensión y angustia aunque podía soportarlo, quería soportarlo.
Poco a poco, sesión tras sesión, fui sintiéndome mejor y a pesar de seguir sintiendo dolor y una gran tristeza, a la misma vez me sentía reconfortada. La imaginaba en mis brazos, y la podía acariciar y sentir, aunque lo que más me costaba visualizar era su pelito rizadito, como decía su papá que tenía, y sin embargo veía sus mofletes, sus ojitos cerrados, su manita apoyada sobre mi pecho. Y lo que en un principio me causaba agitación y tensión, después se convirtió en una sensación de paz, de sosiego, con pena, con tristeza enorme, tremenda, pero sin tensión. 
Al final, pude convertir esas sesiones en un momento de poder encontrarme cara a cara con ella y hacerle saber que la quería con toda mi alma. Más que por mí, yo lo que quería era que ella supiera que la amaba, que la amo, y que siempre será así. Ojalá que a través de estas sesiones ella haya podido sentir también esa conexión conmigo y haya podido percibir y recibir todo mi amor. Yo sólo quería que ella lo sintiera. Para mi es duro, pero lo importante era ella, es ella y aquel día no pude, pero he querido de alguna forma intentar compensar esa decisión que me pesaba tanto.

La acupuntura me ayudaba, me ha ayudado a relajarme, a regular de alguna forma el desequilibrio iónico, electrostático, del yin y yan o como puñetas se quiera llamar todo eso, pero el caso es que me siento más equilibrada, y sobre todo he podido sentir esa conexión con mi pequeña.

Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero hija mía. Te queremos.


11 comentarios:

Amapola dijo...

Dice la antigua medicina tradicional china que el shen (el espiritu del corazón), cuando alguien vive una experiencia tan dolorosa y traumática como la que te tocó vivir, se escapa del cuerpo, se va. En términos más occidentales, se dice que entramos en estado shock. En realidad el shen a veces tarda mucho en volver a uno porque el dolor es demasiado fuerte. Me alegra mucho saber que la acupuntura te esté ayudando a sanar esta herida tremenda. Y respecto a tu hermosa Ángela, no dudo ni por un instante que siempre supo/sabe/ sabrá de este amor que le tenés. Estas visualizaciones que intentaste hacer hablan de tu coraje para afrontar el dolor con el cuerpo y el alma. Angela debe ser un alma muy sabia para elegirte como su mamá.
Te abrazo fuerte y gracias por compartir en palabras tu deseo de estar mejor.

Trax dijo...

Me alegro muchísimo de que la acupuntura te esté ayudando a encontrar la paz que necesitas, a equilibrarte y a visualizar a tu pequeña.
No me cabe ninguna duda de que ella sabe que la quieres con toda el alma. Lo sabe desde el momento en que celebrasteis el positivo. Y ella te ha seguido acompañando todo este tiempo, no de la manera que querríamos, pero está muy presente en ti.
Un abrazo fuerte

Unknown dijo...

Dios mio soy nueba en tu blog y ya estoy llorando,que pena mas grande tienes que estar pasando,yo de pensarlo me duele el alma,no te martirices en si tomaste bien o mal la decision de verla, en ese momento es lo que tu corazon te exigia, no pudiste hacer otra cosa,losiento muchisimo por todo lo que has pasado y estas pasando,besote grande preciosa.muakkkkkkkkkkkk

Maria Eugenia Aurensanz - Spiral Áurea dijo...

Hola, María del Mar

Tuvo que ser durísimo tomar la decisión que tomaste. Y en ese momento era la válida y adecuada. No sirve de nada lamentarse después en frío, sólo trae dolor. Y además, no es real.

Estoy segura que tu hija entendió en todo momento que no quisieras verle y además se sintió bien por ello, porque sabe que le quieres y eso es lo que importa.

Besotes.

Opiniones incorrectas dijo...

Tengo una amiga con un caso similar al tuyo (la diferencia es que lo suyo no fue negligencia, su niña traía tres vueltas de cordón, una en la rodilla, y después de autopsia y segundas opiniones quedó claro que no se podía haber evitado que se ahogara) y ella tampoco quiso ver a su peque.
A tu nena la viste en las ecos, viva... una vez que dejó de estar dentro de un cuerpo te quedaste con su esencia real: el alma.

Rath dijo...

Cielo yo tampoco tuve el valor de ver a mis gemelos. Tomé la decisión a pesar de que las personas que atendieron el parto me recomendaran que los viera pero no quise afrontar un momento en el que hubiera tenido que despedirme de ellos. No hubiera podido. Nunca me he arrepentido de no hacerlo porque se que la perdida hubiera sido aun mas dramatica. Al menos el recuerdo que tengo de ellos es precioso porque el poco tiempo que comparti con ellos embarazada me hicieron inmensamente feliz. Un abrazo.

Anusca77 dijo...

Ni si quiera de lejos, puedo imaginar ese dolor, el dolor de ese momento. Se me sigue encogiendo el corazón con vuestra historia. Sólo acierto a decirte querida María del Mar, que tu hija se llevó todo tu amor, y se sintió muy querida en tu vientre, mientras estuvo contigo. Estoy segurísima de que ha sido la niña más amada del mundo y ella lo sintió así.
Un abrazo muy grande, bonita

Anónimo dijo...

Siento mucho lo de tu pequeña nadie se puede hacer idea de lo que duele perder un hijo hasta que te pasa. Hace dos meses y medio nació mi niña y ese mismo día nos dejo es un dolor tan grande yo sí me despedí de mi niña la acune en mis brazos hasta que sólo quedo su cuerpecito y no me arrepiento al contrario aunque fue muy doloroso pero necesitaba despedirme de mi princesa. La vida no es justa.

Anónimo dijo...

Siento mucho lo de tu pequeña nadie se puede hacer idea de lo que duele perder un hijo hasta que te pasa. Hace dos meses y medio nació mi niña y ese mismo día nos dejo es un dolor tan grande yo sí me despedí de mi niña la acune en mis brazos hasta que sólo quedo su cuerpecito y no me arrepiento al contrario aunque fue muy doloroso pero necesitaba despedirme de mi princesa. La vida no es justa.

Mª del Mar dijo...

Hola Amapola. Muchísimas gracias por dejarme tu comentario, por compartir conmigo esas palabras. Y bueno, es cierto que aunque en aquel instante no me dí cuenta, estaba en estado de shock y lo he estado durante mucho, mucho tiempo. Ahora me encuentro mejor y puedo ver y afrontar ciertas cosas que hace unos meses no podía ni imaginar. Cuesta, sigue costando mucho pero lo hago y ojalá que ella de verdad sienta todo mi amor, es lo único importante para mi.
Gracias de nuevo por participar, por compartir. Gracias.
Un beso enorme.

Querida Trax, es mi mayor deseo que ella lo sepa, lo sienta y nunca jamás dude de que aquella decisión fue producto de mi estado, no por ella porque no podría perdonarme que creyera que la abandone, eso sí que me mataría.
Porque realmente fue, es y será la niña más querida, deseada y esperada del mundo para nosotros.
Otro fortísimo abrazo para ti.

Lucha por ser mamá, a ti también gracias por participar de nuevas en mi blog y gracias por tus palabras. Sí, realmente es un dolor horrible, no ya sólo por su muerte, sino el por qué de ella, las horas previas, lo que tuvimos que luchar hasta llegar a ver cumplido el milagro. Sí, es algo que siempre llevaremos en el alma por mucho que vivamos, cada día tenemos que seguir aprendiendo a vivir. Gracias por tus palabras de tranquilidad que aunque penséis que no me sirven, me ayudan y mucho.
Un besito.

María Eugenia, sabes, eso mismo me dijo la psicóloga, pero no puedo evitarlo. Sigue pesando en mi aunque sé que en aquel momento es lo que me salió sin más. Yo estaba fuera de si y no razonaba, ni pensaba, ni sentía. Simplemente, no estaba. Espero que ella, como dices, lo entendiera y que se quedara con todo el amor que compartimos durante los nueve maravillosos meses.
Besos.

Querida Eva, sí, tengo la suerte de haber podido ver a mi peque en las ecos, con seis meses y medio.Preciosa, gordita. Ese es el recuerdo que dice Juan Carlos que debo tener y yo sé que su alma es lo que quedó, sin embargo no puedo evitar pensar que podía haberla acunado, besado, sentido y que ella, a pesar de no estar ya en el cuerpo, no sé, haberlo sentido igual. Esa es mi pena. Pero ojalá que sepa el porqué y que mi decisión fue producto de no saber en aquel momento ni quien era yo.
Ojalá Eva. Ojalá. Gracias. Gracias.
Un besote.

Hola Rath. Gracias por compartir conmigo tu experiencia. Te lo agradezco en el alma. Me has hecho darme cuenta, de que quizás el motivo de no querer verla en ese instante fue por eso, porque no estaba preparada para despedirme de ella. No. Yo la esperaba en mi vida para quedarse, no para irse y por eso quizás no pude, porque era darme de bruces con la realidad.
Aún hoy me cuesta, sin embargo mi dolor, ya con más calma y más serenidad, han podido dejar paso a la prioridad, que es ella. Ojalá pueda entender mis motivos de entonces y darse cuenta como ya he dicho que no podía razonar, ni pensar. La quiero con toda mi alma, y eso es lo que quiero que ella sienta. Gracias y siento en el alma la pérdida de tus hijos. Lo siento muchísimo, porque pase el tiempo que pase, ellos siempre serán parte de nosotras. Un gran beso para nuestras estrellas más gorditas.

Querida Ana Cristina, un millón de besos. Sí, te aseguro que el amor que sentimos por Ángela no sé si será mayor que otros padres puedan sentir por sus hijos, pero si es cierto que nuestro amor por ella, nació desde el mismo instante de saber que estaba creciendo dentro de mi. Desde ese mismo día ya daba igual los años que hubieramos compartido con ella, ese amor no se hubiera podido superar. Porque yo creo, que el amor no se mide en tiempo, sino en intensidad.
Espero que ella así lo sintiera como tu dices. Gracias.
Un beso y abrazo.

Mª del Mar dijo...

Hola Anónima. Lamento mucho, muchísimo la muerte de tu pequeña. Como tú dices, es un dolor indescriptible, que no es superado por ninguno. Ay¡ cuanto dolor. Es que te leo y lo sé. Yo no tuve ese valor, o ese momento de lucidez o esa fuerza y por eso te leo y te imagino y ...... uff. Si te hizo bien, si así lo sentiste me alegro y que tu niña se llevara ese instante junto con el resto de momentos buenos que pasasteis juntas.
No. La vida no es justa. No lo es.
Un gran abrazo.