lunes, 5 de diciembre de 2011

ABRAZOS

ABRAZOS QUE LLENAN EL ALMA
Entre unas cosas y otras, habíamos estado varios días sin ver a nuestros amigos-vecinos y por supuesto a nuestro pequeño ahijado. Como no estamos acostumbrados a estar sin vernos más de tres días, cuando el pequeño nos divisó entre la valla de su casa, empezó a chillar y a querer enseñárnoslo todo señalando con su dedito. Al entrar en la casa casi se tira por las escaleras, estaba tan nervioso que su padre tuvo que cogerle la manita y ayudarlo a bajar. Acto seguido lo cogí en brazos y ¡cómo expresar lo que ese pequeño me hace sentir!, no sé si tiene un sexto sentido además de querernos un montón, o son casualidades de la vida, pero después de los días tan tristes y faltos de ánimo que llevábamos el abrazo que me dio el pequeño me devolvió la vida.

Estuvo como unos diez minutos abrazado a mí. Con su cabecita apoyada en mi hombro y a la misma vez mirando a Juan Carlos y dándole la manita. De vez en cuando me levantaba la cabecita y me miraba y de nuevo volvía a apoyar su cabeza en mí. Al final su madre tuvo que decirnos que pasáramos porque no había forma de que se despegara. Fue emocionante, un subidón de adrenalina, de puro amor. Después ya en la casa, no hacía más que dar vueltas alrededor nuestro. Se iba a las piernas de Juan Carlos o venía corriendo hacía mí para abrazarme. El estaba contento, feliz, pero a nosotros aquel día, como tantos otros, nos llenó el corazón con su alegría, sus abrazos, su cariño. Y a nuestros amigos-vecinos que gusto les daba ver y saber que esos gestos de su hijo nos ayudan tanto.

Ese día recibí también el abrazo cariñoso y emotivo de una persona que se sentía triste y que al hablar conmigo y desahogarse y saber que yo la entendía a pesar de su adolescencia, porque aunque se nos olvide, todos hemos pasado por esa época de rebeldía e incomprensión. Yo la ayudé con mi apoyo, mis palabras y mi comprensión y ella me lo agradeció con ese abrazo que le salió del corazón y que aquel día también me ayudó a llenar el mío.

Mi ángel chiquitín. Quiero besarte, quiero acurrucarte y sentirme de nuevo unida a ti. Algún día Ángela, cada día falta menos. Te queremos.

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