lunes, 5 de diciembre de 2011

24 DE JUNIO DE 2010

SIN VELAS QUE SOPLAR

Hoy día 24 hace un año que empecé a escribir este blog. Hoy día 24 de junio es mi cumpleaños y como el año pasado y ya todos los que vengan, no lo celebraré. No quiero tarta ni por supuesto velas para soplar, porque no quiero que nunca más quede un deseo pedido sin cumplir. Hoy día 24 de junio cumplo 39 años y es una fecha para celebrar que sigo viva un año más, sin embargo hoy sólo pido pasar un día tranquilo y pensar en lo feliz que me sentí hace dos años cuando sople las velas de mi 37 cumpleaños llevando a mi hija en mi vientre. Hoy también es el santo de Juan Carlos, pero hoy no habrá celebraciones. Sí, saldremos a cenar los dos pero sobre todo y ante todo porque estamos juntos y eso es lo importante.

Nuestros amigos lo saben, y hoy nos llamarán sobre todo para desearnos un buen día y lo pasemos lo mejor posible. Es contradictorio. Porque por un lado uno debiera sentirse feliz por cumplir un año más, por estar vivo un año más con todo lo bueno y lo malo de la vida sabiendo disfrutar o aprendiendo a disfrutar las cosas importantes de ella, pero por otro en los días señalados es cuando uno hecha con más fuerza a las personas que le faltan, con las que tantas ilusiones había puesto, con las que tantos planes habías hecho, y todo lo que hoy celebrarías pasa a un segundo plano porque el día no está completo.

Hace un año un día como hoy, mientras escribía este blog me hinchaba a llorar, pero hoy aunque triste, estoy tranquila, serena, pensando y sintiendo con calma y esperando que hoy desde el cielo mi hija y mi madre, también mi cuñado, puedan sentir esa paz, que al menos hoy quiero como regalo.

Aunque no celebraré nada, si que les he dicho a mis amigos, que me gustaría hacer una cena o comida con ellos en los próximos días porque esos buenos momentos entre ellos y con ellos es lo que da a nuestro día a día un verdadero motivo de felicidad.

Hoy también desde hace un año, recibo muestras de cariño cada día a través de palabras de interés, apoyo, comprensión, ánimo, que también cada día recibo como un regalo y un motivo también para poder levantarme en mis momentos de bajón.

Ángela, mi hija. Mi bebé tú mi angelito eres el mejor regalo para tu padre y para mí, por eso siempre te guardaremos en el mejor de los sitios. El corazón. Te queremos.

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